Un individuo podría ser condenado a cinco años y medio de prisión como presunto autor de un delito de robo con violencia y otro de lesiones. Según la acusación de la Fiscalía, el encausado atacó con un cuchillo al propietario de un comercio, además de azuzar a un perro para que le mordiera. Además, se llevó 2.000 euros que el denunciante guardaba en su local, dándose posteriormente a la fuga, según la versión del Ministerio Público. Estos hechos tuvieron lugar el 25 de julio de 2013 en la calle García Cabrelles, en el barrio del Rastro. Los mismos fueron enjuiciados el miércoles en el Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla. El acusado aseguró en el juicio que ni agredió al denunciante ni le robó. Según contó, se dio cuenta de que dos personas le seguían con un perro de la raza pit bull y entró en el negocio para refugiarse. “El hombre de la tienda pensó mal porque yo entré corriendo”, afirmó el procesado. Según dijo, el dueño del local comenzó a pegarle con un palo en la cabeza y le agredió con un cuchillo en el pecho. Luego, de acuerdo con su versión, entró en el establecimiento una de las personas que lo perseguían y el perro, que se abalanzó sobre el denunciante. “No le di ninguna cuchillada, es un hombre que podría ser mi abuelo”, argumentó el encausado. Aseguró que él cayó al suelo por los golpes que recibió del dueño del establecimiento y que cuando se levantó se dio cuenta de que estaba sangrando. El acusado también negó que se llevase dinero de la tienda. Sin embargo, el dueño del negocio declaró que los hechos ocurrieron de manera distinta. Según relató, el procesado entró en su local con un perro y un arma blanca. “Primero me atacó con un cuchillo y luego me echó al animal para que me mordiera”, sostuvo en la vista. El denunciante, mostrando las cicatrices de su pierna, aseguró que el perro se la había “destrozado”. El hombre también se acercó al fiscal para enseñarle las cicatrices de las manos. Según contó, el procesado trató de apuñalarlo, pero él lo evitó agarrando el arma directamente por la hoja, sufriendo varios cortes en consecuencia. El denunciante sostuvo que el procesado entró solo a su tienda, aunque “sus amigos” se quedaron fuera esperándolo. Afirmó que estaba completamente seguro de que él fue la persona que lo agredió y que le robó del local unos 2.000 euros, además de destrozarle mercancía, porque lo conoce desde que era un niño. A preguntas de la defensa, el hombre negó que hubiese agredido al acusado con un palo o con un cuchillo. “Yo no sé por qué él tenía sangre”, exclamó, visiblemente enfadado. “Usted es un sin vergüenza, está ganando dinero con lo que me ha pasado”, respondió. Por otro lado, un testigo sostuvo en la vista que vio al encausado corriendo y a dos personas que llevaban un perro persiguiéndolo. Según contó, presenció desde la calle que el procesado entraba al local del denunciante y que seguidamente lo hizo uno de los dos varones que le seguían con el animal. “Escuché alboroto y me metí en la tienda de al lado para decir que llamasen a la policía”, contó. Un agente del Cuerpo de Policía Nacional declaró en el juicio que recibió el aviso de la sala por una trifulca. “Cuando llegamos a la tienda vimos al señor con muchas heridas sangrantes”, recordó. Según expuso, el hombre les contó que había sido atacado con un cuchillo y un perro, y que se habían llevado dinero del local. “Nos dio el nombre del acusado”, afirmó el policía. El efectivo dijo que encontró el establecimiento “revuelto” y que en el interior hallaron un palo y un cuchillo con sangre. El policía fue luego a la casa del encausado, según expuso en la vista, y lo encontró en la puerta “nervioso y sudoroso”. La última en declarar fue la madre del procesado, quien aseguró que cuando la policía llegó a su vivienda preguntó por un perro, además de por un palo y un cuchillo usado para atracar al denunciante. “Yo les dije que entrasen y buscaran”, sostuvo. Según la mujer, su hijo fue a casa “con la cabeza llena de sangre”. El caso quedó visto por la titular del Juzgado de lo Penal número 2 para dictar una sentencia.