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Antonio Bravo ofrece este viernes una conferencia en el Museo de las Peñuelas

El Museo de las Peñuelas, en Melilla la Vieja, será este viernes escenario de la conferencia que ofrecerá el cronista oficial de la ciudad, el historiador Antonio Bravo, a partir de las ocho de la tarde. Hablará de sus intervenciones sobre patrimonio en los últimos 20 años, que abarcan desde Melilla hasta Argelia.

Nuestro entrevistado despuntó como un gran historiador de Melilla desde muy joven y pertenece a una generación que se interesó de manera especial por nuestro pasado hasta constituirse como núcleo principal de la Asociación de Estudios Melillenses. Antonio Bravo Nieto, profesor, doctor en Historia del Arte desde 1995, su ámbito de estudio guarda mucha relación con el patrimonio y la arquitectura en el norte de África y ha formado parte de diversos proyectos de investigación y realizado numerosas publicaciones. Es profesor de Historia y desempeñó la dirección del Centro Asociado a la Uned hasta 2019.

Cuenta con un curriculum extenso y brillante: Ha recibido premios de investigación y un diploma internacional Europa Nostra por su labor en la restauración del patrimonio. ​Es miembro del Instituto de Estudios Ceutíes y académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (2000), de la Real Academia de la Historia (2001), de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo y numerario de la Academia Andaluza de la Historia desde 2013.

Además, desde 2004 es el cronista oficial de Melilla, un cargo vitalicio que pone la guinda a su exitosa carrera como historiador.

¿Qué es un cronista oficial?

Muchas ciudades y pueblos de España cuentan con la figura del cronista oficial. Es la forma en la que una comunidad visibiliza la importancia de su historia, su patrimonio y su pasado. Un cronista oficial puede ser un investigador, un profesor o periodista, o simplemente una persona interesada vocacionalmente por la historia de su ciudad. Mucha gente no sabe que es un cargo sin remuneración alguna (muchos creen que cobro un sueldo o gratificación por ello), y cuyo carácter es totalmente honorífico y que, como señala su reglamento, no conlleva obligaciones ni adscripciones de ningún tipo, salvo su dedicación absoluta a la investigación sobre la historia de la ciudad. Por esta razón su independencia es absoluta, a lo que también contribuye el carácter vitalicio del cargo.

 ¿Cómo es el trabajo que desarrolla?

Las funciones del cronista conllevan un fuerte sentido vocacional y se centran en la necesidad de fomentar, generar y apoyar iniciativas que ayuden al conocimiento de la historia de Melilla y de su sociedad. Para ello se debe tener un estrecho contacto con centros documentales, instituciones de investigación y con las personas interesadas en estos temas, tanto a nivel local como nacional e internacional. Es importante para el cronista fomentar y propiciar la investigación de terceros, ayudando y guiando posibles trabajos a personas que requieren ayuda.

Entiendo también que el cronista debe tener una producción investigadora, porque es importante ir sumando conocimientos sobre la ciudad, sus gentes y su historia, y hacerlo de forma continuada. En este sentido puedo decir que, desde mi nombramiento, todos los años he intentado mantener un ritmo regular de publicaciones y de conferencias, que permitan visibilizar tanto a la institución como a la ciudad de Melilla.

Por otra parte, los medios que se utilizan para cumplir estos fines pueden ser muy variados, y van desde participar en congresos internacionales donde se hable de la ciudad y de sus valores y patrimonio, hasta medios más cercanos al ciudadano, que pasan por la propia consulta telefónica, o una participación regular en las redes sociales como facebook, porque muchas veces las preguntas o consultas llegan por estas redes.

¿Cree que se cuida suficientemente la historia local?

Tendría que contestar que no, porque siempre hay que aspirar a más. Por muy bien que hagamos las cosas, pienso que deberíamos hacerlo mejor.

En el caso de Melilla, que es además una ciudad milenaria, con una historia tan intensa y tan llena de periodos de distintas épocas y culturas, el forjar un conocimiento de su historia no es algo superfluo, porque en el fondo este conocimiento se debe convertir en una seña de identidad de cualquier melillense.

