La popular asegura que no tiene miedo ni de ser eurodiputada ni de ocupar la presidencia de Promesa, aunque confiesa que sí siente respecto por la responsabilidad que puede asumir en estos cargos.
Tiene 28 años, es licenciada en Sociología y Ciencias Políticas y no está en paro. De hecho, se le acumulan los cargos con responsabilidad que le asigna su partido. Sofía Acedo es diputada por el PP en la Asamblea de Melilla, dirige el área de Juventud, preside Nuevas Generaciones, ha aceptado hacerse cargo de la presidencia de Promesa dentro de unos meses y es la única melillense del PP que está en la lista de los candidatos a las elecciones europeas.
Esta joven cree en la política desde hace años y por eso, cuando cumplió los 18, eligió Ciencias Políticas para formarse y estar preparada para este mundo. Confiesa que es una enamorada de los debates. Defiende a capa y espada sus ideas y es una apasionada de la vida parlamentaria. No entiende las críticas personales y no las justifica aunque sabe que es un personaje público. “No todo vale en política”, afirma.
–Cientos de jóvenes buscan trabajo con desesperación y a usted no le falta. Diputada, viceconsejera, presidenta de Nuevas Generaciones, futura presidenta de Promesa y ahora está en las listas del PP para las elecciones europeas. ¿Estos cargos se le han venido a las manos?
–Verá estoy muy agradecida al partido. Son muchos retos los que se van presentando. Pero creo que se debe a que estamos en un proceso de transformación política donde se le está dando mucha importancia a la gente joven. También por las propias exigencias de los jóvenes del país. De alguna manera la política tiene que representar lo que está sucediendo en España. Por eso es importante contar con gente joven que plantee el parecer de los ciudadanos. Con independencia de que ocupe cargos políticos, el más importante, sin lugar a dudas, es el de diputada. Estoy avalada por el voto de los ciudadanos y para mí es el más relevante. Los demás, van y vienen. En un momento determinado te designan para ocupar un puesto determinado, pero es circunstancial. Lo gratificante que es sentirse respaldada y apoyada por los melillenses te lo da el cargo de diputada autonómica.
–¿Ahora viene bien ese proceso de transformación de la política al que hace referencia?
–Lo importante es que no se equivoca la política en esa transformación que está sufriendo a la hora de incorporar a gente joven. Porque nosotros luchamos por lo que los ciudadanos de la calle quieren y por las necesidades de la gente de mi edad. Yo debato desde que me levanto hasta que me acuesto con compañeros de partido para intentar conseguir lo mejor para los jóvenes de Melilla. Seguro que es porque soy joven y tengo espíritu joven. Entiendo las necesidades del colectivo. Me siento a charlar con ellos y eso luego lo traslado al Consejo de Gobierno, a las reuniones de Grupo... Y eso es hacer política. Mientras que la política haga esta función, irá en buena dirección.
–¿No tiene miedo a la hora de asumir lo que llegará en unos meses? Desde la presidencia de Promesa a la posibilidad de ocupar un asiento en el Parlamento Europeo.
–No hay que tener miedo. Uno tiene miedo si no sabe lo que está manejando ni conoce los temas. Pero soy perseverante, la política me apasiona e intento estudiarme los temas en profundidad. Cuando hablo de ellos, lo hago con conocimiento de causa. Por eso no me da miedo. Sí siento incertidumbre y respeto. Tengo ese gusanillo en el estómago porque sé la responsabilidad que hay detrás de todo esto. Hay muchos melillenses que han confiado en el partido y que confían en el Gobierno y ante esto es lo que hay que responder. Las críticas destructivas se dejan de lado y las constructivas se acogen. Pero insisto en que lo importante es responder frente a la gente que te ha legitimado para estar en el cargo que ocupas.
–¿Por qué meterse en la política en estos tiempos con lo mal visto y con las poca popularidad que tiene los políticos?
