Llegó a Melilla “hace un año y cinco meses”, según él mismo afirma. Buscaba que el Gobierno de España le concediera “asilo político” ante la persecución que afirma que sufría en Marruecos, su país de origen. Ahora, Mohamed ha recibido la peor noticia posible: las autoridades le han denegado su petición y le han dado un plazo de 15 días para abandonar el territorio nacional. Y esa fecha última se cumple hoy mismo.
Así lo muestra el documento de la Dirección General de la Policía que Mohamed muestra a El Faro: “Si transcurrido el expresado plazo usted no abandona el territorio nacional, podrá incurrir en infracción de la Ley Orgánica 4/2000, pudiendo imponérsele la expulsión del territorio español”. La citada norma es la conocida como Ley de Extranjería.
No volver a Marruecos
“Si España no me da el asilo, que me lo den en otro país, pero no puedo volver a Marruecos”, asegura nervioso este joven de 24 años nacido en Mekines, según consta en los propios documentos que le conminan a abandonar suelo español.
El temor de Mohamed está justificado. Hace algo menos de un año, él y otros marroquíes que habían sido expulsados del CETI al denegarles el asilo en España, rompieron y prendieron fuego a una bandera de su Estado de origen, una forma de afirmar que no había marcha atrás en su decisión de no regresar al país alauita.
“Después de eso, si vuelvo a Marruecos, me caerían diez años de cárcel”, afirma Mohamed. Varios de sus compañeros fueron expulsados pocas fechas después y, según asevera, uno de ellos “está en una cárcel cerca del Sáhara”.
En cambio, él tuvo más suerte. Tras recurrir la denegación del asilo, finalmente fue readmitido en el CETI a finales del pasado abril. Otro de sus compañeros, llamado Badr, tuvo la misma fortuna, pero los demás fueron forzados a retornar al país vecino.
Nueva denegación
El pasado 16 de noviembre, la Dirección General de la Policía resolvió nuevamente desestimar la petición de asilo por parte de Mohamed. “El solicitante no aporta un solo documento acreditativo de la identidad y la nacionalidad alegadas”. El afectado señala que el hecho de que las autoridades no dispongan de su pasaporte marroquí se debe a que alguien se lo “robó” en la calle al poco tiempo de llegar a Melilla.
La orden que le prohíbe la permanencia en territorio español añade que “no hay conexión” entre las alegaciones incluidas por Mohamed en las dos solicitudes de asilo que presentó: una de 2015 y otra de 2016. Según la citada orden, en la primera de ellas no menciona “activismo político alguno”, como causa de la persecución que alega sufrir en Marruecos. Sin embargo, Mohamed asegura a El Faro que el motivo de su solicitud de asilo ha sido siempre el político.
“Nadie me quiere ayudar. Ni Acnur, ni Cruz Roja ni ninguna fundación de las que trabajan en Melilla”, lamenta el joven.
Mohamed recuerda los meses que pasó a la intemperie junto a otros marroquíes que fueron expulsados del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes en febrero del año pasado. “Fue muy duro, pero pensaba que después de volver a admitirme en el CETI, me darían el permiso de salida”.
La suerte del compañero
Como ya se ha apuntado, poco antes de que Mohamed fuera autorizado a volver al centro de inmigrantes, ya se encontraba allí su amigo Badr, otro de los marroquíes que pasaron semanas al raso. “A él si le han dejado irse a la península”, señala contento por la fortuna de su compañero, pero compungido por no poder compartirla.
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