Un año después

Coalición por Melilla, el partido con mayor respaldo en las urnas, de los tres que componen el Gobierno local, ha hecho hoy balance de su primer año de legislatura. Para dar consistencia al relato ha colgado en sus redes sociales cuatro imágenes que dejan claro que Mustafa Aberchán corta el bacalao contra viento y marea.

Con ocho de los trece diputados que componen el tripartito, los cepemistas han resumido sus doce meses en el Ejecutivo con cuatro fotos, una descripción y un punto y final. Doy por hecho que no ha habido hilo en Twitter porque no tienen mucho que contar. Este primer año de legislatura ha sido traumático en Melilla, en España y hasta en Wuhan.

El aniversario coincide con la difusión en redes sociales de un vídeo cutrecillo que resume lo que han sido estos 12 meses para los melillenses. Me refiero al viral del barco de Armas hecho polvo y a punto de encallar. Pese a la baja calidad del audiovisual y al pésimo humor de los comentarios incluidos, el vídeo ha circulado como la pólvora por los mentideros políticos.

No sé si los consejeros del Gobierno de Melilla son conscientes de que a ninguno se le juzgará por separado. Dentro de unos años, a menos que alguno haga un milagro, se le recordará, con suerte y si Dios quiere, por haber formado parte del tripartito que prometió el cambio y que en un año nos dejó sin contrato marítimo, sin comercio atípico; sin aviones y con hambre y paro de aquí a Hong Kong.

¿Qué ha hecho el Ejecutivo local que merezca la pena resaltar un año después de la toma de posesión en la Asamblea? Poner carteles en tamazight en algunos puntos de la ciudad y crear una estructura mastodóntica con una ingente cantidad de cargos políticos, a los que con una nómina abultada que pagamos todos se les agradecen los servicios prestados durante la larga travesía por el desierto a la que les condenó el expresidente Imbroda, encadenando casi 20 años de victorias rotundas en las elecciones municipales.

Más que una fecha para celebrar, este aniversario es una fecha para reflexionar. En primer lugar sobre el problema principal de la mayoría de españoles: el paro. CpM en eso tiene mucho que decir porque las consejerías con mayor peso económico son suyas. Decir que en ese sentido ha habido avances sería, además de autocomplaciente, faltar a la verdad. Estamos peor, por los motivos que sean.

Mi hermana Lourdes, que es autónoma y tiene un bar en la costa de Alicante, solía votar PSOE porque Zapatero la ilusionó con la regularización masiva de inmigrantes; la aprobación de la Ley de Dependencia; el matrimonio homosexual y el famoso cheque bebé. Estuvo votando a los socialistas en municipales, europeas y autonómicas hasta que llegó la crisis de 2012 y su bar se quedó vacío porque media España estaba en el paro y no había dinero ni debajo de las piedras. Ella es una de las pocas emprendedoras de la zona que abrió en esa época, como las funerarias: todos los días. Aguantó con los dientes apretados y consiguió salvar el Patanegra de La Torre de La Horadada del cierre masivo de establecimientos en Orihuela Costa.

Desde entonces vota otra cosa porque no quiere elegir con el corazón. Tiene que pensar en sus empleados y en sí misma y ya se sabe, a la izquierda, le des la economía que le des, te la dejan hecha polvo.

Todos recordamos sin hacer mayores esfuerzos los hitos del Gobierno de Zapatero. ¿Podemos decir lo mismo del tripartito? ¿Cuántas promesas electorales han cumplido? ¿Hoy hay menos pobreza en Melilla? Estamos peor. Es la realidad. Tan mal estamos que dan ganas de meterse en el Sagrado Corazón y caer de rodillas ante la Virgen de la Soledad y pedir con lágrimas en los ojos: “Virgencita, que me quede como estoy”. Porque si una cosa hemos comprobado los melillenses es que siempre se puede estar infinitamente peor.

Del tuit de CpM, me quedo con la intención de sus diputados y altos cargos de sentarse a reflexionar sobre qué van a hacer en el segundo año de Gobierno. Como mínimo para lanzar una pregunta al aire: ¿Aguantará otros 12 meses el tripartito?

Si algo nos ha enseñado este Ejecutivo es que los navajazos a tres bandas no se pueden esconder. Necesitan luces y testigos. Que CpM ‘celebre’ el aniversario del Gobierno del cambio sin sus otros dos socios de la Asamblea nos ayuda a valorar la consistencia de unidad de acción de la que pueden hacer gala en el tripartito.

Lo suyo es hacer una rueda de prensa conjunta para vender ante la prensa los logros de cada uno. Porque siempre hay cosillas hechas en las consejerías que no se ven, pero que benefician a mucha gente. Éste es un buen momento para hacer balance, por ejemplo, del número de pensiones no contributivas que se han gestionado en el último año; la evolución de las listas de espera de dependencia; el número de personas que reciben el Impuesto Melillense de Integración o de subvenciones otorgadas a empresas.

Pero para eso hace falta voluntad y ganas de garantizar la estabilidad. Lo último que necesitamos hoy es volver a las urnas.

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