Se deberían potenciar mucho más estos conocimientos en los estudiantes melillenses, en todos los niveles, desde primaria hasta la universidad, consiguiendo con ello una mayor comprensión de la historia y de su patrimonio tanto material como inmaterial.

¿Con qué episodio de la historia de Melilla se queda? ¿Cuál detesta?

Difícil pregunta, porque hay muchos episodios interesantes, tal vez algunas de las dos primeras veces en las que la ciudad fue ciudad autónoma (una como Rusaddir y la otra como Melilla), cuando los ingenieros italianos estuvieron trabajando en la ciudad en el siglo XVI, o los inicios del siglo XX cuando se diseña y construye la urbe modernista. Y como periodo detestable, sin lugar a dudas, la Guerra Civil y la Represión.

¿Ser fronteriza de alguna forma ha hecho especial la historia de nuestra ciudad con respecto a otras localidades?

Melilla es una ciudad de frontera. Lo ha sido durante siglos, y lo sigue siendo, es imposible entenderla sin comprender lo que significa su localización geográfica, que para bien o para mal es la que es, por lo que durante toda su historia ha sido la frontera y sus circunstancias las que han determinado los periodos históricos de la ciudad.

Durante los dos últimos años, hemos vivido un periodo en el que la frontera se ha mantenido cerrada y ello ha alterado el propio funcionamiento de la ciudad, esperemos que su apertura sea utilizada como una posibilidad de mejora para todos los melillenses, lo que exige lógicamente marcar unas reglas y normas que la conviertan en un mecanismo positivo y no en una fuente permanente de conflictos o de noticias negativas.

¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo como cronista?

El servicio público. Una de las principales preocupaciones cuando acepté el puesto era poder contar con un espacio físico donde desarrollar las funciones del cronista, y contar además con apoyo para ello.

Tengo que decir que cuando fui nombrado en 2004 no existía absolutamente nada, ni espacio físico, ni documentación, ni fondos documentales o bibliográficos que hicieran pensar que la institución existía. Desde el primer momento trabajamos para poder contar con un espacio de trabajo, y lugar donde poder ir depositando fondos tanto bibliográficos como documentales. El primer local donde se sitúo la oficina no tenía condiciones por su alto deterioro para albergar estas dependencias y por esa razón se adaptaron los bajos de la calle Justo Sancho Miñano nº 2 que es donde estamos hoy día. Actualmente puedo decir que la ciudad cuenta con una oficina perfectamente estructurada, que permite dar servicio a las personas que nos lo requieren, y tener perfectamente custodiados unos fondos que tienen ya una importancia relevante para nuestra historia.

Las colecciones se han ido enriqueciendo con fondos históricos aportados por diferentes personas o instituciones. Los primeros fueron una parte importante de mi propia biblioteca y archivo, pero posteriormente hemos recibido otros fondos como la biblioteca Valle Lerchundi, parte del archivo de la Compañía Minas del Rif, el archivo de la familia Jiménez Segura y de la Asociación Tallaví, fototecas de medios de comunicación, o una mínima parte de lo que fue el archivo del anterior cronista, entregada a la ciudad por su familia años después de su fallecimiento.

En la actualidad contamos con varios miles de obras relacionadas con Melilla o con el norte de África, más de 300 cabeceras diferentes de revistas, una fototeca muy importante con más de 80.000 fotografías de Melilla, y diversos materiales documentales como planos, material visual, etc. En suma, la aportación de 18 años de trabajo.

¿Qué admira más de sus antecesores? ¿Qué les debe Melilla, quizás algún homenaje o reconocimiento?

Aunque ya ejercieron como historiadores de Melilla personajes como Juan Antonio de Estrada en el siglo XVIII y posteriormente Miguel Acosta, se institucionalizó el puesto ya en el siglo XX. En sesión ordinaria de 28 de junio de 1921, la entonces Junta de Arbitrios (órgano de gobierno de Melilla) nombró al primer Cronista Oficial de la Ciudad. Por su trayectoria como historiador de la ciudad y autor de obras como Datos para la Historia de Melilla y Efemérides y Curiosidades, fue elegido Gabriel de Morales y Mendigutia. Lamentablemente apenas si estuvo un mes como tal, ya que fallecía escasos días después, el 22 de julio del mismo año. Desde entonces, fueron nombrados como cronistas oficiales Rafael Fernández de Castro y Pedrera y Francisco Mir Berlanga.

