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“Con la menopausia se van descalcificando los huesos: una caída tonta puede acabar en fractura grave”

La menopausia es un momento de la vida de la mujer en el que inicia una nueva etapa vital conocida como "climaterio": la transición entre la fertilidad y la vejez. No es una enfermedad pero es una etapa de grandes transformaciones físicas y psíquicas. Para entender todo este proceso y sus consecuencias El Faro entrevista a Isabel Brotons, especialista en Ginecología y Obstetricia en la Clínica Universitaria de Navarra.

 -La menopausia es el momento que marca el final de los ciclos menstruales. Se diagnostica después de doce meses sin regla. Es un proceso biológico natural...

-La menopausia es el cese la función de los ovarios de la mujer y cese de la producción hormonal de estrógenos y progesterona, que son las hormonas femeninas. Esta pérdida de hormonas provoca cambios en la mujer a distintos niveles, fundamentalmente del cese de la regla.

-¿A qué edad se produce este cambio hormonal en el cuerpo de la mujer que provoca cambios a nivel genital?

-Esta época de transición se puede dar de los 45 a los 55, antes de las 45 es considerada menopausia precoz. La mayoría de las mujeres, en torno a los cincuenta años, se encuentran en esta situación.

-El estado de ánimo de la mujer menopáusica es un vaivén constante de sentimientos. Se pasa de la alegría a la tristeza en cuestión de segundos...

-Efectivamente, se produce en la mujer con menopausia una alteración de los estados de ánimo. Se está irascible y nota que no reacciona igual que siempre ante las cosas, que está baja de ánimo. Se podría confundir con una depresión, pero hay que vigilar este tema para que no derive en ello.

-La pérdida de la regla es el síntoma más evidente que nota la mujer menopáusica, el cambio más evidente que la mujer nota. Primero desarreglos hasta llegar, paulatinamente, a la pérdida total de la menstruación. Doctora Brotons, otros síntomas derivados de la falta de hormonas serían...

-Pues serían sofocos, golpes de calor, sudores por la noche, insomnio o despertar de madrugada desvelada, sensación de estar hinchada, facilidad para ganar peso y dificultad para perderlo. A veces, un poco de tensión mamaria (como cuando se está embarazada), disminución drástica de la líbido, la piel se vuelve más seca, cabello más crispado... A falta de estas hormonas, a nivel genital, empieza a parecer una atrofia vaginal, que es una sequedad del tejido de la misma.

-Los síntomas que ha detallado previamente son todos pasajeros... menos uno, que si no se trata podría alterar la calidad de vida de la mujer.

-Sí, los sofocos y alteración de estados de ánimo duran entre dos o cuatro años. El único síntoma que no se pasa y, lo es más, que es permanente y progresivo, es el de la sequedad vaginal. Es importante tratarla porque, de no tratarse se atrofia y cuando está muy avanzada la sequedad, se puede llegar a padecer lo que los ginecólogos llamamos el síndrome genitourinario en la menopausia.

-¿En qué consiste este síndrome y por qué se denomina de esa manera? ¿Cuáles serían, pues, las consecuencias de no tratar la sequedad vaginal a tiempo?

-Este síndrome consiste en molestias a nivel genital y se llama así porque, por la propia sequedad, se pueden notar síntomas similares a la infección de orina sin serlo verdaderamente. Esto se debería a que la uretra -que es el conducto que lleva la orina desde la vejiga al exterior-, está cerca de la vagina que está irritada y sensible, se puede notar del mismo modo sensación de ardor como cuando se padece infección de orina.

-Dicho ardor, entonces, es similar a la infección de orina...

-Exacto, los mismos síntomas de esa infección sin que se padezca realmente, simplemente se da por la sequedad vaginal. Añadiría también que la vagina, en edad menopáusica, es más propensa a infecciones.

-Al hilo de esta conversación, noto que estamos ante una nueva etapa en la vida de la mujer para la que conviene estar informada y que habría que tomar las medidas oportunas para mejorar la calidad de vida.

