El cierre de la frontera desvía el flujo migratorio hacia nuevas vías

El cierre de los puestos fronterizos entre Melilla y Ceuta con Marruecos ha dado como resultado que los inmigrantes que solían pasar por ahí, hayan buscado nuevas rutas alternativas para salir de su país.

En un informe especial de ‘Border Violence Monitoring Network’, escrito por las organizaciones Disinfaux Collective, No Name Kitchen y Solidarity Wheels.

“Arrastrarse por el sistema de alcantarillado para eludir la frontera es una táctica menos común. Sin embargo, esta diversificación del tránsito representa el agotamiento de todas las opciones posibles ante fronteras cerradas. Debido a los altos riesgos de intentar para escalar las vallas o nadar alrededor del puertos, y el ciclo de captura, violencia y remoción, las personas se ven obligadas a cada vez más rutas peligrosas” expusieron.

En el informe también han compartido testimonio y uno de ellos tiene lugar en el alcantarillado. “Entramos en Melilla pasando por las alcantarillas, yo y cinco amigos. Abrimos la tapa que cierra el alcantarillado y entró. La seguridad del puerto marroquí nos vio, así que teníamos que ser rápidos. Era mi segunda vez, así que tuve que liderar el grupo. Fuimos muy rápido porque las autoridades sabías que estábamos allí. No queríamos que nos atrapasen. Cada uno de nosotros tenía una linterna en nuestra boca porque necesitábamos nuestras manos para gatear. La primera parte fuimos de pies y manos, la segunda parte tuvimos que movernos como una serpiente porque las tuberías están muy estrecho. Y están llenos de suciedad, mierda, orina botellas, desechos, ratas, cucarachas. Huele muy mal y está oscuro, tan oscuro. Estaba muy asustado. Despues de 5 horas lo hicimos. Salimos en Melilla. Yo estaba tan feliz. Esta vez no me atraparon”, relató para el informe un joven marroquí de 21 años.

‘La Crisis de Mayo’

En el informe, se reporta casos de devoluciones sumarias en varias ocasiones junto a testimonios, tanto de los inmigrantes como de los miembros de las distintas ONG. El hecho más señalado en el último año fue ‘La Crisis de Mayo’, en la que miles de inmigrantes cruzaron la frontera de Ceuta, siendo esta una táctica de Marruecos con el fin de presionar a España para reconocer al Sáhara Occidental como suyo. Esa presión, aunque en menor medida, se sintió en Melilla, donde cientos de personas intentaron acceder esa semana a la ciudad.

En el informe señalan que tras estos sucesos, la violencia en la frontera se ha hecho sistemática. “Las fronteras de Ceuta yMelilla representan una violencia incrustada contra personas en movimiento, ambos demostrados por el eventos de mayo de 2021 en adelante”, señalan en el informe. “Los acontecimientos de mayo sencillamente han hecho sistemático uso de violencia física e institucional que controla e inhibe a las personas en movimiento, y consecuentemente Europa, más visible dentro del español territorio”, apuntan.

Recalcan que esta violencia contra la población migrante por parte de Europa no solo se traduce en las actuaciones ejercidas por sus propias autoridades, sino también por las marroquíes. “Esta es una violencia que también suele ser ocultada en las zonas fronterizas, llevadas a cabo por las fuerzas policiales y militares marroquíes en nombre de y financiada por la Unión Europea”, expresaron en el informe.

Además, subrayan que la situación viviva en Ceuta y Melilla cubre la “el dramático cambio que ha tenido lugar en estas regios tras el cierre de la fronteras por el COVID-19, especialmente a la movilidad de los ciudadanos que entraban desde Marruecos y el uso de la violencia racial”, señalaron.

Creen que lo que ocurre en estas dos ciudades no es suficientemente conocido y es por ello que subrayan que “la invisibilización de las dificultades fronterizas en Ceuta y Melilla deben ser cuestionados, no solo por la violaciones sistémicas de los derechos humanos que ocurren allí, pero la importancia regional de estos espacios de tránsito, especialmente a la luz de la financiación de la UE a gran escala para protección de fronteras y el nuevo despliegue de FRONTEX”.

Así pues, piden una mayor atención a estas ubicaciones y la experiencia vivida de los inmigrantes que han pasado por estas fronteras y han sufrido violencia. Explican que, en conjunto, el impacto de la pandemia y la última tendencia que se está llevando en seguridad fronteriza han rediseñado el acceso a las dos ciudades, lo que hace que se cuestionen si la relación con Marruecos volverá a estar en la misma situación precovid.

La reconfiguración de la frontera también se superpone a la situación de los africanos subsaharianos y cómo los cambios en el control fronterizo tendrán un impacto más amplio en las rutas migratorias hacia las dos ciudades.

Recalcan que preguntas también que quedan en el aire son el tema de la externalización en Ceuta y Melilla, y si FRONTEX también será instalado en las fronteras terrestres y en el puerto de Melilla, como ha ocurrido en Ceuta. Además, piensan que es necesario que las violaciones de derechos humanos que tienen lugar en Ceuta y Melilla deben ser puestas bajo el punto de mira. Señalan que poner en duda la continuidad de la violencia contra la población inmigrante que tiene problemas en la frontera es un asunto de la administración local y europea.