Alicia Benarroch: "La mejor forma de demostrar que nos importa Melilla es comprando un árbol"

Alicia Benarroch (Melilla, 1960) es profesora titular de la Universidad de Granada, en el Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales y doctora en Ciencias Químicas. Con El Faro ha accedido a hablar sobre el Plan Estratégico de la Ciudad y las medidas a tomar en temas relacionados con el  medio ambiente como recursos hídricos y energías renovables.

¿Es viable dar marcha atrás al deterioro del medio ambiente en Melilla?

El problema del medio ambiente es precisamente este, que se deteriora muy rápido y en cambio, se recupera muy lentamente. Para demostrar esto, baste poner el ejemplo del agujero de la capa de ozono. El problema fue bien identificado en los años 80 y hubo una reacción unánime que fue firmada en Montreal en 1987. Según ese protocolo, se acuerda abandonar la producción de sustancias destructoras del ozono. Sin embargo, no será hasta 2050 cuando se prevé que se recuperará completamente la capa de ozono. El problema se originó en un tiempo muy inferior al que se requiere para su recuperación.

En Melilla, llevamos mucho tiempo ignorando el deterioro del medio ambiente. Yo llevo a mis alumnos a dar una vuelta por la circunvalación y, a la altura del cementerio musulmán, les hago mirar a ambos lados de la carretera. La diferencia es impactante. En el cementerio musulmán, la biodiversidad es increíble. En el lado contrario, hay un terreno desértico por haber sido utilizado como campo de tiro.

¿Tenemos dinero para cambiar esta tendencia?

Bueno, me gusta ser optimista y el Plan Estratégico podría anunciar un cambio.

¿Por dónde empezamos?

Sin menospreciar todas las medidas que se proponen en el plan, y la importancia de que confluyan en mejorar el medio ambiente melillense, estoy convencida de que debemos empezar por la educación de los más pequeños. Ellos serán sin duda los que, si están concienciados, podrán avanzar en las soluciones.

El tema agua es quizás el que más preocupa en la ciudad porque llevamos años padeciendo los cortes del suministro, la baja presión y el agua de grifo de muy mala calidad. 

Es cierto que no tenemos el agua de Granada, pero también lo es el hecho de que valoramos muy poco el agua que tenemos. Conseguir agua potable en Melilla es mucho más caro y difícil que en Granada. Si todos los melillenses supieran esto, quizás valoraríamos más el agua que tenemos. No creo que la solución esté en seguir ampliando la desaladora, pues los daños ambientales de esta instalación, así como el elevado coste energético, hacen que debamos pensar en ella como un recurso al que deberíamos acudir en caso de emergencia, y no que sea nuestra principal fuente de abastecimiento.

¿Qué ha ocurrido para llegar a esta situación?

Pues que hemos abusado de las aguas subterráneas. Estas se controlaron muy bien hasta hace más o menos 30 años. Recuerdo cuando se hicieron las excavaciones en los pozos del Aeropuerto y la alta calidad del agua extraída de ellos, la enorme alegría que ello supuso. El equipo de electromecánica de la ciudad hacía un registro diario de los niveles y de la calidad del agua extraída. Ante cualquier problema, se estrangulaba la salida del agua, para dar un margen de recuperación…

¿Cuánto tiempo necesitamos para revertir esta situación?

Probablemente, mucho y también probablemente jamás consigamos volver a los tiempos iniciales. Mientras tanto, tendremos que seguir tirando del recurso de emergencia. Lo que sin duda podemos hacer es gastar menos agua y, sobre todo, controlar en qué se gasta. Es desorbitada la cantidad de agua que se gasta en Melilla. Al menos, deberíamos invertir en el control del agua no registrada. Y esto no es tan caro. Solo se requiere voluntad política.

En Bruselas no tienen el sol que tenemos en Melilla y lo normal es ver allí muchos tejados con placas solares. ¿Qué ha pasado en España, y en nuestra ciudad, para que desaprovechemos la energía solar? ¿Llegamos tarde? ¿Por qué?

Desaprovechamos la energía solar e incluso la eólica en nuestra ciudad, porque todos los modelos y prototipos de construcción responden a modelos alemanes donde carecen de esa energía. ¿Alguien ha caído por qué en Melilla se construyen casas donde no hay patios para tender la ropa? ¡Es increíble que, con el sol que tenemos, los melillenses tengamos que usar secadoras! Esto es consecuencia del escaso desarrollo científico-tecnológico de nuestro país. Y, de nuevo, si queremos revertir esta situación, tenemos que comenzar invirtiendo en formación STEM de nuestros escolares.

El Plan Estratégico de Melilla incluye eso que todos sabemos: que hay que favorecer, cuidar y mejorar el arbolado. ¿Qué necesita Melilla para pasar de la teoría a la práctica? ¿Por dónde empezamos?

Quizás tengamos que imitar el comportamiento de Israel. Recordemos que este país era un desierto hace apenas 70 años. Y, desde entonces, personas de todo el mundo han estado donando árboles a Israel a través del Fondo Nacional Judío. Podríamos difundir, sobre todo entre los niños, que la mejor forma de demostrar que nos importa Melilla es comprando un árbol, por la cantidad módica de 20 euros. Por esta cantidad, se compra un árbol, se vuelve verde Melilla, se protege el ambiente y se mejora el aire que respiramos.

Los huertos sociales, jardines verticales, la renaturalización del Río de Oro son propuestas ya en marcha. ¿Son suficientes?

No, nada es suficiente, pero sí son medidas necesarias. Arriba hemos propuesto otras que podrían añadirse y que mejorarían sobre todo la concienciación humana sobre el problema.

¿Qué podemos hacer para que los melillenses dejen el coche y caminen o tiren de la bici y el transporte público? ¿Culturalmente es viable acometer este cambio?

Por supuesto que es posible. De hecho, creo que poco a poco se va consiguiendo. Sigue habiendo dificultades, como por ejemplo las asociadas a la entrada y salida de los colegios. Habría que buscar estrategias, como permitir la entrada media hora antes, premiar el transporte compartido y/o público, fomentar el transporte escolar, etc. Lo último es tirar la toalla.