Melilla cerró el año 2012 con un PIB por habitantes de 16.891 euros. En pleno apogeo de la crisis inmobiliaria estábamos por delante de Extremadura y Andalucía. Dos años después, habíamos bajado un escalón.
En 2014, nuestro Producto Interior Bruto descendió a 16.426 euros por habitante. En ese momento fue el segundo más pobre de España, sólo superado por Extremadura.
Pero como siempre se puede estar peor, el año pasado nuestro PIB por habitante se situó en 19.073 euros, lejos de los 26.440 euros de la media nacional. Somos oficialmente los españoles con menor PIB per cápita y éste, como sabéis, es un fiel indicador del nivel de vida de la población. Para que se entienda: los melillenses somos los españoles con el nivel de vida más bajo de todo el país.
¿Cómo lo hemos conseguido? Pues matando la frontera con la famosa reorganización que empezó en los tiempos del delegado Abdelmalik El Barkani; con el acoso a los marroquíes decentes que venían de compras a la ciudad y no les dejaban sacar más de una bolsa de mano por Beni Enzar por orden de la Delegación; con los cierres fronterizos irregulares por motivos desconocidos; con la desaparición de la aduana, ya en la etapa de la delegada Sabrina Moh; con todo eso hemos contribuido al ingente esfuerzo que ha hecho Marruecos en los últimos tiempos por asfixiarnos.
Mientras el Gobierno marroquí se ha dedicado a construir y desarrollar sus puertos, nosotros nos hacíamos masturbaciones mentales con la ampliación del nuestro. Por favor, que somos europeos. Ellos pueden reventar sus reservas naturales y no pasa nada, pero como nosotros toquemos una sola patella, nos caen sanciones por todos lados. El proyecto urgía, era necesario, pero no se pudo sacar adelante y ahora yo no sé si tiene sentido ponernos las pilas. Marruecos nos adelantó por la derecha. Así estamos: aquí la llegada de contenedores se ha desplomado. Y, ojo, se ha llevado por delante los ingresos por IPSI que tenía la Ciudad. Estamos peor que mal.
Y al final, aquí están los resultados. Tenemos el comercio desactivado; media ciudad muerta y la otra pidiendo la extremaunción. Pero lo preocupante no es que estemos jodidos sino que vamos cuesta abajo y sin frenos.
Entiendo que al diputado del PP, Díaz de Otazu, le preocupe que el 4% de la población de nuestra ciudad sean inmigrantes acogidos. Es preocupante, desde luego. Pero yo le invito a que lo mire desde otro ángulo.
Menos mal que aún nos quedan inmigrantes en Melilla, porque si encima nos cierran el CETI o a los subsaharianos les diera por no volver a saltar la valla, perderíamos todos esos puestos de trabajo y los que ha creado la ingente cantidad de ONG que viven en esta ciudad complementando la labor que la Administración no consigue sacar adelante.
Pero es más, si no tuviéramos la presión migratoria que tenemos tampoco nos haría falta reforzar la plantilla de la Guardia Civil en la ciudad o la de la Policía Nacional. Con la frontera cerrada y sin inmigración se acabó el destino Melilla. ¿Para qué iba a hacer falta enviar GRS de los que disparan la ocupación hotelera en la ciudad?
La inmigración, nos guste o no, es hoy una de las principales fuentes de empleo de Melilla. Mejor nos hacemos los zombies, que no está el horno para bollos.
Que conste que entiendo la preocupación del diputado Díaz de Otazu, pero en la situación económica en la que estamos no podemos hacerle ascos a ningún euro, venga de donde venga. Estamos entre la vida y la muerte.
Yo sinceramente creo que a menos que nos convirtamos de hoy para mañana en un paraíso fiscal o a menos que alguno de nuestros políticos tenga una idea brillante de aquí a diciembre, será extremadamente difícil remontar el vuelo y lo digo reconociendo que se hacen esfuerzos.
Los socialistas de Gloria Rojas han conseguido que Melilla sea, después de Madrid, la segunda ciudad con mayor inversión por habitante en el reparto del primer tramo del Fondo Covid. Nuestros 12 millones de euros nos aseguran que a cada melillense le corresponde una media de 182,44 euros. En Ceuta, esta cantidad es de 173,04. Nos han dado casi el triple de lo que recibirá un murciano (67,07 euros). Hay que reconocer que lo han bordado. Ahora hace falta que ese dinero se emplee en crear puestos de trabajo, porque la caridad es pan para hoy y hambre para mañana.
El presidente Pedro Sánchez ha demostrado sensibilidad con lo que ocurre en este rincón de España. No creo que le haya costado mucho darse cuenta de que estamos muriendo de inanición. Estamos parados, en mitad de la nada, con la lengua afuera. Sólo nos falta que por la Avenida una ráfaga de viento arrastre las famosas plantas rodadoras que salen en las películas del Oeste.
Sánchez falla si cree que evitando una visita de los Reyes a Melilla nos irá mejor con Marruecos. No es cierto. Rabat está alineado con Estados Unidos y Reino Unido. Nosotros somos unos apestados y si la crisis de la Covid va a más, podemos despedirnos de la frontera.
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