El matrimonio no ha desaparecido. Son infinitas las parejas que deciden dar el paso de demostrar su amor casándose. Sin embargo, esta tradición también ha evolucionado y no se mantiene igual que en tiempos pasados. Las diferencias en los casamientos se presentan no sólo entre países, sino incluso entre las propias comunidades autónomas. En el caso de Melilla, nuestra ciudad es la autonomía con la edad media de casamiento más baja de toda España, con 34,8 años. Asimismo, Melilla y la ciudad hermana de Ceuta son los territorios nacionales con más casamientos en los que el hombre es mayor que la mujer (73,6 % en Ceuta y 77,6 % en Melilla). También son las autonomías que registran menos matrimonios en los que ambos cónyuges tienen la misma edad. De acuerdo con los datos aportados por un estudio de la escuela de negocios TBS Education-Barcelona, las españolas se casan de media a los 33,4 años de edad; 1,6 años más que la media europea. En el caso de los hombres, los españoles lo hacen a los 35,6; lo que representa 1,4 años más que en el viejo continente. El estudio, que analizó a 6 países de la Unión Europea, concluyó que España es la nación con la tendencia a casarse más tarde. Además, del estudio se desprende que la edad media de casamiento ha aumentado en 1,2 años en la última década, tanto en hombres como en mujeres. Un dato a tener en cuenta y que se ha visto reflejado en todos los países analizados, muestra que las mujeres tienden a casarse con hombres más mayores. Un hecho que no es ajeno a nuestra ciudad, siendo Melilla el territorio con una mayor diferencia entre la edad promedio del hombre y la de la mujer a la hora de contraer matrimonio en España y la única, junto con a Ceuta en los que esta diferencia es mayor de 4 años, siendo el hombre el de más edad.
Una vez desgranados todos los datos cabe preguntarse, ¿Cuál es la situación en Melilla? El Faro ha salido a la calle para preguntar a los melillenses sobre si se han casado o cuando lo hicieron y cómo ven el matrimonio.
Testimonios
Los ciudadanos consultados por este medio mostraron su compromiso con el matrimonio, tras varios años casados. Amparo y Santiago llevan 67 años casados, él con 25 y ella con 22. Esta entrañable pareja melillense contrajeron matrimonio después de un noviazgo de 8 años y aseguran que están como el primer día. "No nos despegamos el uno del otro". Su enlace tuvo lugar en la parroquia de Santa María Micaela. Con 3 hijos, todos están casados, aunque una de ellas tardó más en hacerlo. Dos por la iglesia y una por lo civil. Amparo y Santiago quisieron destacar que sus hijos se encuentran felices en su matrimonio, pese a lamentar que sus dos hijas viven fuera de nuestra ciudad. Para Jesús, de 18 años, el matrimonio es un proyecto que se le ha pasado por la cabeza, aunque lo tiene para un futuro. En su caso particular, sería una boda civil aunque garantiza que la ceremonia sería muy especial para familiares y amigos. En su entorno, el matrimonio no está en crisis, puesto que afirma que ve a bastantes jóvenes en la veintena casados y con hijos. "Me sorprende, la verdad". En el caso de José Manuel, después de 15 años casado, la magia se mantiene. Su enlace se celebró en la parroquia del Sagrado Corazón y sus dos hijos aún no se lo han planteado, puesto que aún están en la adolescencia. Ante una posible crisis en los números de las bodas, este melillense lo relaciona con la economía y la situación laboral o social de cada persona. José Manuel considera que es necesaria una estabilidad para contraer matrimonio o para tener hijos, sobre todo en asuntos como el trabajo y la vivienda. "El que se casa quiere casa". Por otro lado, Hugo recomienda el matrimonio después de 13 años casado. Con un hijo de muy corta edad, confía en que su pequeño también se case y le haga abuelo, aunque recalca que no quiere ser muy mayor para entonces. Su boda tuvo lugar en la iglesia de la Purísima Concepción, un enlace que calificó de "muy bello" para aprovechar y reclamar la apertura al culto de este templo, actualmente abierto a visitas guiadas. Lourdes se casó con su mujer a los 30 años, hace 7 más concretamente. Esta melillense afirma no arrepentirse en absoluto de haber tomado la decisión, aunque sostiene que el matrimonio no supuso un gran cambio en su vida. Su enlace fue en la Asamblea por lo civil. Los términos boda o matrimonio no están en el vocabulario de los jóvenes de su entorno.
Datos
La tendencia a nivel europeo muestra una clara bajada en las ratios. Pese a que los casamientos están en auge, los datos demuestran que se trata de un fenómeno relacionado con la recuperación post-pandemia. Muestra de ello es que a nivel nacional aún no se ha alcanzado el número de casamientos que había antes de 2020. Si bien la ratio actual en España es de 3,1 por cada 1.000 habitantes y en 2020 era de 1,9; los datos del año 2019 arrojan cifras de 3,5 matrimonios por cada 1.000 habitantes. En el estudio también se muestran las diferencias entre los distintos tipos de matrimonio, civil y religioso. A lo largo de la última década, los matrimonios han venido registrando un cambio más que notable, la tendencia a la reducción de los matrimonios religiosos es más que palpable, la cual se ha visto contrastada por el aumento de los matrimonios civiles. Si bien los religiosos han disminuido en más de 15.000 por año, los civiles han aumentado 37.800 matrimonios. En Melilla, dominan los matrimonios civiles, en contraste con Ceuta, donde pese a que los civiles también son mayoría, la diferencia entre ambos es infinitamente mejor. Si se analiza la situación por autonomías, los datos varían dependiendo de donde se mire. Si bien en Extremadura son mayoría las bodas civiles, estas han visto un aumento en los últimos 10 años de hasta 20 puntos porcentuales. Mientras tantos, otras autonomías no han variado las cifras, como el caso de Cataluña, donde las bodas civiles siempre han dominado, situándose actualmente en el 90 % de los matrimonios. Son varias las razones de esta disminución de las bodas religiosas, si bien se habla de datos que respaldan que las personas con un nivel de ingresos más reducido eligen las bodas religiosas, no existe un indicador genuino de los ingresos. Puesto que bien podría ser que el nivel de religiosidad de los ciudadanos supone un factor más importante.