Los comerciantes de la zona de la frontera volvieron ayer a la carga. Mientras en el centro de Melilla las tiendas, bares y restaurantes hacen el agosto, en las cercanías del paso de Beni Enzar los clientes brillan por su ausencia.
Los controles policiales siguen siendo, en opinión de los empresarios de la frontera, “estrictos” y “arbitrarios” y eso “espanta” a los marroquíes que han dejado de comprar en sus locales porque dicen que no hay forma de sacar luego la mercancía a Marruecos.
Por eso los comerciantes van a jugar la última carta que les queda y es apelar al presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, para que solucione el ‘caos’ que está hundiendo sus negocios.
Según han explicado a El Faro, hasta los proveedores de la península están preocupados por la bajada de los pedidos que se hacen desde Melilla.
Desde un primer momento, los comerciantes de la frontera achacaron el descenso de sus ventas al desvío del tráfico de mercancías hacia Barrio Chino y a la prohibición de sacar por Beni Enzar hacia Marruecos cajas o bultos grandes.
Pero por entonces, las ventas también iban mal en los establecimientos comerciales del centro de Melilla, así que siempre quedaba la duda de que fuera la crisis la que estaba haciendo estragos.
Sin embargo la campaña navideña ha ido muy bien para los empresarios del Comercio y la Hostelería de la ciudad y en la zona de la frontera de Beni Enzar no han notado mejoría.
Es difícil encontrar una explicación convincente. La clase media marroquí mantiene su poder adquisitivo en alza y se la ve consumiendo en franquicias de la ciudad. ¿Entonces, qué pasa con los comercios de la frontera?
Los precios no son el problema. Los comerciantes de la zona están vendiendo incluso por debajo del precio de coste para sacar algo de dinero para pagar, como mínimo, los alquileres de sus locales.
La ubicación tampoco es el problema, porque ellos están más cerca de la frontera que los comercios del centro.
Todo apunta a que lo que falla es que muchos de estos establecimientos venden productos al por mayor y si a los clientes les ponen pegas para salir con mercancía por Beni Enzar, pues sencillamente dejan de comprar.
Ayer un grupo de espontáneos protestó por los controles policiales en la frontera. El problema va camino de enquistarse y, de paso, llevarse por delante una parte del tejido empresarial de esta ciudad.
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