Coprotagoniza ‘La novia de papá’, cuya segunda y última función se representa esta noche a las 21:00 horas en el Kursaal Es una comedia sobre una familia “desestructurada”.
Esta noche a las 21:00 horas se representa en el Teatro Kursaal la segunda y última función de ‘La novia de papá’. La obra representa en clave de comedia una relación de pareja en la que él es un padre divorciado con dos hijas y ella ha de ganarse el favor de éstas al tiempo que tiene que asumir las continuas intromisiones de la ex de su compañero sentimental. Antonio Zabálburu, quien interpreta al padre, exmarido y novio, cuenta a El Faro cómo asume su personaje la situación.
–Interpreta a un divorciado con dos hijas preadolescentes que inicia una relación con otra mujer. ¿Cómo afronta ella lo de ejercer de madrastra?
–Es una bomba que no se esperaba. Al empezar la relación estamos solos ella y yo, pero llega el momento en el que mi personaje le pide que conozca a las niñas. Entonces ella, por amor, lo acepta. Pero, al conocerlas, comprueba que las niñas son duras y exigentes. Luego aparece la ex, lo que acaba creando una situación esperpéntica. Por eso, la obra es divertida de ver, pero no lo es vivir esa situación.
–Vamos, que la exmujer es de armas tomar.
–Sí. Tiene un carácter muy dominante, no se corta en pedir, entra en la casa y arrambla con todo. Y las niñas son como su madre, de su misma genética. Luego el padre no hace mucho, es comodón y huye de cualquier conflicto. En cambio, su ex es pro conflicto. Mi personaje es de los que piensan que los problemas ya se solucionarán solos o que “ya me los arreglará mi novia”. Su idea es “yo me marcho a trabajar y ya volveré a casa”.
–¿Y qué opina la novia de papá de que éste sea un comodón?
–Me quiere matar cada minuto, pero cuando estamos solos, sin las niñas, funcionamos muy bien como pareja, porque hay una base bastante sólida.
–¿La obra es un intento de dar una cara amable a las madrastras? No olvidemos a la madrastra de Blancanieves.
–En esta función eso es algo de lo que no cabe duda. El público sentirá gran empatía con el personaje de la novia de papá, que interpreta Marian Aguilera. Siempre es ella quien intenta arreglar las cosas. Se verá cómo, más que ser ella una madrastra, las hijas de su novio son las hijastras. Ellas y la ex son las “malas”.
–¿Y cómo es ese hogar? ¿Es la ex la que lo abandonó?
–Si, la exmujer es la que se marcha del hogar familiar. Toda la función se desarrolla en la casa y es la ex la que hace las visitas. Mi personaje tiene que dar respuesta a lo que piden sus hijas. Por ejemplo, cada una quiere una habitación individual y me fuerzan a buscar una vivienda más grande. Pero resulta que yo quiero estar cerca de la casa de mi ex para no perder la custodia compartida. Esto se debe a que si nos mudamos a otra punta de la ciudad es más difícil compaginar la custodia, porque significa tener más gastos, por ejemplo en los desplazamientos. Todos estos detalles se ven en la obra.
–¿Y a las hijas no les da por irse a vivir con su madre?
–No, realmente a ellas les mola vivir con nosotros, porque hay química entre ellas y la novia de su padre. Se desordena la vida cada vez que aparece la ex, pero también hay momentos de buena convivencia con ella. No todo es para decir “¡qué horror!”.
–Acaban siendo una familia de cinco.
–Eso es.
–Es de suponer que papá y su novia rondan los 40 años. ¿La obra podría desarrollarse con protagonistas más jóvenes? ¿O más viejos?
–Si se buscan unos padres más jóvenes, sería difícil, porque el beneficio de la trama es precisamente la edad de los padres y, sobre todo, la de las hijas, que están en la preadolescencia, una edad difícil. Por eso, no funcionaría con unos padres veinteañeros, pero sí podría hacerlo con personajes de 50 años.
–Vamos a invertir los términos. ¿Funcionaría en teatro ‘El novio de mamá’?
–La obra se puede hacer desde todos los puntos de vista. Pero la que representamos está basada en el libro de una autora [la periodista y escritora Paloma Bravo] y tiene algo de autobiográfica, de ahí que sea ‘La novia de papá’.
–¿Cómo ha construido su personaje?
–Tienes que imaginarte en la situación, pero en esta función es algo sencillo. ¿Quién no tiene un amigo que haya pasado por esto? Es un hecho cotidiano, hay muchas familias desestructuradas. Esa familia “moderna” de quien tiene un hermanastro que es el hijo de la segunda mujer de su padre. Acaba siendo algo parecido al árbol genealógico de la serie ‘Juego de tronos’, donde ya no sabes quién es primo de quién. El caso es que hay una pareja que se quiere y otra que se dejó de querer. No entraña dificultad meterse en el papel, acaba siendo algo sencillo para mí.
–Entonces está disfrutando haciendo su interpretación.
–Sí, porque es una obra muy divertida de hacer y de ver. En estos casos de padres separados con hijos nos quedamos cortos diciendo que la realidad supera a la ficción. Pero nosotros interpretamos todo esto en clave de diversión.
–¿Qué medio prefiere? ¿Cine, televisión o teatro?
–Como actor, lo que importa es el proyecto y con quién cuentas para llevarlo adelante. Lo esencial es que sea una buena historia y que te apetezca hacerlo. Ahora estoy más en el teatro, aunque antes lo alterné con la televisión. Pero ahora estoy volcado con esta gira y me apetecía mucho tocar el género de la comedia.
–¿Cómo es la vida de gira?
–Ahora estamos en Melilla y luego actuaremos en Andalucía. Queremos girar por lo menos un año. Son bolos de fin de semana, lo que nos permite entre semana alternar con otro trabajo o con la vida privada. Y siendo una función que disfrutas, todo es muy amable.
–¿Qué le diría al público melillense para que acuda esta noche a ver ‘La novia de papá’?
–Que se van a reír mucho con esta familia disparatada, pero que también es real y cuerda. Habrá quienes se vean reflejados en lo que estamos contando en el escenario. Todos aquellos que quieran pasar un rato divertido, no se la pueden perder.