–En esta ocasión presenta un nuevo volúmen poético pero, quizá su obra más conocida sea ‘Rimadario’.
–Afortunadamente mi poesía no es desconocida. En el caso de Rimadario se ha presentado en el Gran Café Gijón de Madrid, en Murcia, Lorca, Torró, Torre del Mar y Marbella y siempre ha tenido muy buena acogida.
–¿Y en su ciudad natal también ha sentido el calor del público?
–Precisamente aquí siempre me han tratado muy bien y me he sentido muy bien acogido. Y también he sentido el apoyo de la Consejería de Cultura, el área de Educación y el Sindicato de Escritores de Melilla al cual pertenezco.
–Casi se puede decir que es profeta en su tierra.
–No sé, yo estoy contento simplemente por la acogida. La relación con los medios de comunicación también ha sido muy buena y de hecho he colaborado y colaboro con periódicos locales.
–¿Es difícil hacerse un hueco en el mundo literario?
–Por no decir que es casi imposible. O tiene uno padrino o uno se va abriendo camino. En mi caso, me he encontrado con personas que han considerado lo que hago, no son padrinos propiamente dicho pero sí personas que me han apoyado.
– ¿Se puede vivir de lo que un autor escribe?
–Yo desde luego no, pero soy una persona que tiene ilusión por las cosas, siempre ha sido así, y valoro mucho conservar ese espíritu. Tener ganas de luchar y aunque es difícil hay que tener una visión positiva de la vida.
–¿Un poeta nace o se hace?
–Influyen muchas cosas. Yo con nueve años pensé en ser escritor y con once ya me había leído a los grandes poetas como Juan Ramón Jiménez, Espronceda, Federico García Lorca o Rubén Darío. Mi familia era humilde pero respetaban y tenían cariño por la cultura.
–¿Qué poeta le ha inspirado más?
–Para mí, los grandes poetas son los que son capaces de transmitir lo que sienten. García Lorca, Miguel Hernández, Antonio Machado y también su hermano Manuel, y Gustavo Adolfo Bécquer, que es muy despreciado por algunos, transmiten sentimientos muy profundos.
–¿Hoy día se escriben obras de la misma calidad que los grandes escritores?
–Algo hay. Yo aspiro a que lo mío esté dentro de ello porque hay que aspirar a algo. No es falsa modestia, lo siento así, porque hago lo que siento y algo que uno expresa con sentimiento, con verdad, pues merece ser tenido en cuenta. Es una forma de sentir, de vivir y de ser honesto con uno mismo.
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