Sonrisas, vítores, emoción y cánticos, así vivieron centenares de melillenses la reapertura de la frontera de Melilla con Marruecos después de "dos años y dos meses", tal y como recalcaban numerosos ciudadanos. Ya fuese con la maleta en la mano o con un móvil para compartir el momento, horas antes ya había bullicio frente al paso fronterizo de Beni Enzar, el único de los cuatro que va a abrir de momento. Uno de los que cruzó nada más abrir el paso fue Ángel. Explica que lleva siete años viviendo en Melilla y él tenía alquilada una casa nada más cruzar la frontera, una práctica bastante habitual por el precio del alquiler en la ciudad española. Cuando cerró la frontera, tuvo que alquilarse una habitación en Melilla mientras pagaba la de Beni Enzar. "Fatal", responde Ángel al ser preguntado por estos dos años. Recalca que tiene familia, los echa de menos y se ha estado comunicando por teléfono. Cree que los gobiernos de España y Marruecos deberían haberse puesto de acuerdo antes y que "toman esto como una finca propia, les importa el pueblo tres narices, como de un lado a un otro, ellos están solo pendientes de sus intereses". Concluye que "no tiene sentido" tener una frontera cerrada. Najim también estaba listo para cruzar esa misma noche. Asegura que "tiene muchas ganas de salir al otro lado" después de 26 meses con las puertas cerradas y sin poder ver a los amigos que tiene. "Hoy es un día muy importante para la ciudad de Melilla y sobre todo para los melillenses y en especial para los rifeños". No se quiso olvidar de los ceutíes, a los que quiso mandar un fuerte abrazo. Yasmin y Sarah son dos hermanas que esta noche cruzaron con sus padres. Con mucha emoción, señalaron que lo primero que iban a hacer era abrazar a su abuela. La familia al completo se mostró feliz al dar su pasaporte al policía español. La apertura oficial tuvo lugar cuando se abrieron las puertas centrales y las autoridades de ambos lados se saludaron cordialmente. La prensa de ambos países no se quiso perder el momento, los marroquíes llegaron incluso a acompañar hasta la zona española a los responsables de allí. El primero en cruzar de Melilla a Marruecos lo hizo en bicicleta y poco a poco se iban sucediendo los vehículos y los peatones. Hubo un momento en el que, en la zona exterior, la Policía Nacionaltuvo que frenar el paso y ir dejando entrar en pequeños grupos porque el control se había "saturado". En la dirección contraria, de Marruecos a Melilla, había menos afluencia y pasados unos minutos de las 00:00 horas ya se empezaron a ver los primeros vehículos y peatones. El primer coche que pasó de Marruecos a Melilla fue vitoreado por toda la multitud que aguardaba frente a las puertas de Beni Enzar.
Vivir el momento
Quienes no iban a cruzar, tenían el teléfono en alto grabando. Una de ellas era Rachida, quien aseguró estar "contenta" y que se trataba de un día "muy especial después de dos años y dos meses". Lo más duro para ella, dijo, es estar lejos de su padre, al que echa de menos. "Quiero dar gracias a Pedro Sánchez, al rey de Marruecos y al rey de España. Muchísimas gracias". Hafida y Mimón es un matrimonio de jubilados que se sentaron a esperar en la jardinera de la rotonda que hay frente al puesto fronterizo. Ella es la que tiene familia al otro lado y señala que lo ha pasado "mal, siempre estoy llorando". Ahora se encuentra mejor y espera ver a sus hermanos y a su madre, que está enferma. Solo han podido verse una vez en estos dos años, para lo que tuvieron que coger un avión hasta Málaga y de ahí a Nador. "Muchas gracias a todos, a la delegada, a toda su familia y a toda Melilla". Los agradecimientos se iban sucediendo, "Marruecos ha hecho un acuerdo con España y lo está cumpliendo, gracias al gobierno marroquí y al gobierno español por estar como hermanos y siempre tienen que estar unidos los dos", dijo Gamal. Pide, por favor, que tienen que dejar el paso abierto a los melillenses "porque estamos aquí encerrados, esto parece la cárcel de Guantánamo. Por su lado, Fati tendrá que esperar al fin de semana para cruzar por el trabajo. Aún así, afirmó sentirse muy feliz porque ya eran "dos años y dos meses aquí aislados", por lo que son muchos que tenían ganas de un reencuentro entre familiares y amigos y que volviese la vida a la normalidad que había anteriormente. Fati, al igual que numerosos melillenses, resalta que "siempre" ha habido buena convivencia entre las poblaciones de ambos lados y "ojalá que todo salga bien y nunca se vuelve a repetir lo que acaba de pasar". Y es que como dice Fati, para la gente las cuestiones bilaterales que se han estado negociando en los últimos meses quedan detrás en un orden de prioridades. Padres, hermanos, madres, tías, sobrinos... e incluso cónyuges, es raro no encontrarse a un rifeño que no tenga familia o amigos en Marruecos y muchos no han podido ni tan siquiera despedirse de sus seres más queridos que han fallecido a lo largo de estos dos años. Por ello, Fati quiere dejar el mensaje de que se intenten hacer bien las cosas a partir de ahora y evitar cometer los mismos errores, cuya factura ha sido el cierre de la frontera. Espera que mejore el flujo de personas en el paso y que las personas que pase tengan "un mejor comportamiento", alejándose de las imágenes que había antes de la pandemia. "Que haya facilidad para que pase el turismo a Melilla", recalca.