Llegaron a Melilla el pasado viernes, ¿Desde dónde venían?
Estamos basados en la base naval de Rota. Ahora mismo estamos involucrados en el crucero de adiestramiento de alumnos de la escuela naval de Rota, quienes durante el último mes de su año académico se embarcan en las unidades de la Flota.
Creo que han estado también participando en la operación Atalanta ¿Qué nos puede contar de ella?
Efectivamente. Es una operación de la Unión Europea, que se desarrolla en el océano Índico, concretamente en la zona del Golfo de Adén, y se centra en la lucha contra la piratería en Somalia. Entre los años 2009 y 2012 en esa zona hubo muchos asaltos a buques mercantes. Empezamos a tener presencia militar y estamos allí como fuerza de disuasión, para hacer que la piratería no actúe. Básicamente intentamos proteger el tráfico mercante en esa zona tan importante del mundo, que es donde transitan muchísimos de los barcos que finalmente llegan a Europa: los que vienen del Golfo Pérsico, tanto con materias primas como combustible, con gas, que ahora está tan en boga por el incremento de precios, como los que vienen de Asia, ya sea con mercancías de China o de cualquier otro sitio de Oriente. Transitan todos por ahí.
Participan fragatas de diferentes países de la Unión Europea, aunque es verdad que España lidera esa operación. De hecho, cuando estuvimos nosotros, actuamos como buque de mando con un almirante español al mando de toda la operación.
¿Cómo han vivido su paso por Melilla?
Llegamos el viernes. Melilla nos ha acogido fabulosamente, como siempre. Visitamos con los alumnos unidades del Ejército de Tierra de diferentes unidades. Fuimos a la Comandancia General de Melilla a ver al Comandante General, y yo también fui a visitar para presentarme a la delegada del Gobierno y al presidente de la Ciudad Autónoma.
¿Y de Melilla, hacia dónde parten?
Salimos de Melilla el domingo. Continuamos con los alumnos, adiestrándolos, y nos iremos al buque asalta anfibio Galicia, que está ahora mismo en Ceuta. Tiene la misma misión, es un buque bastante más grande que la fragata y lleva bastantes más alumnos. Haremos ejercicios con ellos en la zona del Mediterráneo y del Atlántico. Luego volveremos a nuestra base para prepararnos porque a partir del día 13 tenemos un ejercicio anual de la Flota, participarán muchos barcos de la Armada española y de muchos otros países.
El sábado, los melillenses pudieron visitar la fragata...
Es un placer que la gente de fuera venga a visitarnos. Es también nuestra tarea y nuestra obligación enseñarla. Al final, esta fragata es de todos los españoles y hay que mostrarla. Durante estos último años, por el Covid, ha sido imposible hacerlo. Han sido dos años difíciles, pero ahora ya empezamos a abrirnos más.
¿Es duro estar aquí, dentro de una fragata, tanto tiempo?
Duro yo diría que no. Pero la vida en un barco sí que es una vida diferente. Es más austera, por decirlo de alguna forma, que la vida por ejemplo en un piso. Las condiciones de habitabilidad no son las mismas a las que estamos acostumbrados cuando vamos a un hotel, a una residencia o a nuestras casas. Entonces, esto hace que la convivencia sea mucho más cercana. Pero al final, somos un equipo y somos una familia. Y estamos acostumbrados a embarcarnos, esta es también nuestra vida.
¿Esto es vocacional? ¿Tiene que gustar?
Sí, sí. En cualquier cargo militar, y especialmente en la Armada, yo creo que esto es totalmente vocacional. Tiene que gustar. Ya no solo es el convivir a bordo con tanta gente, en un espacio tan reducido, es que la mar a veces es complicada. El barco se mueve, hay que saber trabajar en condiciones buenas y en condiciones malas y también está la parte familiar.
Ahora que se habla tanto de conciliación: ¿Cómo se puede compaginar esta profesión con una familia?
Es dura. Esa parte sí que es dura. Nosotros salimos a la mar, nosotros dejamos a ellos en tierra, pero vamos a hacer algo que nos gusta. Entonces, esa balanza se compensa un poquito. Estamos desempeñando una profesión y estamos en la mar disfrutando con lo que hacemos. Ellos realmente no ganan mucho, simplemente el vernos felices. Nos apoyamos mucho entre las familias y también la propia Armada, que se preocupa de ellos. Yo he estado muchos años fuera y te pierdes momentos como son comuniones, bautizos, incluso que nazca una hija y conocerla con tres meses, como me pasó a mí. Y yo no soy una excepción, claro, es una cosa habitual en nuestra profesión.
¿Cuánto tiempo pueden pasar sin ver a la familia?
Esta última vez han sido cinco meses
¿Cinco meses? Pero eso es muchísimo.
Salimos el 1 de octubre y volvimos a Rota el 23 de febrero. Casi cinco meses: con Navidades por medio, con fechas significativas, Nochebuena… En nuestro caso, con nuestras misiones, esto es algo habitual. Ahora hay otra fragata en Somalia que nos relevó y esto es así, suelen ser operaciones de esa duración.
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