-Es un tema que efectivamente está ahí, puesto que la mujer, de los cincuenta a los sesenta y cinco, está muy bien a nivel físico: es una mujer que está activa y trabaja. Está, si tiene pareja, activa sexualmente, pero convive con este cambio que se ha producido a nivel de su intimidad.

-¿Las relaciones sexuales de la mujer se condicionan?

-La vagina se vuelve seca y menos elástica. El tejido vaginal se va transformando a un tejido atrófico, lo que se traduce en una menor elasticidad y es cuando la vagina no es capaz de autolubricarse como en la edad fértil. Esta situación condiciona las relaciones sexuales y, fuera de ellas, la mujer puede notar tirantez, escozor... y, si no se trata, la vagina, se estrecha, las relaciones sexuales se vuelven complicadas (aparece la dispareumia, o sea, dolor en las relaciones sexuales) o incluso se vuelven imposibles. La visita al ginecólogo se convierte de la misma manera en una pesadilla para la paciente.

-¿Qué posible tratamiento recomienda para la disminución del deseo sexual en la menopausia? Es un tema que preocupa a mujeres que rondan los cincuenta años...

-La líbido es una de las cosas más difíciles de mejorar a nivel médico en la menopausia porque no es un problema orgánico que se cure con medicamentos o una operación. Es algo que tiene relación con las hormonas y con el tema psíquico. Influye mucho que la mujer, en la menopausia, suele tener una bajada de autoestima por su cambios físicos  y puede no está segura de si misma. Las mujeres no se gustan a sí mismas y les cuesta aceptar los cambios que se han producido en su cuerpo.

- Y si fuera de las relaciones la sequedad les molesta, ¿qué aconseja?

-Un tratamiento de base para la sequedad vaginal, que hay varios escalones, el más básico de los tratamientos para la sequedad vaginal es un hidratante, el cual calma la molestia pero no produce una regeneración del tejido, sería como un hidratante facial para el rostro, te levantas por la mañana con la piel tirante y te pones crema hidratante pero el día siguientes te la tiene que volver a aplicar.

-Si el tejido presenta cambios muy notorios y las molestias son fuertes, ¿qué recomienda?

-En este caso se aconseja aplicar crema hidratante con hormonas (estrógenos), que regenera el tejido si se utiliza de manera constante volviéndolo más elástico y con capacidad de autolubricarse. El tejido volvería a ser parecido a cuando la mujer estaba en edad fértil. El tejido vaginal mejora con este tratamiento en tres meses.

-Qué maravilla...

-Efectivamente. Pero este tratamiento está contraindicado para las mujeres que hayan padecido cáncer de mama dependiente de hormonas (que suelen se la mayoría de cánceres de mama). Estudios han demostrado que la crema vaginal se absorbe a nivel local y la dosis de hormonas que se absorbe a la circulación sanguínea y que llega al resto del cuerpo, es mínima. Así y todo, el riesgo, aunque es mínimo,   suele dar respeto dar crema con hormonas a estos pacientes.

-¿Alternativa para estas mujeres que han padecido un cáncer de mama?

-Para estar mujeres que han tenido cáncer, y para todas en general, se recomienda el láser vaginal. Se trata de procedimiento sencillo: introducir un cilindro en el interior de la vagina que, al ir retirándolo, va disparando láser que actúa a nivel de la vagina. El resultado es que el tejido, de esta forma, se regenera, se vuelve elástico, y con capacidad de autolubricarse.

-Esta técnica es ambulatoria y sin necesidad de cirugía

-Sí, lo hacemos en la consulta. Permite estimular la producción de colágeno de la zona íntima, por lo que tonifica los músculos, mejorando, de ese modo, la elasticidad de las paredes vaginales. El láser vaginal es muy cómodo porque, a diferencia de la crema con hormonas, que hay que aplicarlas todos los días y lleva tres meses para poder notar un cambio, éste se hace en tres sesiones, una vez al mes. La mejoría es enorme; el efecto dura un año y hay que volver una vez año para hacer una dosis de mantenimiento.

-¿Cómo puede mejorar la calidad de vida de una paciente menopáusica si sigue los consejos del ginecólogo?

