Durante los días 27, 28 y 29 del pasado mes de mayo, se ha celebrado en la ciudad de Barcelona la Feria Modernista, después de dos años sin poder hacerlo debido al covid. Estaba dedicada al pintor Hermen Anglada Camarasa (1871-1959) en el 150 Aniversario de su nacimiento. Y como suele suceder, la Casa de Melilla fue una de las entidades participantes en este acontecimiento.
La Casa de Melilla como cada año fue invitada por el Ayuntamiento de esta ciudad con carpa propia, junto con otras ciudades y pueblos relacionados con el Modernismo.
Los melillenses en Barcelona han realizado una gran labor de difusión del legado modernista de la ciudad. "Han sido tres días de intenso trabajo, pero muy compensados puesto que han acudido centenares de visitantes a los que hemos atendido en nuestra carpa explicando y animando a visitar Melilla para conocer el gran hermanamiento que existe entre las dos ciudades, en cuanto a los edificios modernistas que se conservan en nuestra ciudad autónoma, más de ochocientos".
Según han explicado desde la Casa de Melilla, durante estos días se ha conseguido entregar numerosa publicidad de la ciudad a los visitantes y se han proyectado varios vídeos que "han sido gratamente disfrutados" por el público.
Actividades
La Casa de Melilla en Barcelona desarrolla numerosas actividades a lo largo del año. A comienzos del pasado mes de mayo llevó a cabo una visita cultural al monasterio que se encuentra en el término municipal de Aiguamurcia, en el pueblo de Santes Creus, en la provincia catalana de Tarragona, y que fue declarado monumento nacional el 13 de julio de 1921.
El monasterio de Santes Creus es una abadía cisterciense que comenzó a construirse en el siglo XII y es el único de la Ruta del Císter en el que no hay vida monástica desde el año 1835. Según ha informado desde la casa Vicente Gómez, la visita comenzó a las 12:00 horas con la proyección de un audiovisual con información detallada sobre los orígenes, la construcción y la ampliación de los diferentes recintos del monasterio, así como sobre la vida de los monjes que lo habitaban.
En "una mañana muy aprovechada en cuanto a cultura e historia", también hubo espacio para pasear por la iglesia, los claustros dormitorios y demás dependencias de la abadía.
Aunque ha cambiado varias veces de local a través de los años, la Casa de Melilla en la capital catalana representa un hogar para todos los melillenses que acuden regularmente a sus actividades culturales y se mantienen al tanto de lo que ocurre en la ciudad autónoma.