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“Cuando pintamos canalizamos nuestras emociones”

Fátima Pemán (Jerez de la Frontera, 1970), artista plástica licenciada en Bellas Artes y con post grado en Nueva York. Pintora con un amplio bagaje expositivo, llena de inquietudes y siempre inmersa en líneas de investigación pictórica. A la artista le interesa la belleza cuando se manifiesta en lo sencillo, para ella lo sutil es más elocuente que lo impactante. El Faro ofrece a sus lectores esta deliciosa entrevista a la pitora andaluza.

-Usted es pintora, ¿si tuviera que explicar su oficio cómo lo haría?

-Es difícil definir en qué consiste el oficio porque hay dos aspectos a tener en cuenta. Uno es el hecho de ser pintora, de pensar como pintora. El otro aspecto es la profesión, cómo organizar el horario de trabajo, la infraestructura, abastecerse de material y un taller donde poder desarrollar el trabajo. Pero ese no es lo único que se tiene en cuenta como profesional. Además está el hecho de poder formar parte del mercado del arte, exponer, vender y darme a conocer, como en cualquier otra profesión. A mí me interesa más el primer aspecto, el hecho de pensar como pintora, de expresarme en el lenguaje pictórico y de hacerlo desde la capacidad de entender el lenguaje visual, tanto de lo percibido como de lo representado o construido en el cuadro.

-Cada pintor tiene su propio estilo.

-Sabemos que a un artista se le reconoce por su sello, lo que antes llamábamos estilo. En mi caso eso se convierte en un obstáculo, ya que mi trabajo no es –digamos- una manera determinada de pintar, ni siquiera una paleta de colores establecida o una de las muchas maneras de afrontar la pintura. Investigo en distintos campos, coqueteo con lenguajes de diversos tipos, pero siempre partiendo de una intención propia, sin acudir a referentes o adscribirme a una corriente artística. La similitud con esas corrientes o con maestros del arte contemporáneo la obtengo como resultado, por lo que lo percibido en mis andanzas por los museos y salas de exposiciones quizá sean el bagaje para la intuición con la que trabajo. Trabajo desde el proceso, es éste el resorte de mi actividad creativa. Si pinto del natural lo hago a la prima y me baso en los mismos principios que si pinto una composición abstracta.

-No es fácil estar en el mercado...

-En lo referente al mercado le diré que he entrado un poco en él y eso gracias sobre todo a la influencia de un crítico de arte que me apoyó en los primeros años de mi profesión. Ya sabemos que sólo entra en el mercado aquello que está bendecido por los críticos, comisarios y galeristas, y yo he tenido algo de soporte en ellos.

-¿Cómo fomentar la creatividad en un niño?

-Lo mejor es como me ocurrió a mí. Regalarle material de dibujo y pintura, y llevarlo a ver museos y exposiciones. También es importante apreciar lo que hace, guardar sus dibujos y mirarlos con atención, comentárselos para que no se sienta ignorado. Si el niño demuestra vocación que apuntarle a una buena academia de pintura. Hoy en día están las redes sociales donde puede publicar sus dibujos y pinturas y así tener un incentivo para trabajar y hacerlo cada vez mejor. Yo tuve la suerte de tener una tía pintora que me enseñó algunas cosas como los primeros pasos en perspectiva.

-¿Sus padres influyeron a la hora de descubrir su vocación?

Indudablemente. De niña mis regalos por Navidad eran material de dibujo, sobre todo rotuladores, por lo que me sirvió para entender el color. Además me llevaron a ver museos y me pagaron los estudios, desde mi viaje a Florencia, después Bellas Artes y por último la Escuela de arte en Nueva York. Su apoyo me ha acompañado siempre y me acompaña ahora. Son los principales aficionados a mi pintura, y eso lo agradezco cada día.

-¿Qué pintores andaluces del siglo XX le fascinan?

-Pues son pintores que aún están trabajando: Juan Fernández Lacomba, al que considero un mentor, Luis Gordillo, Abraham Lacalle, Miki Leal…

-¿Ser creativo ayuda en momentos difíciles?

-Probablemente. Hay mucha gente dedicada a la arteterapia. Cuando pintamos canalizamos nuestras emociones, pero yo veo aún más importante la satisfacción que se obtiene con el resultado. Un dibujo o una pintura deleita siempre al menos a quien lo hace, por su componente estético y porque deja huella, es un objeto que perdura en el tiempo.

- Como artista le fascinará visitar museos. ¿Qué museo es el que más te ha impactado?

-Más que un museo concreto guardo en mi memoria obras de arte que me han impactado en distintos museos. Mi primera experiencia fue, si no recuerdo mal, en el Prado. De pequeña me perdí dentro y cuando mis padres me encontraron estaba extasiada mirando El jardín de las delicias de El Bosco. En el colegio se preocuparon mucho cuando vieron los dibujos que hice inspirada en el cuadro. Era un colegio religioso y ver a una niña pequeña dibujando desnudos en extrañas posturas fue un motivo para llamarme la atención. Todo quedó resuelto cuando les expliqué que eran dibujos inspirados en El Bosco.

-Jajajaja... qué recuerdo tan entrañable. Usted pintaba maneras, y nunca mejor dicho.

-Recuerdo también mi primera experiencia con Brueghel. Fue en El Museo de Historia del arte en Viena, concretamente Boda Campesina. Estaba de viaje de Interrail y pasé unos días en Viena. En Paris estuve cuando era universitaria una temporada y recuerdo que estuve repetidas veces en el Museo Rodin y en el Museo Picasso. Del primero me impactó especialmente La tierra y la luna; de Picasso un pequeño lienzo de una tauromaquia y la interpretación de la Cruxifición de Grunewald. Otro museo que he visitado en múltiples ocasiones es el Metropolitan de Nueva York, donde pasaba horas dibujando frente a obras de arte. Considero que mi mejor dibujo lo realicé allí, una escultura de Degas desde cuatro puntos de vista. La primera vez que entré a un museo a dibujar fue en la Galería Ufficci. He de decir que de mi estancia en

Florencia me impactó todo, ya que llevaba a mi hermana de guía, por aquel entonces ella estaba terminando sus estudios en la facultad de Historia del Arte. En Sevilla tenemos unos museos con una pinacoteca muy relevante. Mi pasado cumpleaños lo pasé visitando de nuevo el Museo de Bellas Artes donde estuve muy emocionada contemplando obras del Renacimiento. Por supuesto que me dejo muchísimos museos y momentos vividos en ellos en el tintero. Termino con el recuerdo de La Victoria de Samotracia en el vestíbulo del Louvre anunciando las maravillas que he podido contemplar dentro en varias ocasiones.

 

 

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