El 26 de septiembre la UFP ya denunció el hecho, y apuntó que éste podría ser el lugar por el que accedían los menores, aspecto que el delegado asegura que no se puede confirmar. Tras casi dos meses y medio de pesquisas, todo apunta a que la primera denuncia que realizó la Unión Federal de Policía (UFP), respecto a que había un butrón en la valla fronteriza por la que accedían a Melilla los menores, era la acertada.
Al menos, así se deduce de las palabras del delegado del Gobierno en la ciudad, Antonio María Claret, quien el pasado martes reveló ante los micrófonos de RNE, que las últimas entradas de menores por la frontera podrían haberse producido aprovechando una rotura de la valla fronteriza.
Claret, de todas formas, no confirmó este hecho, aunque sí la existencia de ese hueco en la valla, como ya denunció el 24 de septiembre de este año la UFP y que el delegado había negado al menos en una ocasión, eludiendo hablar del asunto en otras.
En concreto, la asociación explicaba en unas declaraciones realizadas a El Faro y que se publican en su edición del pasado lunes 26 de septiembre, que ese butrón se encontraba en la parte de la frontera que discurre por el Arroyo Mezquita, en dirección al Dique Sur, un sector ubicado en la llamada ‘tierra de nadie’, a unos metros de donde está situada la parte española de la frontera.
La investigación, sin embargo, se inició unas fechas antes, a partir del día 22 de septiembre, ante la petición de la consejera de Bienestar Social, María Antonia Garbín, quien alertaba sobre la creciente llegada de menores marroquíes a Melilla, lo que estaba motivando una saturación del centro de La Purísima.
La consejera hablaba entonces –y así lo recoge El Faro en su edición del 22 de septiembre– de que en apenas dos días habían entrado en Melilla 15 menores, algunos de los cuales aseguraron que lo habían hecho por el paso fronterizo de Beni Enzar.
Ante este hecho, que calificó de “muy preocupante”, se iniciaron los contacto con la Delegación del Gobierno para, entre la Policía Nacional y la Local tratar de esclarecer tanto el repunte en unas fechas poco habituales, como el punto por el que accedían a la Ciudad Autónoma.
Un día después, el 23 de septiembre, la consejera demandó que se reforzara la vigilancia en la frontera para evitar la entrada de menores, tras producirse un nuevo acceso, en este caso de seis inmigrantes, quienes indicaron que habían llegado a pie por los puestos de Beni Enzar y el Barrio Chino.
En esta misma jornada, fuentes de la Guardia Civil reconocían que era todavía una incógnita el lugar por el que accedían los menores, aunque apuntaban como posibilidad los puntos ciegos de la zona del Dique Sur, matizando, sin embargo, la dificultad de acceso por este punto, al estar “permanentemente vigilada”.
La investigación seguía su curso y tras una nueva entrada masiva, en esta ocasión el 23 de noviembre. El delegado del Gobierno aclaró que no se había detectado ningún agujero permanente en la valla fronteriza y que si los inmigrantes trataran de romper la valla, la Guardia Civil tardaría apenas unas horas en descubrirlo.
A día de hoy, la investigación sigue abierta habida cuenta de que como reconoció el delegado el lunes, no es seguro que los menores hayan entrado por ese hueco existente en la frontera, que ahora sí, tras casi tres meses, se reconoce su existencia como denunció la UFP.
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