No debe de ser fácil convivir en el CETI en sus actuales condiciones, con una saturación que se prolonga durante meses.
Pero mucho más difícil debe de ser hacer convivir a tan alto número de personas, con costumbres y circunstancias particulares tan distintas. Ése es un mérito que hay que reconocer a los profesionales que cada día trabajan en esas instalaciones y cuya labor habitualmente pasa desapercibida. Aún está pendiente un reconocimiento público de su esfuerzo por parte de los responsables del Ministerio del Interior, que sin ser sus superiores jerárquicos directos sí son, en parte, los responsables de la gran carga de trabajo que soportan cada día. Estos empleados son a quienes hay que agradecer que en el CETI, dentro de esas difíciles circunstancias, continúe reinando la calma en medio de puntuales y periódicos momentos de tensión. Sin embargo, no es justo ni responsable continuar fiando la ‘paz’ en esas instalaciones al sobreesfuerzo y la paciencia de estos trabajadores. Hace falta que el CETI de Melilla reduzca cuanto antes su nivel de ocupación por debajo de su capacidad máxima.
La sobreocupación en esas instalaciones ha dejado de ser noticia en las últimas semanas, en gran medida porque se han reducido las entradas de inmigrantes. Sin embargo, la situación del CETI sigue siendo preocupante. Basta para comprobar hasta que punto es grave con observar qué ocurre en Ceuta, donde hay unas instalaciones similares. En la ciudad caballa saltaron las alarmas el pasado viernes porque su CETI, que puede acoger hasta 512 personas (más que el centro de Melilla), aloja estos días a 700 inmigrantes, la cifra más elevada del año. Allí, con menos de 200 inmigrantes por encima de su capacidad máxima, ya se habla de colapso. Vista desde Melilla, la situación de Ceuta es envidiable si tenemos en cuenta que aquí alojamos a 1.500 inmigrantes en unas instalaciones planificadas para sólo 480. Y la saturación es aún mayor si damos credibilidad a las cifras que manejan los propios inmigrantes, que hablan de más de 2.000 personas.
La convivencia en estos centros no es fácil en ninguna circunstancia, pero lo es aún más en la situación actual, que está a punto de provocar una protesta de sirios en pleno centro de la ciudad. Ayer varios inmigrantes de esta nacionalidad explicaron a El Faro que preparan una protesta en la Plaza de España para la próxima semana. Tal vez no sea necesaria si antes algún responsable del Ministerio comprende que mantener un CETI saturado no es ninguna solución frente a la inmigración ilegal.
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