Los responsables en Melilla de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) están que trinan tras el atropello a un agente de servicio en la frontera de Farhana. Ambos, Yamal Al Lal y José Damata, exigen al delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, el cierre inmediato de este paso fronterizo, que está en obras desde el pasado verano.
Damata recordó ayer a El Faro que su organización ya había advertido al delegado del Gobierno de que si ocurría algún accidente en la frontera de Farhana, sería responsabilidad suya por autorizar la reapertura al tráfico de vehículos.
Ayer El Barkani mostró su apoyo al guardia lesionado y a las Fuerzas de Seguridad del Estado que trabajan en la frontera.
Por su parte, Al Lal mantiene lo que viene defendiendo AUGC desde que empezaron los trabajos de remodelación: Farhana no debería estar abierto ni los guardias civiles deberían trabajar rodeados de maquinarias y ruido. “Los obreros llevan cascos para protegerse y nosotros estamos en el mismo lugar que ellos, pero con gorras”, apunta para hacer enfásis en los peligros a los que se enfrentan los agentes durante su jornada laboral en esta frontera.
“Los guardias civiles corren el riesgo de que les caiga material encima, que salte una piedra y les dé de rebote o que se desprenda una pieza de una maquinaria y les hiera”, recalcó a El Faro.
Riesgos Laborales
El accidente ocurrido ayer, cuando un conductor marroquí atropelló a un guardia civil que le dio el alto, no ha cogido cruzados de brazos a los representantes de ambas asociaciones de la Benemérita.
AEGC y el sindicato policial CEP (Confederación Española de Policía) recorrieron ayer por la mañana el puesto de Barrio Chino para hacer un informe de Riesgos Laborales. Quedaron impactados con el momento en que los camiones empiezan a descargar los bultos.
Por su parte, AUGC señaló que no está garantizada la seguridad de los guardias civiles en Farhana porque debido a las obras “la autoprotección entre los guardias es casi nula”. Se refiere a que es imposible cubrir a un agente que está haciendo un registro o una intervención determinada porque falta espacio. “Mientras yo inspecciono un coche tiene que haber un compañero que me dé seguridad”.
Desde AEGC insisten en que no pasa nada si la frontera de Farhana vuelve a cerrar al tráfico diez o quince días. Tanto la Asociación Española de Guardias Civiles como AUGC defienden que la seguridad de los agentes tiene que estar por encima de todo.
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