El nivel de ventas en los chiringuitos melillenses aumenta exponencialmente debido a que muchos ciudadanos han decidido quedarse este año a disfrutar de las playas locales.
El aumento de bañistas y de un capital que en vez de ser invertido fuera de las fronteras africanas se han quedado dentro de la ciudad ha tomado cuerpo en el beneficio hostelero que no sólo redunda en los restaurantes ubicados en el bloque urbano de Melilla, sino en los chiringuitos ubicados dentro de la playa.
Las comidas preferidas de la ciudadanía para comer a la vera de la playa es la paella, un plato muy suave y digestivo a la vez que sabroso y con sabor a mar, y las sardinas al carbón, típico de la cultura malagueña y sobre todo levantina.
En el Levante español siempre se ha dicho que las sardinas en verano están más sabrosas que en invierno y en otoño. Esto puede ser debido a que en dichos meses del año las sardinas están en época de cría y contienen una cantidad de grasa muy superior al invierno, por lo que tienen más sabor.
Los pinchitos morunos aliñados al estilo melillense también tienen una comida preferencial entre los ciudadanos, pero se suelen consumir a horas más tardías, cuando hace menos calor y entramos en las noches de playa melillenses que son muy concurridas.
Lo cierto es que los chiringuitos en Melilla, ciudad con la que cuenta con dos grandes de estos restaurantes en la arena, le dan mucha vida a la playa y a los bañistas. Debido a que no sólo son lugares para comer o cenar, sino que también lo son y tienen infraestructura para ello, para tomar tapas y una cerveza o refresco. La hueva de diferentes pescados y la corvina, lo mismo que las tapas de calamares están entre los lugares preferenciales de los bañistas locales.
Lo cierto es que el consumo, ya sea por la calidad de los productos o porque a pesar de que los precios en tienda se han disparado mucho y en dichos establecimientos de comer no lo han sido tanto, o porque la asistencia de bañistas en Melilla ha aumentado casi el doble, ha hecho que el chiringuito sea un lugar de moda para consumir al amor de la vista al mar.
Con datos no oficiales ni seguros, fuentes de los mismos chiringuitos revelan que la intención está en derribarlos a final de temporada para hacer otros nuevos, que no serán dos, sino cuatro para el año que viene.
La construcción de éstos es básicamente de madera en sus estructuras externas, lo que le da un toque más sencillo y campechano que también invita al bañista que no suele ir vestido de etiqueta a comer allí y consumir vestido con atuendos sencillos aunque sea muy costosa su consumición.
Lo que sí está claro es que la comida en chiringuito es siempre fresca, sobre todo el pescado que es mimado con la mayor atención y adquirido muchas veces antes de que llegue a lonja. Algunos pescadores lo venden allí mismo de forma directa, aunque esto no es la forma estandarizada de comercio de adquisición del material de consumo.
«Chiringuito» es la forma diminutiva de chiringo, palabra antillana que originalmente se refería a un chorro de agua o chorrito. En Cuba, una forma rudimentaria de tomar el café sin necesidad de cafetera es usando una media como filtro y colar el agua hirviendo, equivalente al café de calcetín o de manga español. El chorro de café que salía de la media era llamado chiringuito, y después los quioscos improvisados con cañas donde se hacía este café también se llamaron así. Los trabajadores de las plantaciones de azúcar o café, al tomarse un descanso decían “vamos al chiringuito”
En España, un chiringuito es un pequeño establecimiento a pie de playa, que ofrece comidas y bebidas, y que posee una terraza o área de mesas al aire libre para sus clientes.34 Por su carácter vacacional, muchos chiringuitos solo abren durante la temporada alta del turismo, que es en verano (o el invierno, en Canarias). Los chiringuitos se han popularizado por todas las costas de España y forman parte del imaginario popular de los habitantes de este país.
el origen del chiringuito en España se encuentra en la villa de Sitges, al sur de Barcelona. En Sitges se asentaron numerosos indianos de la burguesía catalana, empresarios que habían tenido lucrativos negocios en las Antillas y cuando volvían a la península, se hacían construir casas señoriales en hermosos pueblos periféricos, como Sitges. En los bares de la zona, los indianos cuando querían un café decían “Ponme un chiringuito” . En 1943, el periodista César González-Ruano se mudó a Sitges y decidió establecer su ‘oficina particular’ en un bar situado en el paseo marítimo de la villa frente al mar, llamado El Kiosket. En 1949, a propuesta de González-Ruano el bar fue renombrado como El Chiringuito, como homenaje a sus viajes a la isla de Cuba.
La primera referencia escrita de ‘chiringuito’ en relación con un bar de playa se encuentra en Turistes, sirenes i gent del país en el año 1967. de Manuel Costa-Pau, uno de los primeros libros que tratan el impacto del turismo en España, aún en la época franquista.
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