"Creo que ésta puede ser la experiencia profesional de nuestras vidas"

El pasado 13 de noviembre, catorce agentes de la Policía Local partían hacia Sedaví, una ciudad dormitorio muy próxima a Valencia. Este miércoles, los agentes regresan a Melilla y narrarán, en primera persona, las experiencias vividas en esta localidad, algunas de ellas muy duras.

No en vano ha sido la Policía Local de Melilla la que localizó hace unos días el cadáver de un hombre, aumentando a 10 las víctimas mortales en este ayuntamiento valenciano. Los restos del hombre aparecieron en un descampado situado entre el polígono de aquella localidad de Valencia y las vías del tren.

El Faro habló este martes con el subinspector de Policía Local, encargado de coordinar el operativo de los agentes que se desplazaron hasta Sedaví. Prefiere no dar su nombre porque no “quiere protagonismo”, ya que el protagonismo es de todos y cada uno de los policías que la semana pasada viajaron hasta las zonas afectadas por la riada de la DANA para trabajar sin cesar en turnos de 12 horas.

“Ahora mismo estamos en un pueblo de 11 mil habitantes al sur de Valencia, aunque la llegada a Sedaví fue muy complicada, ya que el acceso fue muy difícil. Cuando partimos de Málaga estaba cerrada al tráfico la A-92 a la altura del aeropuerto, así que tuvimos que bordear y subir por Córdoba. Hicimos un poco más de kilómetros, pero al final llegamos a Valencia sin incidencias”.

Los efectivos de la Policía Local de Melilla pernoctaron estos días en un hotel a las afueras de Sedaví y al día siguiente de su llegada se incorporaron al servicio a las siete de la mañana.

“La situación que nos encontramos es muy difícil de describir. Hay que vivirlo para saber lo que han tenido que sufrir esas personas. El escenario era apocalíptico y la realidad eran entresijos de hierro por todas partes, basura, enseres, todo muy caótico”.

Ante este panorama, lo que más se demandaba era poner un poco de orden en la localidad valenciana y ayudar en todo lo que se precisase.

“Aunque habían transcurrido dos semanas todavía están en fase de recuperación y cuándo veíamos las caras de los ciudadanos, en sus miradas había una mezcla entre tristeza y miedo. Eso es lo que percibíamos, así que lo que intentábamos era empatizar con ellos a través de buenas palabras y una sonrisa”.

“Los efectivos desplazados a Valencia colaboramos en todo lo que estaba a nuestro alcance como ayudar a cruzar la calle con un carrito a las personas que iban al instituto del pueblo que es dónde se centralizó la entrega de víveres, ya que en los supermercados está todo arrasado y no pueden salir a comprar porque tienen que salir de Valencia y dependen del transporte público. Hemos echado una mano en las cosas más pequeñas, pero, por desgracia, también hallamos el cadáver de una persona desaparecida".

La Policía Local de Melilla viajó a Valencia con dos drones: "el alcalde de Sedaví nos los pidió para poder acceder a las zonas más altas del estadio del pueblo y ver aquellos domicilios ubicados a las afueras. En alguno de ellos nos decían que había olores muy fuertes. Con el dron pudimos comprobar que se trataba de un perro que llevaba 14 días en descomposición. Evidentemente, nos encargamos de retirarlo para aportar mayor salubridad a la zona. En un principio, las funciones que nos encomendaron fueron las de fiscalizar las vías de entrada principal al pueblo porque querían era evitar la presencia de muchos curiosos que entorpecen las labores de limpieza”.

El subinspector de la Policía Local nos comenta también que “hicimos muy buenas migas con los bomberos del Algarve porque trabajamos para facilitarles su trabajo, cortando calles, quitando barro… y trabajábamos coordinados de siete de la mañana a siete de la tarde”.

Otra de las labores que se llevaron a cabo fue intentar que los vecinos estacionasen en zonas limpias y pusiesen un cartelito con su número de teléfono para saber que el vehículo está operativo y no se lo llevase la grúa o, en caso de que molestase, poder localizarlo.

