Su presidente, Carlos Esteban, agradeció especialmente que por primera vez una empresa privada (Global Center) haya colaborado con la iniciativa. Aspanies clausuró ayer la décima edición de sus tradicionales talleres de verano que, como todos los años, marcan el final del curso anual de sus actividades para, tras las vacaciones de agosto, iniciar en septiembre un nuevo período de iniciativas encaminadas a fomentar la atención e integración de los melillenses con algún tipo de discapacidad intelectual.
El vicepresidente segundo del Gobierno local, el consejero Abdelmalik El Barkani, y el viceconsejero de Bienestar Social, Hassan Driss, fueron los encargados de representar al ejecutivo melillense en un acto que reunió a los 60 participantes en los talleres, así como a los 20 voluntarios se han encargado de organizarlos y dirigirlos.
Carlos Esteban, presidente de la Asociación de Padres de Niños Especiales (Aspanies), agradeció especialmente en su intervención el apoyo que prestan las Consejería de Bienestar Social y el IMSERSO, para hacer posible estos talleres que, en este año, además, han contado por primera vez con la colaboración de un empresario privado, en concreto el propietario de Global Center. La empresa ha cedido pantallas y consolas para que pudieran realizarse campeonatos de juegos digitales entre los beneficiarios de los talleres.
Dirigidos a asociados de más de cuatro años de edad, las actividades que se han llevado a cabo, principalmente en la playa y en el Fuerte de Rostrogordo, han sido de tipo deportivo, eminentemente, para los más mayores, y de tipo lúdico para los menores, con un amplio abanico de manualidades también para los de menor edad.
Con los más pequeños se ha celebrado también por cuarto año consecutivo “El Día del Hermano”: una actividad para niños de menos de doce años que ha buscado fomentar las relaciones entre menores de una misma familia en la que el discapacitado requiere de una especial comprensión por parte de sus allegados.
La asociación Aspanies cumplirá en diciembre próximo 21 años de existencia y cuenta con algo más de 400 socios, más de la mitad afectados por alguna discapacidad y el resto en calidad de socios protectores.
Tiene su sede en la Casa de la Juventud y se centra en la población melillense con discapacidad intelectual: desde discapacitados límites –imperceptibles incluso para la mayoría de los ciudadanos- hasta los casos más agudos de parálisis cerebral, autismo o síndrome de Down.
A lo largo del año, mantiene sus puertas abiertas en horario de mañana y tarde, con talleres, de lunes a viernes, en los que también se enseña a sus asociados a realizar trabajos de manufactura o labores domésticas básicas que puedan resultarles especialmente útiles.
La asociación se nutre de las aportaciones del 0,5 del IRPF, del convenio IMSERSO-Ciudad Autónoma, de las aportaciones de distintas Consejerías y de las modestas cuotas de sus asociados.
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