Con la voz quebrada y apenas pudiendo contener los sollozos, María (nombre ficticio) cuenta a El Faro por qué lleva viviendo desde hace seis meses en un hotel de Nador.
Antes de comenzar a hablar, insiste varias veces en el mal trato que le dieron en el Consulado de Nador, donde según aseguró, le han dicho varias veces “que se busque la vida” cuando ha ido para pedir ayuda para poder volver a España. “Me piden 1.500 euros para volver a la península”, aseguró.
En marzo, cuando la frontera con Marruecos cerró, ella se quedó atrapada en Nador, donde estaba alojada en un hotel por seis euros al día, la opción más barata para vivir, ya que sus condiciones laborales en la ciudad eran deplorables.
Explica que estuvo trabajando limpiando el Hospital Comarcal cobrando 400 euros al mes. Fue trabajando en los cultivos de Torrepacheco, que una amiga suya de Melilla, Soraya (nombre ficticio), que estaba también en la localidad alicantina, le ofreció sustituirla en su puesto de limpiadora en el Comarcal porque la acababan de operar la cadera y ya no podía trabajar con la misma intensidad de antes.
Relata que cogió el barco para llegar a la ciudad norteafricana y le informaron de las condiciones del trabajo.
María alega que no le dieron de alta en la Seguridad Social y que ganaba 400 euros al mes haciendo tareas como ocuparse las camas del hospital. Si no aceptaba las condiciones, le espetaron “vuélvete a España”.
Dado el elevado precio del alquiler en la ciudad y el salario que tenía, optó por vivir en un hotel de Nador. También quiso inscribirse en el padrón de Melilla pero la única forma de hacerlo sin conrato de alquiler es ilegalmente. Para ello le pidieron 600 euros a cambio de hacerlo y ella dijo que no podía asumir ese gasto dado su salario.
Esa no fue su único pesar, asegura que no ha cobrado su salario al completo y que el responsable con el que está en contacto le ha dicho que ya buscaron a otra persona y que no va a recibir el salario que se le debe.
Ya lleva seis meses viviendo de la caridad del hotel de Nador, se mostró muy agradecida con los trabajadores de este, pues según contó, le han estado dando cobijo y comida durante todo este tiempo. El responsable del establecimiento confirma que llevan seis meses sin cobrarle los gastos.
Tampoco tiene hijos, sus padres fallecieron hace tiempo y sus hermanos están casados. Tiene miedo de que su familia sepa en las condiciones en las que se encuentra en este momento, hace tiempo que no tiene contacto con ella y sabe que ellos también pasan por una situación difícil.
No tienen ahorros y explica que se vino sólo con su bolso a Melilla porque en la península no hay trabajo suficiente o es precario, “ya sabes, la crisis”, dice.
Su historia se publicó recientemente en el medio de comunicación vecino ‘Nador City’ y cuenta que ya se ha acercado al hotel un hombre de la zona prometiéndole que le va a pagar el billete de barco cueste lo que le cueste.
La Asociación Marroquí de Derechos Humanos también ha estado en contacto con ella y ha sido gracias a esta que la entrevista ha podido realizarse. Llevan semanas siguiendo el caso de esta mujer de mediana edad que lo único que posee en este mundo son sus manos para trabajar.
Sin duda, los siete meses viviendo en Melilla y los seis atrapada en Nador es una experiencia que no podrá olvidar. Su amiga le decía que no aceptase el trabajo sin no le hacían un contrato temporal, pero ella lo último que quería era volverse “con una mano delante y otra detrás”. Ahora, lo único que quiere, es poder volver a casa.
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