Sucesos y Seguridad

Atacan a una mujer usando una cuchilla en el paseo marítimo: tiene un corte en el cuello

Mariem (nombre ficticio) está en estado de ‘shock’. El pasado día 9 salió un momento de la pizzería en la que trabaja como responsable, en el paseo marítimo. Se dirigió hacia su coche, estacionado a unos metros y, mientras buscaba las llaves, notó “una caricia” en el cuello. Al darse la vuelta, vio a dos personas muy cerca de ella y abandonaban el lugar a la carrera. Le habían hecho un corte en el cuello.

La víctima cree que uno de ellos era menor de edad y el otro adulto. Por la ropa, piensa que eran dos individuos en situación de calle, aunque no llegó a verles las caras. Ambos le habían atacado con una cuchilla, aunque Mariem no fue consciente en ese momento de lo que había ocurrido. Luego, se dio cuenta de que estaba sangrando.

Así lo relató ayer la propia perjudicada en declaraciones a El Faro. Los hechos tuvieron lugar sobre las 16:10 horas del viernes de la semana pasada, como se expone en la denuncia, a la que también ha tenido acceso este diario. Según cuenta, todo ocurrió en un aparcamiento que está junto a unos contenedores, por lo que había obstáculos que restaban visibilidad.

Auxiliada en la calle

En el momento, Mariem no sintió dolor, pero se percató de que había sido herida por la sangre que empezó a escurrirle de su cuello. Desorientada, sin dar crédito a lo que había sucedido, se dirigió a la terraza de un establecimiento próximo a su trabajo y pidió auxilio. “Me fui hacia ellos y les pregunté si me podían ayudar porque creía que me habían rajado el cuello”, rememora la mujer.

Rápidamente, Mariem fue socorrida por los clientes del restaurante, por los trabajadores y las personas que andaban por el paseo y se percataron de que había sido atacada. Una ambulancia la trasladó a Urgencias del centro de salud Alfonso XIII. Según se expone en el parte médico, sufrió una “herida inciso superficial en la cara lateral derecha del cuello”.

Segundo intento

La víctima está convencida de que sus atacantes tenían como único propósito hacerle daño. “No vinieron a robarme: yo llevaba una cadena de oro que es de mi madre y una riñonera con mis cosas, y en ningún momento me cogieron nada”, explica. Mariem dice que hasta los propios policías le aseguraron que, por cómo transcurrieron los hechos, parecía que los agresores “iban a la yugular”.

La mujer cuenta que no es la primera vez que es víctima de un suceso. En el pasado mes de marzo, sobre las 14:30 horas, ya fue rodeada por unas diez personas, entre las que habían adultos y menores en situación de calle. “Uno de ellos me decía en árabe que no tenía miedo de matarme porque se iba a Marruecos y la policía no lo pilla”, recuerda Mariem.

En esa ocasión, dice, pretendían apuñalarla en el costado con una navaja, pero un conductor vio la escena y se acercó con el coche para tratar de espantar a los agresores. “Intentó bajarse del vehículo, pero también lo amenazaron con rajarlo”, cuenta. Según explica Mariem, muchas personas se dieron cuenta de lo que ocurría y se acercaron al lugar, lo que provocó la huida de los agresores.

“Me tienen sentenciada”

“A mí me tienen sentenciada”, afirma la víctima. Y todo, dice, porque suele “echar” a las personas, a menores sobre todo, que piden comida en los alrededores del establecimiento del que ella es responsable. “Al principio les daba comida, pero es que luego regresaban a pedir con 20 más”, señala.

Mariem cuenta que, en alguna ocasión, le habían hecho gestos como simulando que le iban a cortar el cuello. “Pero yo ni me asusté, daba por hecho que iban colocados de pegamento y que estarían enfadados porque les digo que se vayan o llamo a la policía”, apunta.

El mismo día que le rajaron, la policía hizo una batida por la zona teniendo en cuenta la descripción de la vestimenta aportada por la víctima. El resultado fue infructuoso. Ahora, Mariem siente pánico de que vuelvan a intentar atacarle, pero intenta recuperarse del susto. “No se puede vivir con miedo”, dice.

“Me llevé un susto increíble, ahora mismo no salgo de mi cuarto”

Mariem todavía no se ha recuperado del susto tan grande que se llevó hace unos días. Y no es de extrañar. Lo que menos se esperaba el viernes de la semana pasada, día 9, cuando acudió a su puesto de trabajo, en una pizzería del paseo marítimo, es que terminaría en Urgencias después de que le rajasen el cuello. “Ahora mismo no puedo ni salir de mi cuarto”, asegura.

La mujer, de 33 años, ayer realizó un esfuerzo titánico para regresar al lugar en el que ocurrieron los hechos y atender a este diario. A unos metros de distancia, señaló el aparcamiento en el que dos personas, supuestamente uno menor de edad y otro adulto, le cortaron usando una cuchilla.


“Me ha traído mi novio con el coche, pero cuando hemos llegado me he puesto a temblar”, cuenta Mariem. Según expone, cree que los dos atacantes, tras hacerle el corte en el cuello, huyeron en dirección a los Jardines del Agua. “Allí hay muchos menores que suelen colocarse”, agrega.

Ayer, nada más ver a dos jóvenes que salían de ese parque, se asustó. “A ver si van a ser ellos”, manifestó, alertada. Luego, se sorprendió de que se dieran la vuelta. Pensó que podrían saber quién era ella, y de ahí el cambio de dirección de los dos chavales.

Al ver cómo se alejaban, Mariem concluyó que no fueron ellos por la complexión de los muchachos, pero aún así se quedó preocupada. Desde que tuvo lugar la lesión, se encuentra de baja y pasa los días en su casa, recuperándose física y psicológicamente.

Ahora mismo no quiere ni pensar en el momento en que le toque regresar a su puesto de trabajo, aunque tampoco piensa renunciar a él por culpa de sus agresores.

Averiguaciones

Por lo pronto, personas del entorno de Mariem están intentando hacer averiguaciones, hablando con personas en situación de calle para tratar de saber quién estuvo detrás del ataque y que cese la violencia hacia esta trabajadora.

“Hubo un chico que al enterarse preguntó por mí, uno al que yo a veces daba comida, y dijo que lo sentía mucho y que al final pagarían justos por pecadores”, cuenta la mujer. Ella le da la razón, pero lamenta que haya menores y jóvenes que midan “tan poco” sus acciones.

Afirma que tanto los policías como los sanitarios que la atendieron le dijeron que todo indicaban que fueron “a la yugular”, sabiendo lo grave que podría resultar. Mariem espera que atrapen a los culpables y terminen los ataques hacia ella.

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