Los melillenses cumplieron con la tradición un año más. La Plaza de España se volvió a convertir en un hervidero de gente ayer. Cientos de personas salieron a la calle para disfrutar de una de las imágenes más emocionantes de la Semana Santa local, el encuentro entre la Virgen del Rocío y el Cristo Resucitado. El cielo nublado del sábado hizo temer a muchos que el día grande de la Pasión acabara empañado por la lluvia. Sin embargo, el domingo amaneció soleado y el buen tiempo se unió a la fiesta cristiana. El encuentro no defraudó a ninguno de los asistentes y volvió a provocar la emoción de los cientos de devotos que se agolpaban en la plaza desde la mañana.
Las dos cofradías cumplieron con el horario previsto. Poco después de las 12:30 horas, el Resucitado estaba ya en la calle López Bueno y se dirigía a Ejército Español. La hermandad de la Flagelación avanzaba con paso firme, guiada por las marchas de la banda y acompañada por decenas de personas que habían seguido el recorrido desde la salida de Batería Jota a primera hora de la mañana.
Al mismo tiempo, por la avenida de la Democracia, la Virgen del Rocío recibía una vez más el cariño de los melillenses a su paso. Los portadores hacían un último esfuerzo antes de llegar al momento álgido de la jornada. El cansancio se notaba en los rostros, pero el ánimo de los cofrades y la devoción a la Virgen les dio la fuerza necesaria para continuar el camino. Antes de llegar a la Plaza de España, los hombres de trono quisieron alzar al Rocío al cielo. Los aplausos de las personas que los habían acompañado desde la Casa Hermandad, les dieron el aliento que necesitaban para terminar la estación de penitencia.
Poco después de la una de la tarde, en la plaza ya no cabía un alfiler. Cientos de melillenses, entre ellos el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, y el comandante general, Álvaro de la Peña, aguardaban impacientes la llegada de los tronos. Justo en ese momento, asomaban los dos. El Resucitado salía ya de Ejército Español y el Rocío hacía lo propio desde la avenida de la Democracia.
Cada paso de los portadores hacia el encuentro hacía que el momento fuera más emocionando. Por la izquierda la cofradía de la Flagelación, por la derecha la del Cautivo. Las marchas de las dos hermandades empezaban a cruzarse. Los vivas a la Virgen se mezclaban con los los del Cristo. Entonces, mantillas, músicos y penitentes se hicieron a un lado y un murmullo se apoderó de la plaza. El Encuentro estaba a punto de producirse. Los portadores del Resucitado alzaron el trono al cielo y los del Rocío se agacharon para que la Virgen saludara a su hijo. De nuevo se oyeron vivas a las dos imágenes, que rompieron el silencio. La escena más alegre de la Semana Santa, la fiesta de la Resurrección se plasmaba en ese instante en la plaza.
Los portadores volvieron a tomar posiciones unos segundos después para provocar de nuevo la emoción entre los asistentes cuando ambos tronos, casi al unísono, se alzaban de nuevo al cielo y la ciudad rompía en un clamoroso aplauso. La Virgen bailó de izquierda a derecha, guiada por el capataz y el Resucitado se le acercó de nuevo para saludarla. Poco a poco los tronos fueron girando hasta ponerse en paralelo para adentrarse en la Avenida Juan Carlos I.
En la entrada de la principal vía de la ciudad, los hombres de trono descansaron y los melillenses acercaron a los más pequeños a la Virgen para que los bendijera. Unos minutos para tomar aire y beber agua, antes de emprender de nuevo la marcha.
Unos pasos más adelante, los tronos se pararon de nuevo y la emoción se sintió una vez más. Los portadores de ambas cofradías salieron de los tronos, se fundieron en un abrazo e intercambiaron posiciones bajo las dos imágenes. Los hombres de trono del Rocío se colocaron en el Resucitado y viceversa y ambos alzaron a la talla de la otra cofradía al cielo, con el mismo sentimiento que lo habían hecho antes con la suya. Una muestra de que el fervor de los cofrades va mucho más allá de su propia hermandad.
Tras unos minutos bailando los tronos al ritmo de las marchas, los portadores volvieron a sus posiciones iniciales para continuar el recorrido por la Avenida. Con la voz ya rasgada por las horas bajo el trono y el cansancio de toda la semana, los costaleros de una y otra cofradía volvieron a alzar sus imágenes al cielo al grito de “¡Viva el Resucitado!” y “¡Rocío, guapa!”
Fin de la Semana Santa
Con el encierro de las dos hermandades en Batería Jota y Santa María Micaela, ya bien entrada la tarde, se puso ayer punto y final a la Semana Santa de este año. Siete días de fervor y emoción, en los que el tiempo ha acompañado y los melillenses han apoyado una vez más a sus cofradías en su estación de penitencia. Los cofrades piensan ya en el 2015.
Las cinco hermandades de la ciudad han podido sacar a la calle a todas sus imágenes este año. A pesar de que ha habido momentos de incertidumbre, como le ocurrió al Nazareno el Viernes Santo, que tuvo que esperar hasta última hora para saber si tenía suficientes portadores. Finalmente la ciudad se ha volcado con la fiesta. No todos los melillenses han pasado aquí las vacaciones, pero gran parte de los que se han quedado han decidido apoyar a las cofradías.
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