ALREDEDOR de 7.000 personas, según la Comisión Islámica de Melilla (CIM), asistieron ayer al rezo colectivo con el que se puso fin al Ramadán. Se trata de una cifra que superó todas las expectativas posibles, y eso pese a que muchos ciudadanos decidieron marcharse el día anterior a Marruecos para celebrar allí el Eid al-Fitr o Pascua Chica. Megafonía, decoración y esterillas para rezar. Todo estaba preparado para la gran fiesta que supone el término del Ramadán, que en esta ocasión duró un día menos de lo que suele porque, aunque empezó un día más tarde que en Arabia, concluyó el mismo día. Por lo demás, cabe destacar que hombres y mujeres, niños y niñas y ancianos y ancianas de todas las partes de la ciudad se acercaron a participar en la fiesta común que suponía el final de este mes tan especial para la comunidad musulmana. Como novedad, el imán Mohamed Bachaou proclamó íntegramente el sermón en castellano para que todo el mundo pudiera entenderlo, incluso aquéllos que no hablan chelja. En su discurso, vino a poner de manifiesto la importancia de esta fiesta y del rezo colectivo en comunidad. Destacó, sobre todo, el énfasis que puso en transmitir un hermoso mensaje de unidad y fraternidad entre la variedad de culturas que pueblan la ciudad. De similar forma se pronunció el presidente de la CIM, Farid Abdel-lah Amar, para quien Melilla supone un ejemplo para el resto del mundo. Lo importante, como bien se indicó, es continuar con esta paz y esta armonía una vez acabado el Ramadán y que Melilla sea, para siempre, el lugar que siempre fue y donde no importa el credo de cada uno, porque todos son aceptados de la misma forma por sus semejantes. Ese es el mensaje del Islam que pidió fomentar, sin importar de qué época del año estemos hablando. La gente, gozosa de haber superado este mes, lo celebró también en sus casas como se merece, siempre en compañía de la familia. En un par de meses, a mediados de junio, les espera su fiesta más grande, el Eid al-Kebir o Fiesta del Sacrificio.