Sociedad

Cinco años de la muerte de Emin y Pisly: “Lo que más nos duele es imaginar el infierno que pasaron en sus últimos minutos de vida”

Este sábado se cumplen cinco años del fatídico 27 de octubre de 2013. Fue el día en que la Marina Real marroquí arrebató con disparos la vida de los melillenses Emin y Pisly, que ahora tendrían 25 y 29 años. Sus padres, Dris Mohamed y Abdeslam Ahmed, lamentan que, pese al tiempo transcurrido, el caso continúa en “el punto cero”. No ha habido una comunicación oficial para aclarar las circunstancias en las que murieron los hijos, pero ellos no se cansan de repetir que fueron asesinados. El por qué sigue siendo una incógnita. “Lo que más nos duele es imaginar el infierno que pasaron en sus últimos minutos de vida”, comparte Dris. Lo dice con sus ojos entrecerrados, como si estuviera viendo la escena.

Los padres de los dos jóvenes cuentan que prometieron a sus hijos que no descansarían en paz hasta dar con la verdad. Tienen demasiadas preguntas y por ahora nadie les responde: por qué secuestraron el futuro de Emin y Pisly; dónde están sus pertenencias; por qué el Gobierno español no ha presionado lo suficiente para que este caso se lleve ante un juez. “Marruecos mata y España calla”, sentencia Abdeslam, como contestándose a sí mismo. “Sabemos los nombres y los apellidos de los asesinos de nuestros hijos; ellos mismos lo confesaron y así se refleja en un atestado de la Gendarmería, que se hizo cargo del caso. ¿Por qué no han sido juzgados después de cinco años?”, interpela este padre.

Así es como han transcurrido estos cinco años sin Emin y Pisly: entre preguntas y recuerdos; entre indicios y especulaciones. Abdeslam y Dris no creen que sus hijos huyeran de la Marina Real marroquí. Tampoco que ese fuese el motivo por el que recibieron 41 disparos. “Eso es todo mentira”, se dicen entre ellos. Después de un lustro investigando por su cuenta, “tocando puertas y ventanas” para tratar de contrarrestar el silencio oficial, han llegado a la conclusión de que sus hijos fueron “testigos de algo” cuando navegaban con su embarcación en aguas de Punta Negri.

“Si los niños estaban huyendo porque tenían algo que esconder, supuestamente, ¿por qué no dispararon a la goma de la zodiac?”, se cuestiona Dris. Así, insiste, las autoridades hubieran podido detenerlos en el caso de que Emin y Pisly estuvieran cometiendo alguna actividad ilegal. “Mi hijo tenía una circunferencia en el cuello de cinco centímetros”, expone el progenitor de Emin. “Al mío, con dos disparos, le desapareció casi la mitad del estómago y parte del hígado”, agrega el progenitor de Pisly. Basándose en la rudeza de las lesiones mortales, ambos se han convencido de que el tiroteo debió efectuarse a una distancia muy corta. Demasiado para tratarse de una persecución.

Dris y Abdeslam están plenamente seguros, cuentan, de que los 41 disparos de la Marina Real marroquí formaban parte “de un montaje”. Apuntan que con tres terminaron con la vida de sus hijos. Los 38 restantes sirvieron para fingir que efectuaron cinco tiros a modo de advertencia, y los demás para detener a los jóvenes en su supuesta huida del Cuerpo de Marruecos. Esta es la hipótesis que, cinco años después del suceso, los padres de Emin y Pisly se han construido a base de indicios y de aquellos flecos de la historia que se han quedado sueltos, pero que deben tener alguna explicación.

Uno de estos agujeros negros tiene que ver con el hecho de que los familiares no hayan recibido las pertenencias, entre ellas, los dispositivos móviles de los dos jóvenes. “Puede que grabasen algo con los teléfonos y por eso no puedan entregárnoslos”, ponen de manifiesto, tratando de darle un sentido. Tampoco ven lógico que, si Emin y Pisly cayeron al mar tras recibir los disparos, los pasaportes de ambos no mostrasen ningún tipo de desperfecto ni de rugosidad en sus páginas: “Creemos que los niños llegaron a entregar la documentación a los militares y que fue después cuando les dieron una brutal paliza y los asesinaron”.

Los primeros que quieren “dar carpetazo” a este asunto son Abdeslam y Dris, aseguran. Pero antes tendrán que encontrar las respuestas de todas las incógnitas que llevan años quitándoles el sueño. No es fácil para ellos acudir cada mes, como hoy lo harán, a la cita en las puertas del Palacio de la Asamblea para que el caso de sus hijos no caiga en el olvido. “¿Qué padre podría descansar sin saber por qué asesinaron a sus hijos?”, se plantea Dris. Todo son preguntas para estos padres.

