Niños y grandes disfrutan de sus regalos de Reyes Magos con la familia y en las calles.
A las 9:00 horas de la mañana no había quien aguantara en la cama. Estuvo toda la noche escuchando ruidos. Se acostó temprano, pero no podía dormir por los nervios. Los Reyes Magos iban a dejarle sus regalos en el salón y quería estar despierto para poder pillarles y abrir sus regalos el primero. Pero el sueño le venció de madrugada. Durmió hasta las 9:00 horas y acabó levantando a sus hermanas pequeñas porque no podía más. Se asomó por la puerta del salón y allí, junto al árbol de Navidad, había muchas cajas. Todas estaban envueltas en papel de regalo y cada una tenía un nombre. Los tres se fueron a la habitación de los padres. “Los Reyes ya han traído los regalos”, aseguró el mayor. Ayer fue un día de fiesta y los adultos no pudieron aprovechar para descansar un poco más en la cama. Les acompañaron al salón y comenzó la alegría. Que si una muñeca por aquí, que si un perrito que anda por allá. Juguetes de ‘Violetta’ y de ‘Pepa Pig’ se mezclaban con los de Playmobil y las deseadas tablets, que permiten a los niños disfrutar sintiéndose como adultos.
Los Reyes Magos fueron muy generosos ayer con los niños melillenses y también con los adultos. Fue una noche de magia, mucho más que otras, ya que algunas familias realmente tuvieron que coger una varita mágica para poder cumplir los sueños de los más pequeños de la casa. La crisis ha convertido en magos a muchos padres. Aunque las sonrisas y las risas cuando los niños abrieron ayer los regalos compensan todos esos malabares que han tenido que realizar para pedir estos juguetes.
El día de Reyes en Melilla se celebra en familia. Los niños van recorriendo las casas de sus abuelos, tíos y vecinos para ver si Melchor, Gaspar o Baltasar les han dejado por casualidad otro regalo en estos hogares. Fue un día de locura y una tarde de juegos. Mientras que los mayores degustaban el roscón de Reyes que compró el que el pasado año tuvo la mala suerte de encontrar el haba, los niños disfrutaban de sus juguetes. Muchas familias se acercaron a las plazas y parques de la ciudad para que los pequeños probaran sus patines, patinetes o bicicletas. Otras, se quedaban en casa enfrascados en las partidas de Trivial, Monopoli o Tabú.
La noche de Reyes siempre es especial porque devuelve la ilusión a los mayores, que durante unas horas se convierten en niños porque son ellos los que se encargan de montar las casas de muñecas o la gran pista de coches con aparcamiento que dejaron sus majestades junto a los frascos de perfume.
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