–Porque me apasiona y me gusta. Lo tenía clarísimo. Empecé la carrera de Sociología y Ciencias Políticas, una doble licenciatura que al llegar a tercero se dividió y tuve que elegir entre una de ellas. Opté por Sociología por aquello de que puede tener más salidas profesionales, pero realmente lo que me apasiona es la política. Es el mejor instrumento que tienen los ciudadanos para conseguir sus intereses. Con independencia de que ahora el político esté infravalorado, hay una crisis de todo. Hablamos de la crisis económica porque es lo que nos toca el bolsillo, pero hay una gran crisis de valores también. Por eso animo a los jóvenes a que se involucren en este tipo de proyectos. Las cosas se cambian desde dentro. Se hace más fuerza. Te escuchan más. No me considero poco crítica, más bien lo contrario. Soy perseverante y muchas veces desquicio al de enfrente porque cuando creo en algo lo defiendo como si no hubiese un mañana. Me metí en el PP porque es el mejor equipo que puede gestionar los recursos públicos del país. Lo tengo claro. Conforme pasa el tiempo y más veo el desprestigio de la política, mayor es mi empeño en demostrar a los melillenses que los políticos tenemos un papel importante en el desarrollo de cualquier ciudad. Confío en la política como medio para cambiar las cosas.
–Muchos jóvenes pensarán que al entrar dentro de un partido se está encorsetando en unas siglas.
–No es cuestión de encasillarse, sino de ser leal a tus pensamientos, a tu criterio y a tu forma de ver la vida. Podría saltar de un lado a otro de la política, pero estaría renunciando a mis valores. Mi criterio estaba identificado con el PP y conforme pasa el tiempo más me siento representada en este partido. Lo que no quiere decir que defienda a capa y espada todo lo del PP. Dentro de un partido hay diferentes pareceres y formas de pensar. De hecho, lo que enriquece al PP es que cada uno de sus miembros tenemos una forma de pensar y la trasmitimos dentro para que luego salga en un documento único. Tenía claro que mi papel estaba en este partido y el día que no lo tenga, me iré de la política. También creo que los intereses personales deben pasar a un segundo plano. Si te metes dentro de un partido debes defender los intereses generales, no los tuyos. Y es que uno de los problemas de la política, y en esta ciudad lo hemos visto, es que han elevado al ámbito político cuestiones puramente personales y eso no lo mantiene nadie. Los intereses personales se deben quedar en casa. No estoy aquí por mi interés. La política será mucho más sana cuando se dejen los intereses personales a un lado.
–¿Le afecta que en las redes sociales la critiquen?
–Al principio lo llevaba muy mal. Pero no hay mal que cien años dure. Piensas de todo porque no entiendes por qué esas críticas. La política es el debate de ideas, pero mi vida personal es eso, mi vida. Mezclar la política y la vida de una persona es desastroso. No le voy a engañar, al principio llevaba las críticas muy mal, pero con el tiempo te vas poniendo una barrera e intentas que esas cosas no te afecten. Aunque a veces es inevitable cuando tocan, sobre todo, determinados temas...
–¿La familia?
–Sí. Eso es horrible. No entiendo que haya personas que justifiquen eso. El fin no justifica nunca los medios. Bajo ningún concepto. Y no todo vale en política. La gente de la calle te dice que como estás en política te tienes que acostumbrar a esto y no estoy de acuerdo. Yo estoy en política, mis hermanas y mis padres no. Y lo que no puede ser es que se metan con todo el mundo. Eso no vale. Eso no es política. Ahí sí me enzarzo en una pelea. A nivel político dime lo que quieras y vamos a debatir sobre las ideas que tenemos sean enfrentadas o no. Pero a nivel personal, no se pueden meter porque no conocen ni la cuarta parte de lo que pasa en mi vida. Lo que no puede ser es que digamos que una persona tiene que aguantar todo porque sea político. Se hace mucho daño y todo te afecta. El día que yo utilice temas personales para hacer política duraré dos telediarios porque ni yo me iba a permitir hacer eso ni mi familia lo iba a consentir. Es muy triste que los políticos comentemos las vida personal de los otros.
–Melilla es tan pequeña que acabas conociendo a todo el mundo. ¿Cree que esto no pasaría en otra ciudad más grande?
–No tiene por qué. Todos pensamos diferente y podemos debatir en una asamblea, en un despacho o en la prensa. Pero si quieres hacer daño de verdad, te vas al terreno personal. Y no lo entiendo. Que haya políticos que estén dedicados a machacar de forma personal al de enfrente para mí es inconcebible. Quizás porque yo lo he pasado muy mal y esos ataques personales y a mi familia no los entiendo. Difama que algo queda...