La zona del instituto era dónde se centralizaba toda la ayuda al voluntariado: “es el lugar, en el que se repartían los víveres de primera necesidad y había muchas colas por lo que, en alguna ocasión había algún problema. Con lo cual nos encargamos de establecer un orden, pedir que tuvieran paciencia, que se pusiesen mascarilla a la entrada, ya que la situación sanitaria era muy complicada con mucha basura que la gente saca de sus domicilios. En estas zonas hay que tener mucho cuidado con lo que se come, con los olores, las aguas, ya que había una montaña deshechos”.

Tanta era la basura esparcida que en una ocasión fue precisa la presencia de los Bomberos: “había una montaña de deshechos y parecía que estaba incendiándose y el humo que salía era producto de la fermentación y era como una compostadora gigante. Los vecinos alarmados gritaban fuego y no era fuego sino enseres con lodo que se van secando y genera unas condiciones de salubridad pésimas. Justo detrás de esa zona, repleta de barro, hallamos cadáveres de animales”.

Con relación a los saqueos, insiste en que “cuando nosotros llegamos este problema había descendido, ya que los propietarios de los comercios habían buscado fórmulas para sellar sus puertas. Nos encontramos concesionarios abiertos sin cristales y con coches completamente nuevos. Quien no podía sellar la puerta nos llamaba a nosotros”.

Los efectivos de la Policía Local viajaron a Valencia, pensando que su trabajo sería prácticamente de noche, sin embargo “nos dijeron que nos necesitaban mucho más por la mañana y durante la tarde para facilitar las labores de limpieza, aunque al final desempeñamos labores de toda clase e íbamos improvisando soluciones. Por ejemplo, un día una persona mayor, cuya mujer estaba enferma y precisaba pañales, productos de limpieza, comida y no podía desplazarse al instituto, nosotros nos encargamos de elaborar una lista con sus necesidades. Así que fuimos hasta el instituto y le acercamos leche, toallitas, pañales, comida  y el señor se emocionó. Es un pequeño gesto, pero muy importante. Te lo estoy contando y se me está poniendo la piel de gallina”.

Bomberos del Algarve, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, voluntarios estuvieron al pie del cañón, pero el subinspector encargado de coordinar a los agentes melillenses quiere reconocer también el gran trabajo del contingente marroquí: "colaboramos con los camiones destacascadores de tuberías de Marruecos. Había cinco o seis por todo el pueblo que no paraban de trabajar desde la mañana hasta el ocaso. Era impresionante".

Sin lugar a dudas, los agentes nunca olvidarán esta experiencia dramática y gratificante, a la vez: “ha sido muy gratificante poder haber venido y ayudar a estas personas que realmente lo necesitan. Estamos cansados porque han sido seis días trabajando sin parar, pero ese cansancio se suple al sentirte totalmente realizado. Es una experiencia que se elige al ser policía, bombero o voluntario. Un buenos días, un agradecimiento para nosotros significaba mucho”.

Y el hecho de venir desde Melilla tampoco pasó desapercibido: “muchos vecinos nos preguntaban, ¿pero cómo habéis llegado hasta aquí desde tan lejos? cuando veían la pegatina de Melilla se quedaban alucinados y muchas personas se acercaban para comentarnos que habían hecho la mili en Melilla, y era muy emotivo”.

Para este subinspector de la Policía Local de Melilla, curtido en muchas lides, esta vivencia quedará para siempre marcada en su memoria: “creo que ésta puede ser la experiencia profesional de nuestras vidas. Espero que no se vuelva a repetir por algo así porque han vivido un infierno, pero hemos aportado nuestro granito de arena y hemos contribuido a que estos días hayan sido más llevaderos”.

Nosotros también agradecemos a nuestros héroes locales que hayan llevado esperanza a localidades donde este sentimiento es lo único que les queda. La esperanza en un futuro mejor.