Amnistía Internacional pide a Asuntos Exteriores que se interese por Alí Aarrás

La organización afirma que el estado de salud del belga, nacido en Melilla, y en huelga de hambre, es “muy crítico”. Amnistía Internacional informó ayer de la petición dirigida al Ministerio de Asuntos Exteriores para que éste pregunte a las autoridades marroquíes sobre el estado de salud de Alí Aarrás, el ciudadano belga, nacido en Melilla, que fue extraditado a Marruecos en diciembre de 2010, acusado de vinculaciones terroristas. La organización explica en un comunicado publicado en su página web que Aarrás se declaró en huelga de hambre el pasado 10 de julio y desde entonces se encuentra en estado “muy crítico”.   
Su estado de salud se ha deteriorado con el tiempo y, según afirma Amnistía Internacional, “no puede tenerse en pie y le cuesta hablar”. Además, denuncian que se le ha negado las visitas de sus familiares y abogados en la cárcel de Salé II, cerca de Rabat. Según el comunicado, Aarrás se ha negado incluso a la ingesta de líquidos “para protestar por los malos tratos a los que es sometido por las autoridades de la prisión”.

Proceso judicial “sin garantías”
Aarrás fue detenido en Melilla en función de las órdenes de detención internacional cursadas por Marruecos el 28 de marzo de 2008. La Audiencia Nacional española autorizó su extradición a Marruecos el 21 de noviembre de 2008, tras el compromiso del Gobierno marroquí de que no sería condenado a muerte ni a cadena perpetua sin la posibilidad de obtener la libertad condicional. Amnistía Internacional recordó en su comunicado que su organización intentó impedir la extradición, alertando a las autoridades españolas del riesgo de que el ciudadano belga fuera detenido “en régimen de incomunicación, sufriera tortura y otros malos tratos y fuera juzgado sin las debidas garantías. Lamentablemente, nuestros temores de Amnistía Internacional se confirmaron”, asegura en su página web.
De acuerdo con la información de la que dispone la organización, tras su extradición a Marruecos, Aarrás quedó recluido en régimen de incomunicación y sufrió tortura durante 12 días en un centro secreto de detención de la Dirección General de Vigilancia del Territorio en Témara, cerca de la capital marroquí.

Investigación de las torturas
Amnistía Internacional asegura en su nota de prensa que “las autoridades marroquíes no han investigado las reiteradas denuncias de tortura de Ali Aarrass, pese a haberse presentado un examen médico, realizado durante la visita en septiembre de 2012 del Relator Especial de la ONU sobre la cuestión de la Tortura, que aportó indicios de que Ali Aarrass había sido torturado”.
Además, asegura que el Gobierno español “vulneró el principio de no devolución, consagrado en diversos tratados internacionales de los que España es parte”.
Por todo ello, la organización solicitó al Ministerio de Asuntos Exteriores que pregunte a Marruecos por la situación de Aarrás y les exiga que un médico atienda al belga. También le pide que inste a las autoridades marroquíes a que respeten los derechos de Aarrás como preso, permitiéndole el contacto con su familia y sus abogados y que se investiguen los informes sobre la tortura u otros malos tratos infligidos, especialmente el 10 de julio de 2013 en la prisión de Salé II y durante su detención en la sede de la Dirección General de Vigilancia del Territorio de Témara en diciembre de 2010.