A todos ellos les debemos mucho, trabajaron sobre temas que les apasionaban y de forma voluntariosa, en algunos casos sin medios y sin ayuda. Gabriel de Morales fue el primero que se atrevió a escribir una historia de Melilla y Rafael Fernández de Castro fue un ávido investigador de muchos temas y a él se debe lo que conocemos del Cerro de San Lorenzo. Mir Berlanga actuó directamente para iniciar los trabajos de restauración de Melilla la Vieja.

Fueron historiadores del siglo XX, y no podemos enjuiciar su trabajo desde la actualidad porque los descontextualizamos. Sería como criticar el trabajo de un médico en 1914, visto desde las técnicas de la medicina actual.

Yo manifiesto desde luego mi respeto por todos ellos, y algunos otros que sin ser cronistas de Melilla también aportaron su visión sobre la historia de la ciudad, como Constantino Domínguez.

¿En la era de la imagen, cómo cree que está tratada la historia de Melilla?

La historia de Melilla está muy distorsionada, como la imagen de Melilla en general. Mediáticamente es dificilísimo combatir lo que podemos llamar “las leyendas negras” de la ciudad, y que en Google las referencias sean siempre noticias negativas, como las centradas en la valla.

Por esta razón una de mis principales preocupaciones ha sido la presencia en los medios de comunicación, en las redes sociales y en internet en general. Y ello porque hay que asumir que estamos en el siglo XXI y que el acceso a la información cada día es más global y universal. Difundir un trabajo de investigación histórica es complicado porque poca gente tiene acceso a las revistas o a los libros en los que aparecen los trabajos, y es difícil llegar a ellos. Por esa razón desde hace varios años iniciamos un trabajo para poder facilitar el acceso a la información, creando un portal donde cualquier persona pueda consultar o descargarse en formato PDF cualquiera de mis trabajos, libros o artículos. Este portal es de acceso público. www.abravo.es es muy útil porque también permite que pueda recibir consultas de cualquier persona desde la red, y puedo decir que es muy variado el abanico de preguntas que me formulan sobre Melilla y su historia, lo que significa que existe una gran curiosidad sobre nuestra ciudad.

También se ha intentado mantener una presencia sólida en otros medios digitales, hoy de consulta masiva por personas que investigan, como academia.edu https://uned.academia.edu/AntonioBravo, cualquier persona, de forma libre y gratuita puede consultar las publicaciones. Actualmente, esta lista está compuesta por 195 libros y artículos de diversos temas, que han recibido 124.518 visitas y descargas a fecha de hoy, siendo la media mensual de unas 1.200 visitas. Los países desde donde se realizan las descargas de estas publicaciones son ya más de 80, y algunos de esos lugares son realmente curiosos, por ejemplo de México hemos tenido 2.809 visitas y como anécdota, de la tristemente célebre Ucrania 98.

¿Qué mensaje lanza a los melillenses sobre su historia?

Creo que la historia y el patrimonio de Melilla es algo más que un conjunto fortificado o una ciudad modernista en la que se han movido diferentes sociedades, pienso que debe ser la base de unas señas de identidad de una sociedad que debe proyectarse hacia el futuro. Si Melilla es diferente en lo bueno, es precisamente por el patrimonio, y todos los melillenses deben sentir este patrimonio histórico como algo propio, algo a defender y una herencia que no podemos dilapidar. Además defiendo desde hace mucho que es precisamente todo este conjunto de elementos lo que nos hace especiales y que debiera ser la base económica para el futuro.

Melilla es una ciudad milenaria, ha sufrido drásticos cambios, se han sucedido todo tipo de hechos y transformaciones y actualmente tenemos la obligación de respetar todo esto como un bagaje o una herencia de valor incalculable.

 

 

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