–Es muy difícil quistarse un sambenito.
–No se quita nunca. Y eso no es justo. De todos modos, espero que sea algo temporal. Para mí estas malas personas acabarán desapareciendo de la esfera pública porque los ciudadanos son los que los van a echar.
–Y dejando esta parte más personal, ¿cree que es el momento de que los jóvenes, aprovechando esta crisis entren en política?
–Es el mejor momento. Lo que necesita la política de nuestro país es una renovación total a todos los niveles. Y qué mejor que las personas que viven el ahora y que además tienen más protagonismo se hagan cargo de estos cambios. También es nuestra hora porque durante mucho tiempo a los jóvenes no se nos ha escuchado. Ahora podemos asumir un papel importante. Es el momento. La vida política está debilitada y es el momento de la savia nueva. Cuando todo está estable no es necesario cambiar nada y es más complicado entrar. En esos momentos se dice eso de ‘más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer’. Pero ahora es el tiempo de los jóvenes. Es un proceso de cambios y el PP, que está en el día a día, lo sabe. Cuando el PSOE hablaba hace unos años de paridad, nosotros ya teníamos a mujeres en puestos directivos y además no tenían que ir por cuota. No me gusta el tema de las cuotas porque entiendo que es una desigualdad. Si se trabaja en todos los sectores para que la mujer adquiera el papel que le corresponde en todos los aspectos, no se pueden poner cuotas. La mujer que esté en un alto cargo debe estar porque es la mejor, porque vale para hacerlo y no porque es mujer. Pero el PP siempre ha considerado estos temas en su estructura. En el PP eres una persona, no hombre o mujer. Aunque sí que a la juventud se le está dando un papel principal.
–¿Por ser joven y ser mujer va a tener que justificar cada paso que dé?
–Pues no sé. Pero si van por ahí las críticas es porque no tienen nada más que comentar. El día que me digan que estoy en mi puesto porque soy mujer y joven tendré claro que no tienen otro argumento político, porque son los más absurdos en pleno siglo XXI. No estoy por ser mujer. Quizás por ser joven se me está dando la posibilidad, pero porque el partido entiende que debemos asumir las riendas. Nosotros somos el presente y el futuro. A quién si no a nosotros les van a dar el relevo. Puedo ir en el número tres de las listas por ser joven, pero el resto de cargos es porque el PP entiende que puedo hacerlo. Me peleo por defender a los jóvenes de la ciudad y si hace falta ‘mato’ por vigilar sus intereses. Me escuchan en el partido y en el Gobierno.
–Si es elegida como eurodiputada, ¿dejará alguno de los cargos que tiene en Melilla?
–Sí. Sobre todo los que tienen que ver con la gestión porque con las citas plenarias ya estaría mucho tiempo fuera de la ciudad. Y hay áreas que necesitan una gestión permanente. De forma continua se recibe a los ciudadanos y hay que ocuparse de esta tarea. Pero hay gente muy válida dentro del PP para hacer estas funciones. No sería un problema.
–¿Se ve como eurodiputada?
–Si algún día soy parlamentaria europea, hasta que no llegue allí no voy a ver el trabajo que se desarrolla, pero sí me veo porque me gusta y es un filón para Melilla. Que una melillense esté allí, será importante para la ciudad.
–¿Más ahora que Melilla está en boca de todo el mundo por la presión migratoria?
–Más ahora. El trabajo parlamentario me encanta. El debate enriquece mucho. Aunque la gente piense que nos estamos matando en un debate son muchas las medidas que salen adelante en estas cámaras. Y sobre todo la labor de gestión del Gobierno es muy importante porque tiene que discutir con la oposición y ver su posicionamiento llevan al Gobierno a llegar a un consenso. Además, estar en un parlamento es tener claro que estás sacando adelante cosas que van a favor del ciudadano y que trasciende a la lucha política.
–¿A dónde quiere llegar en la política?
–Prefiero ir paso a paso. No pensé nunca que iba a tener un papel protagonista, por decirlo de alguna manera, en la política de la ciudad. Son retos que se van planteando, que ilusionan a cualquiera y más si estás aquí porque te gusta y te apasiona este mundo. Me encanta la política y es el medio idóneo para conseguir cualquier cosa. El reto será defender los intereses generales.
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