La imagen es precisamente lo que parece, un coche de novios envuelto en plástico transparente; ese que normalmente se usa en cocina. Se encontraba en la puerta de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, esperando que los novios, ya convertidos en matrimonio, hicieran uso de él para trasladarse al lugar de convite.
Evidentemente se trata de una broma más en un día que, si se caracteriza por algo, es por la fiesta y por la alegría. A los contrayentes o en su defecto al conductor del vehículo, así de primeras, no les hizo tanta gracia, pero desde luego al ideólogo de la broma, así como a todos cuantos repararon en el vehículo, si les produjo, cuanto menos, una amplia sonrisa.
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