La borraja (Borago officinalis) es una planta comestible de la familia de las Boragináceas, a la que también pertenece la argamula (Anchusa azurea), otra planta medicinal conocida por sus efectos terapéuticos y confundida a menudo con la borraja por tener también flores azules. La borraja forma parte de la cocina tradicional española, especialmente en la zona de Aragón.
Expresiones como “…quedó en agua de borrajas…” o “…como agua de borrajas…”, usadas para indicar que algo no tiene importancia o no cumple las expectativas, seguramente tengan su origen en que la sopa de borrajas fuera una comida recurrente cuando escaseaban los recursos, pero nos da una idea del arraigo de esta planta en la cultura popular española.
No es frecuente, sin embargo, el uso de la borraja en la cocina tradicional de la Guelaya, probablemente por la escasez de esta planta en un entorno árido y nada favorable a su crecimiento a excepción de unos pocos puntos húmedos como el macizo del Gurugú.
La borraja posee numerosas aplicaciones, aparte de sus diversos usos culinarios, diferentes según la región. Las flores se toman en infusión para provocar el sudor, algo muy útil en otros tiempos para aliviar las fiebres eruptivas, por ejemplo.
Las hojas, en cambio, son diuréticas. También se solía recomendar a los enfermos convalecientes, pues las hojas hervidas con sal son fácilmente digeribles y algo laxantes.
En el Rif se aprovechaba esta planta para sanar las zonas de la piel afectadas por enfermedades infecciosas, como la sarna o la tiña, algo que ya se hacía también en otros lugares de Europa y los países mediterráneos.
Para ello se hacía un emplaste con las hojas que actuaba como emoliente, reduciendo la inflamación. También se usaba para abscesos y quemaduras, y en general para cualquier afección cutánea.
La borraja es una planta estacional que suele crecer cerca de las zonas cultivadas. Abunda en los huertos de la falda del Gurugú, y cuando llega la primavera sus llamativas flores azules destacan en los frescos prados de Karmud, Trara y Beni Sidel.
Es común verla crecer sobre las paredes de roca de las antiguas kábilas, aprovechando la humedad de los huecos entre las piedras con las que están construidas las casas tradicionales de la zona.
El conocimiento de la borraja, y, en general, de la multitud de especies medicinales que se encuentran en nuestros campos, es una bonita forma de conocer la naturaleza, a la vez que aprendemos una valiosa información que nos puede resultar muy útil.
Siempre que se trate de afecciones leves después de consultar debidamente a los expertos, las plantas medicinales de nuestro entorno pueden ser un remedio eficaz a la par que natural para nuestros problemas de salud.
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