Opinión

Conociendo nuestras tradiciones: Cruces de mayo

¿De dónde procede la tradición de las Cruces de mayo?

Desde la antigüedad todas las culturas han celebrado la llegada de la primavera con rituales de consagración a los dioses de la naturaleza.

Para las sociedades agrícolas contar con el favor de estas divinidades tenía una importancia transcendental, ya que gran parte de su subsistencia dependía de las cosechas.

En la tradición cristiana se celebra el 3 de mayo la Invención de la Santa Cruz.

En todos los calendarios y fuentes litúrgicas mozárabes, se relaciona la leyenda del hallazgo de la auténtica Cruz de Cristo con Santa Elena.

En el sexto año de su reinado el emperador Constantino se enfrentó a los bárbaros a orillas del Danubio. La victoria parecía imposible a causa de la gran magnitud del ejército enemigo.

Elena, madre de Constantino tuvo una visión: en el cielo se apareció brillante la Cruz de Cristo y encima de ella unas palabras: In hoc signo vincis (con esta señal vencerás). El emperador hizo construir una cruz y la puso al frente de su ejército, que entonces venció sin dificultad a la multitud enemiga.

De vuelta a la ciudad, averiguado el significado de la Cruz, Constantino se hizo bautizar en la religión cristiana y mandó edificar iglesias.

Enseguida envió a su madre, Santa Elena, a Jerusalén en busca de la verdadera Cruz de Cristo.

Una vez en la ciudad sagrada, Elena mandó llamar a los más sabios sacerdotes, consiguiendo la confesión del lugar donde se encontraba la Cruz. En el monte donde la tradición situaba la muerte de Jesús encontraron tres cruces ocultas. Para poder descubrir cual de ellas era la verdadera, las colocaron a un joven muerto sobre cada una hasta que al situarle sobre la tercera, la de Cristo, resucitó.

Santa Elena murió rogando a todos los que creen en Jesús para que celebrasen la conmemoración del día en que fue encontrada la Cruz, el 3 de mayo del 326 (siglo IV).

Las Cruces de mayo en España

Las primeras celebraciones se remontan al siglo XVII con la aparición de las hermandades en torno al símbolo cristiano de la Cruz.

En Granada, por ejemplo, esta tradición tiene un gran arraigo y se vive con gran intensidad desde la conquista de la ciudad por parte de los Reyes Católicos. Al principio se celebraron en los patios de los cármenes árabes. Se levantaban altares con cruces adornadas con guirnaldas de flores, junto a las que se ponían objetos que otorgaban distinción y prestigio. La intención era honrar a la Cruz con las mayores riquezas.

Piezas de cerámica de colores, mantones de Manila y todo aquello que implicaba abundancia. Plantas, frutas, cereales y en definitiva todo lo relacionado con la vegetación típica de esta estación del año.

En torno a las Cruces se reunían amigos y familiares, organizando recitales de baile y coplillas, en las que todas tenían como motivo la exaltación de la Cruz.

Algo que no puede faltar en ninguna Cruz es un pero matao, una manzana pincha con unas tijeras. (Esta tradición pretende justamente eso: cortar todos los “peros” que los visitantes puedan poner al monumento).

“Esta Cruz es muy bonica pero….” ¡Pues no hay peros que valgan, porque con el pero está matao!

Así se cortan las críticas o las opiniones malintencionadas sobre la estética del altar.

También era costumbre poner un brasero de cobre, un plato de loza, o cualquier recipiente en el que los que acuden a visitar la Cruz puedan dejar unas monedas (chavicos) si esta les ha parecido suficientemente trabajada.

Se trataba de una limosna que los vecinos que han elaborado la Cruz debían repartir entre los más necesitados. También era normal ver a los niños fabricar sus propias Cruces portátiles que paseaban por las calles pidiendo “un chavico pa la Santa Cruz.”

Las Cruces de Mayo son una expresión de la cultura popular andaluza. La celebración varía de un pueblo a otro. A lo largo de los años ha sido objeto de estudio y análisis por parte de antropólogos y estudiosos de la cultura popular. En particular se ha investigado el papel de las Cruces como símbolo de identidad y como forma de expresión.

En Melilla, nuestra querida ciudad, también conservamos esta bonita tradición cristiana. Cada año la Consejería de Cultura a través de Festejos, organiza un concurso en el que participan asociaciones de vecinos, culturales, colegios, comercios, particulares, etc.

Espero y deseo que con el paso de los años esta celebración no se pierda, muy al contrario, se expanda aún más. Es labor de todos mantener vivas nuestras tradiciones.

Quisiera finalizar con unos versos utilizados en esta festividad en otra provincia andaluza donde las Cruces de mayo tienen un gran arraigo. Me refiero a Córdoba.

En concreto a una pequeña población al norte, en el Valle de los Pedroches, Añora.

Esta Santísima Cruz

que hoy vemos con tanto adorno,

es la misma que llevó Jesús

el Jueves Santo sobre sus hombros.

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