“Estamos seguros de que algún día se hará justicia por el asesinato de nuestros hijos”

Muy cerca de la cafetería que regenta Dris, en la Avenida Duquesa de la Victoria, hay un solar que está abandonado. En uno de sus muros, que da hacia el negocio, hay escrita una frase: “No tengo fuerzas para rendirme”. Después de cinco años sin Emin y Pisly, esa es la sensación que les queda a sus padres. Abdeslam y Dris continúan dispuestos a llegar al fondo de este asunto, a ir a donde haga falta, con tal de saber qué pasó realmente el día que arrebataron la vida de sus hijos: “Estos años han sido eternos para nosotros, para las dos familias, pero estamos seguros de que algún día se hará justicia por el asesinato de Emin y Pisly”.

Esa convicción es lo que les queda a los padres de los dos jóvenes que murieron abatidos por los disparos de la Marina Real marroquí. Abdeslam y Dris no dudan de que muchos de los políticos que no se atreven a mirarlos cuando se cruzan con ellos por la calle piensan que algún día se cansarán de protestar y de hacer ruido, que pasarán a vivir su dolor en silencio. “Eso no pasará, no nos vamos a rendir porque creemos en la Justicia, tanto en la terrenal como en la divina”, les aclara el padre de Pisly.

Ellos se prometieron que, mientras no se aclare la verdad, seguirán concentrándose en las puertas del Palacio de la Asamblea cada mes, como harán esta misma mañana, a las 12:00 horas, en la víspera del quinto aniversario de la muerte de sus hijos. “Ya que en su día, cuando ocurrió todo, no se guardó ningún minuto de silencio por Emin y Pisly, nosotros seguiremos haciéndolo porque no merecen caer en el olvido”, apunta Dris.

Pese al tiempo transcurrido, los familiares de los dos jóvenes melillenses siguen “sintiéndolos muy cerca”. Son demasiados los recuerdos de sus hijos y cada día se habla de ellos en casa. Mantienen sus pertenencias casi intactas, reconocen, como esperando a que regresen. “El coche de Pisly lleva cinco años sin moverse, aunque hace poco su hermano le dio una vuelta para ponerlo a punto, pero ahí está, nunca se coge; y cada vez que veo su moto, me da la sensación de que en algún momento se arrancará y luego vendrá él por las escaleras”, comparte Abdeslam con una media sonrisa.

Emin y Pisly eran dos jóvenes que “estaban llenos de vida”, como comenta Dris. Sólo tenían 20 y 24 años. Estos padres insisten en que no buscan un conflicto con Marruecos. Al contrario, agradecen a la Gendarmería que se hubiera hecho cargo del caso porque, de lo contrario, están seguros de que aún estarían buscando a sus hijos. “Dentro de lo malo, nuestra suerte ha sido que los hemos podido enterrar dignamente, vamos a verlos al cementerio y hablamos con ellos”, comenta Abdeslam. Porque si hubiera algo peor que perder a un hijo, recalcan, sería no encontrarlo.

Los padres de Emin y Pisly serán recibidos en el Ministerio de Asuntos Exteriores en un mes

Los padres de Emin y Pisly, Dris y Abdeslam, han encontrado en la delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, un apoyo que no sintieron con su antecesor, el popular Abdelmalik El Barkani. “Ahora estamos viendo una luz que antes no veíamos”, sostienen. Según explican, hace unos días se les comunicó que en un mes, aproximadamente, viajarán a Madrid para ser recibidos por responsables del Ministerio de Asuntos Exteriores y tratar el caso de sus hijos. Lo único que falta para que ese encuentro se produzca es que se decida la fecha. “La delegada se comprometió con nosotros y nos ha cerrado esta cita”, dice Abdeslam, agradecido con los gestos que Moh ha tenido con ellos desde que tomó posesión de su cargo.

“Nosotros hemos intentado contactar con todas las personas que han venido a Melilla: nos ha recibido José Manuel García-Margallo, el ex ministro Jorge Fernández Díaz... lo intentamos también con Rajoy, pero casi nos detienen”, recuerdan. Estos padres tienen la sensación de que muchos políticos se han reído de su dolor. Abdeslam reconoce que únicamente perdió los nervios en una ocasión con el ex delegado, cuatro meses después de que Emin y Pisly fuesen tiroteados. “Hay un vídeo, en la puerta de los juzgados, y cuando me veo no me reconozco. Fue un encuentro que no estaba premeditado y me extralimité, pero no me arrepiento porque fue lo que sentí en ese momento”, subraya, casi un lustro después. En todo caso, lamentan que los acusen de politizar la muerte de sus hijos, cosa que ambos padres niegan: “Nosotros no tenemos ningún tinte político, solo estamos pidiendo justicia”.

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