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Alumnos de Primaria, entre fogones con el programa ‘pequeños cocineros’

Para un niño, la cocina es un lugar misterioso. Para muchos padres un espacio peligroso.

Demasiados cuchillos, enchufes y hornillas calientes, a las que los más pequeños no deben acercarse. Sin embargo, los alumnos de cuarto de Primaria del colegio Velázquez demostraron que se manejan perfectamente entre fogones. Ayer por la mañana participaron en la iniciativa ‘pequeños cocineros’, promovida por los profesores de los cursos de formación profesional de cocina del Instituto Juan Antonio Fernández. Enfundados en sus mandiles y gorros blancos 30 niños tomaron la cocina de este centro. Desde primera hora de la mañana se pusieron manos a la obra. Las delicias a elaborar eran un batido de frutas y muffins de chocolate. “No hay que complicarse mucho, además las recetas tienen que gustar a los pequeños”, señaló Tatiana Benet, profesora de cocina y restauración. Lo ideal, según Benet, es por tanto empezar por cosas sencillas que les resulten atractivas. Además destacó la importancia de conseguir que sea una experiencia agradable que les implique directamente. Objetivo cumplido. Los protagonistas fueron los más pequeños , que mostraron que la cocina no sólo es un espacio para los adultos. Durante toda la mañana pudieron dar rienda suelta a su imaginación. Pero no sólo había que tirar de ingenio. Cada grupo contaba con la ayuda de un monitor que además de supervisar las artimañas de los pequeños, indicaban los pasos a seguir. Separar las yemas de las claras, pesar ingredientes y la importancia de respetar los tiempos de cocción fueron algunos de las claves culinarias que aprendieron ayer.

Aprender nuevos valores

Enseñar a los niños a cocinar no sólo les ayuda a involucrarse en las tareas del hogar, sino que además les da un sentido de responsabilidad y respeto. “Es un programa muy positivo. Los alumnos aprenden a esperar a su turno y se conciencian de la importancia de la higiene personal”, explicó Ángeles Aledo, maestra del colegio Velázquez. “Los niños que cocinan en grupo sienten que su trabajo se valora de una manera concreta”, indicó Aledo.

Salida al huerto

La participación de los niños en su dieta no sólo quedó en la cocina. Con la salida al pequeño huerto del instituto vieron el origen de muchos productos que consumen en casa. “El contacto con la naturaleza y conocer los procesos de transformación de la materia prima es muy importante para que entiendan mejor de dónde viene cada alimento, para que valoren más el trabajo que hay detrás de cada comida y se interesen por ingredientes que no les gustaban antes, dijo Juan Casaña, profesor de cocina.

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