Arranca la demolición de la antigua Jefatura de Policía Local para levantar la nueva residencia universitaria

La Ciudad adjudica por 226.000 euros el derribo del inmueble, que dará paso a una residencia universitaria de 1.400 m² con un plazo de obra de hasta dos años

En la mañana de este miércoles, el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, y el consejero de Fomento, Miguel Marín, acudieron a la antigua Jefatura de la Policía Local para dar el pistoletazo de salida a la demolición del edificio. El inmueble será derribado para levantar en su lugar la futura residencia universitaria, una de las piezas clave en la estrategia del Ejecutivo local para consolidar el desarrollo del campus en Melilla.

Imbroda subrayó que se trata de un edificio “obsoleto, viejo y en malas condiciones”, que además ha dejado de tener uso administrativo desde que la Policía Local cuenta con una jefatura “nueva y espléndida”. El objetivo ahora es claro: liberar el solar y ponerlo al servicio de las necesidades de los estudiantes que ya están llegando y de los que, según el presidente, “van a venir” en los próximos años.

Un edificio con pasado industrial y policial

El presidente recordó el pasado histórico del inmueble, que va más allá de su etapa como jefatura policial. “Esta es la antigua Jefatura de la Policía Local. Anteriormente fue oficina de la Compañía Española de Minas del Rif. Por eso tenía detrás los talleres y por eso la vivienda que hay al lado se llama vivienda de la compañía española, de las Minas del Rif”, explicó.

Imbroda apuntó que el edificio formó parte de un capítulo relevante de la historia industrial y ferroviaria de la ciudad, ligado a la actividad minera en las primeras décadas del siglo XX y prolongado hasta los años sesenta. No obstante, recalcó que “ese es otro capítulo” de la historia de Melilla y que ahora toca mirar hacia adelante y adaptar los espacios urbanos a las nuevas demandas, en este caso las derivadas del crecimiento universitario.

Plazo de demolición y adjudicación de los trabajos

La demolición del edificio se ha adjudicado a la empresa de Yolanda Pérez Ramos, con un plazo de ejecución de tres meses. Según explicó Imbroda, la licitación salió inicialmente por unos 300.000 euros, si bien finalmente se adjudicó por aproximadamente 226.000 euros.

El contrato incluye el derribo completo del inmueble y la preparación del solar, que deberá quedar listo para albergar el futuro proyecto residencial. El presidente precisó además que en la parcela existe una subestación eléctrica (centro de transformación) que “se va a respetar, no se va a tocar”, por lo que los trabajos de demolición deberán realizarse teniendo en cuenta esta instalación.

“Dentro de tres meses vendremos a ver un solar”, adelantó Imbroda, confiando en que, para entonces, el proyecto de la residencia esté ya lo suficientemente avanzado en el plano administrativo como para poder encadenar la demolición con el inicio de la nueva obra.

Calendario administrativo y tiempos de ejecución de la residencia

Más allá de la demolición, el siguiente paso será la licitación de la residencia universitaria. Imbroda indicó que el expediente “sale ya a concurso”, y que en las próximas semanas empezará a tramitarse en las distintas comisiones. La previsión que maneja el Gobierno local es que el pliego de condiciones esté “en la calle” a partir de enero, para que las empresas interesadas puedan presentar sus ofertas.

A partir de ahí, el presidente esbozó un calendario teórico: si la mesa de contratación pudiera resolver en enero, la adjudicación podría publicarse en febrero en los boletines oficiales, lo que abriría un plazo aproximado de 30 días para trámites y posibles recursos. “Imaginen enero, febrero o marzo, que en abril tengamos teóricamente alguna empresa que quiera quedarse con ello, y a partir de ahí funciona”, resumió.

En cuanto a la ejecución material, Imbroda calculó que la residencia tendrá un plazo de obra de entre 18 y 20 meses, “sí o sí”, debido a su complejidad. “Es un edificio que va a ser grande, va a ser importante. Lleva muchas habitaciones, muchos servicios de aseo, comedores, salones, sótano, garaje… Esto es una obra compleja; por lo tanto, dos años no se los quita nadie”, señaló. Con estas estimaciones, el presidente se aventuró a situar en torno a un mes de septiembre —sin concretar año— el horizonte teórico para ver concluida la residencia.

Desarrollo universitario

Imbroda enmarcó esta actuación dentro de los “tres grandes objetivos” que el Gobierno de la Ciudad se ha marcado para el desarrollo universitario de Melilla. Entre ellos, destacó la necesidad de dotar a la ciudad de infraestructuras adecuadas para los estudiantes, tanto los que ya cursan sus estudios en el campus como aquellos que se pretende atraer en los próximos años.

“Es fundamental dar infraestructuras a todos los estudiantes que están viniendo y que van a venir. Por eso había que hacer este esfuerzo serio”, defendió. La nueva residencia pretende responder precisamente a esa demanda de alojamiento, ofreciendo un recurso estable y próximo a las instalaciones universitarias.

El edificio proyectado contará con alrededor de 1.400 metros cuadrados construidos, según adelantó el presidente. En su interior se distribuirán no solo habitaciones, sino también zonas comunes como comedores, salas de estudio y de estar, así como espacios de servicio y un aparcamiento subterráneo, con el objetivo de ofrecer un equipamiento completo y funcional.

“Las ciudades avanzan y se adaptan a las necesidades”

Durante su intervención, Imbroda insistió en que la demolición de la antigua Jefatura de la Policía Local debe entenderse como parte del proceso lógico de transformación urbana. “Las ciudades avanzan, cambian, los mismos barrios cambian y se adaptan a las necesidades”, afirmó, para justificar la decisión de tirar abajo un edificio con valor histórico pero ya sin uso práctico.

“Ahora es necesario esto, y esto ya está, sobre todo, para echarlo abajo”, zanjó el presidente, convencido de que el nuevo uso será más útil para la ciudad que mantener el inmueble en pie. La actuación, recalcó, se suma a “otra obra más de la ciudad” dentro de un programa más amplio de inversiones vinculadas al ámbito universitario.

Si se cumplen los plazos previstos, en cuestión de meses la antigua sede policial quedará reducida a un solar preparado para albergar la nueva residencia universitaria. A partir de ahí, será la respuesta del sector privado en el concurso y la posterior marcha de las obras las que marquen el ritmo de un proyecto que el Gobierno local considera estratégico para el futuro académico de Melilla.

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