Cada semana, decenas de personas se agolpan frente a la frontera de Beni Enzar: en su mayoría son marroquíes que van a solicitar asilo. Esta imagen no es la habitual en estos casos, ya que corresponde más a personas con otras nacionalidades exceptuando casos concretos o miembros de ciertos colectivos. Mujeres mayores, jóvenes, extutelados, etc. hacen cola durante horas para poder pedir asilo y así salir de la ciudad autónoma.
Jesús Barranco, responsable del Sindicato Unificado de Policía (SUP), señala a las sentencias que ha habido del Tribunal Supremo avalando la libre circulación de los solicitantes de asilo de Ceuta y Melilla como responsables de esta situación. Hasta ahora, los que hacían los trámites en las dos ciudades autónomas no tenían la posibilidad de salir de la ciudad. Esto les dejaba en una situación complicada, pues a pesar de tener la solicitud admitida a trámite, no podían salir de ninguna de las dos ciudades.
Barranco cree que esto ha provocado un efecto llamada, lo que ha derivado en que todos los marroquíes que seguían atrapados en Melilla sin poder salir, ya que la frontera no ha abierto todavía y muchos decidieron quedarse en la ciudad durante las últimas repatriaciones por diversas razones, entre ellas laborales, vayan a Beni Enzar a hacer cola para pedir asilo y así tener la opción de salir de la ciudad.
El responsable de SUP en Melilla señaló que ya ha habido problemas de seguridad, requiriendo la intervención de la UPR para apoyar a los compañeros que trabajan en la frontera y evitar que haya altercados.
Se están dando entre 20 y 40 turnos semanalmente, pero la demanda es mayor. Expuso que hay individuos que quieren entrar directamente sin esperar su turno a la entrevista personal que hay que hacer a todo solicitante.
Además de los marroquíes que ya había en la ciudad, afirmó que ha aumentado la presión fronteriza, no solo por parte de los subsaharianos, sino también de ciudadanos de la provincia de Nador que intentan llegar a nado a la ciudad española para pedir asilo y así poder viajar a la península.
Este punto lo confirman desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC). Sergio Ramírez, responsable a nivel local, aseguró que los intentos son diarios y una noche de la semana pasada llegaron incluso a rechazar a 39 personas. Él mismo se ha llegado a encontrar en la situación de que se le acercase un marroquí preguntándole cómo se podía salir de Melilla.
“Se nos tiran a nado”, explicó Ramírez, quien también piensa que este aumento se debe a que se ha corrido la voz de la opción de salir al continente europeo pidiendo asilo. Explicó que antes tenían embarcaciones esporádicas de subsaharianos, pero ahora son en su mayoría marroquíes.
La primera vez que vieron intentos de acceder a la ciudad por parte de personas de esta nacionalidad fue el pasado mayo y ahora tienen intentos diarios por el mar, incluso con motos de aguas, como el caso de una familia que en una moto llegaron a la playa de Horcas Coloradas y como se mezclan entre las embarcaciones de recreo, es difícil identificarlos. Añadió que también se dan casos de polizones que se cuelan en los barcos pesqueros marroquíes y se tiran a la altura de las escolleras melillenses.
El estatus de refugiado se adquiere después de un largo proceso que comienza con una entrevista en la Oficina de Asilo. Barranco subrayó que estas son muy minuciosas y que por ahora, solo hay 10 agentes de Policía en plantilla destinados a la Oficina de Asilo.
A los tribunales se llevaron varios casos de solicitantes de asilo que no podían salir de las ciudades autónomas y ganaron el caso en el Tribunal Supremo. Este resaltó que la libertad de movimiento es un derecho fundamental. “Todo ciudadano extranjero que haya solicitado una protección internacional o asilo en las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla tiene derecho a la libertad de movimiento, y a fijar su residencia en cualquier otra ciudad del territorio nacional, sin que pueda limitarse dicho derecho por la Administración por su condición de solicitante de la protección internacional y siempre con la obligación del solicitante de comunicar a la Administración dicho cambio de domicilio”, expresó el TS.
Barranco explicó que esto ha abierto las puertas a muchos ciudadanos marroquíes que no tenían forma de salir de la ciudad y ahora pueden salir a la península si su solicitud es admitida a trámite. Con el documento que les dan y su pasaporte, pueden comprarse un billete de avión o barco y salir. Y es que señaló que con la frontera cerrada y la imposibilidad de ir a Marruecos, muchos buscan esta salida.
También quiso poner valor el trabajo que están llevando a cabo sus compañeros de la Oficina, pues han visto aumentada su carga para atender a un grupo de personas “que vienen de un país que no está en guerra ni es enemigo de España”. Recalcó que el procedimiento de por sí es muy complicado y los compañeros de la Oficina han de ser muy escrupulosos a la hora de realizar las entrevistas. “Esto no es tan fácil, esto se lo están comiendo los compañeros de la Oficina y los de la UPR que está haciendo labores de seguridad”, expresó.
Cree que la responsable de esta situación es la Administración, que no ha puesto los medios suficientes “y le ha venido demasiado grande esta situación; tenemos a policías trabajando sin parar para que los trámites cuenten con todas las garantías”. También insistió en la importancia de que cada persona lleve su cita previa, dada la demanda tan grande que hay que incluso empiezan a haber colas de madrugada.
Por otro lado, no para todos el asilo es una opción, pues hay abogados de extranjería que han recomendado a sus clientes no iniciar los trámites por si luego tienen problemas a la hora de volver a Marruecos por haber pedido el estatus de refugiado.
La desesperación por volver a su país es en ciertos casos tan grande que hay marroquíes que optan por llegar al otro lado nadando. Este hecho lo han constatado en numerosas ocasiones la propia Guardia Civil, que han visto cómo se han tirado al agua para nadar hacia el puerto de Beni Enzar, el último caso esta semana. Así pues, más allá de la presión migratoria por parte de subsaharianos, se suma la de marroquíes que, o bien quieren entrar a Melilla o salir de ella.
Acerca del refuerzo de personal que ha habido en el perímetro, lo han notado principalmente en que de día también han aumentado los efectivos, pues antes, los refuerzos que venían de la península, solo estaban de noche principalmente. Expresó que desde la AUGC siempre van a pedir más, argumentando que hay que tener en cuenta que un tercio de la plantilla está de vacaciones. Cree que, en este sentido, debería aumentarse la plantilla para no estar dependiendo de los refuerzos. “Tenemos una doble presión, porque hay ocasiones en las que se están ahogando y tenemos la presión de que no se ahoguen y de que no entren”; explicó. Por ello, cuando ven que se tiran desde el otro lado de la frontera, dan aviso enseguida para que vuelvan a tierra firme en cuanto puedan, pero hay veces en las que el GEAS tiene que actuar porque la vida de alguno que intente llegar a nado puede que esté en peligro.
Desde el Servicio Jesuita a Migrantes, que ofrecen asistencia jurídica a solicitantes de asilo, Josep Buades se pregunta si el aumento de marroquíes pidiendo asilo corresponde a la situación en la que está el país o si, ante el aumento de solicitudes, se está haciendo una mala interpretación de la ley para iniciar un debate público que lleve a la moficiación de esta. Aseguró que este punto le preocuparía si es así, que se estén abriendo la manga a la admisión a trámite sin fundamento. Buades explicó desde el SJM nunca animan a solicitar el asilo si no ven que hay fundamentos y cree que hay que preguntarse por qué se están dando tantas admisiones a trámite. Podemos Melilla denunció esta semana que hay personas que están revendiendo su turno para la Oficina de Asilo por 100 euros.
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