-Con la menopausia, uno de los cambios más importantes que ocurren al dejar de haber estrógenos es que se van descalcificando los huesos.

La mujer está diseñada, en edad fértil, para que, con esas hormonas, funcione todo el organismos: cerebro, huesos intestinos... Cuando desaparecen esas hormonas, empiezan los cambios. Un cambio importante es que los huesos, cuando se empiezan a descalcificar, puede aparecer una descalcificación débil, osteopenia (descalcificación débil del hueso, pues las personas tienen menos minerales óseos en los huesos y, por ende, una menor densidad y masa) o, una descalcificación más grave, la osteosporosis, que no da síntomas y se puede convivir con ella, pero que podría provocar que, una caída tonta, pudiera acabar en una factura grave.

-¿Qué vitaminas tomar para prevenir esta descalcificación natural propia del envejecimiento...?

-Para que la descalcificación, propia del envejecimiento, se ralentice, hay que tomar calcio a diario, que se encuentra en los lácteos y derivados. Para que el calcio se absorba y se pegue en los huesos hace falta la acción de la vitamina D (se genera con exposición al sol diario al menos de quince minutos en una zona diaria que puede ser el antebrazo, no hace falta que sea la cara).

-En el norte de España donde sale poco el sol, se recomienda tomar suplementos vitamínicos pero en la ciudad de Melilla el sol calienta.

-Efectivamente. Es muy bueno entonces también para los huesos caminar a paso ligero unos cuarenta minutos al día porque, está demostrado, que el traqueteo de los huesos (el golpeteo de unos con otros), los regenera.

-¿Por qué no se habla mucho de este tema? Es tabú, cuando estamos ante un proceso biológico natural. Las mujeres tienen miedo a decir que las relaciones sexuales no son como antes, que su cuerpo ha cambiado...

-No se habla de este tema, es tabú. No está bien visto, es un poco estigmatizante porque se asocia al envejecimiento cuando realmente es un hecho que una mujer de cincuenta años puede estar estupenda a nivel físico. Las relaciones sexuales de cada persona es un tema súper íntimo, cuando van bien o cuando va mal. Pero yo noto en las paciente que los cambios que se han producido les preocupan: las relaciones sexuales que empeoran por la sequedad vaginal y la disminución de la líbido. Por eso creo que, cada vez, es menos tabú.

-Así lo veo yo también. Hoy día una mujer de cincuenta es joven, dinámica, llena de proyectos y esperanzas... yo me encuentro entre ellas.

-La mujer, a los cincuenta, se encuentra en un momento de vida muy bueno a nivel de pareja, los hijos son mayores y se empiezan a emancipar y se pueden dedicar más tiempo a ellas mismas y a su pareja. Pero notan, al mismo tiempo, esos cambios a nivel de intimidad, tanto físicos como psíquicos, con su pareja y se preocupan. Es importante acompañarlas en esta época de transición, paliando los síntomas que puedan ir teniendo.

-Hablar de las relaciones sexuales con un médico no es sencillo... da pudor.

-Soy bien consciente de ello. Por eso no hay que esperar a que la paciente empiece a contarlos. Como ginecóloga sé que estos tipos de problemas son típicos y universales (le pasa a todas las mujeres del mundo). El ginecólogo ha de adelantarse preguntando y no esperar a que a paciente lo manifieste, porque podría ser que se fuera de la consulta y no dijera nada de lo que le pasa realmente.

-La mujer de cierta edad (por todos los cambios psíquicos y físicos que hemos ido desgranando a los largo de esta entrevista) se da cuenta de que se ha "apagado" un poco, ¿como se podría mejorar la relación sexual?. Especialmente cuando ella no quiere descuidar su relación en ningún aspecto.

-Las mujeres están activas a los cincuenta como he señalado anteriormente, pero con los cambios que también he explicado. Hay que paliar la sequedad y tratar la disminución de la líbido de forma médica. El ginecólogo debe acompañar a las pacientes para que acepten los cambios que están experimentando (muchas veces no se gustan a sí mismas por los cambio que se han producido en su cuerpo) y para que todo ello no suponga una caída de autoestima muy grande en la mujer menopáusica.

 

 

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