Pasados tres minutos de las ocho de la mañana, Ginés González ya estaba en el Campus de la Universidad de Granada (UGR) en Melilla. Era el primero de las 163 personas que habían sido convocadas para las oposiciones de Correos en la ciudad autónoma. Quería “intentarlo al menos y a ver si hay suerte”, deseó este ciudadano, para quien era su segundo intento, si bien es cierto que en 2019 se había presentado sin estudiar, simplemente para conocer cómo funcionaba el examen.
Él había sido el primero en llegar de entre quienes se examinaban, pero muy poco después lo hizo Abdelkarim Lazhar, quien confesó que lo llevaba “regular”. En su caso, es la primera vez que se presentaba y confesó que lo llevaba “regular”.
Ayer se examinaban más de 84.000 personas en 44 sedes de manera simultánea en toda España para intentar conseguir una de las 7.757 plazas que están en disputa y que se dividen en dos tipos, reparto y oficina, pudiendo uno inscribirse en las dos simultáneamente, aunque los exámenes eran distintos. En Melilla están en disputa nueve de esos puestos -ocho y uno, respectivamente-.
A las 8:15 también estaba ya allí Sara Ahmed, quien, pese a que los nervios la tenían “un poco bloqueada”, pensaba que lo llevaba “bien”. Su primera vez, entre tres y cuatro meses estudiando porque se enteró “un poco tarde” de la convocatoria, esperaba que en esta, su primera tentativa, el examen le saliera bien. Nunca antes se había presentado a cualquier otro tipo de oposición. Para compensar, iba a examinarse de las dos modalidades.
La cantina estaba cerrada y la gente que iba llegando se concentraba a la entrada del edificio nuevo y alrededores. La venezolana Nathalie Flórez, residente en Melilla “desde el terremoto fuerte” en 2016, no se encontraba muy segura, porque “los nervios son muy traicioneros”. Ella también iba a intentarlo en las dos pruebas y, además, iba más confiada que en 2019, cuando no acumulaba puntos para los méritos, que también tienen su valor en el criterio de selección del candidato para la plaza. Eran los cuatro primeros y ninguno de ellos ha trabajado en Correos previamente.
Unos minutos después, a las 8:20, ya había algunas personas más. Como Nathalie, Jesús Saavera, de pie, solo y alejado, confiaba en que los nervios no le jugaran una mala pasada en ninguno de los dos exámenes. Para ello ha estudiado los últimos ocho o nueve meses, aunque, en verdad, “intensos, los dos últimos”.
Confianza
Sentado en uno de los bancos, ajeno a los nervios de los demás, se encontraba Abu Mohamed, quien estaba casi seguro de que iba a conseguir una de las plazas. “Probablemente apruebe”, fueron las palabras literales de quien llevaba dos años preparándose para el examen, en su caso sólo para reparto y no oficina. Además, él se presentaba para las Canarias.
En otro banco, al fondo, una mujer sentada en otro banco reconoció llevarlo mal. Se presentaba, según dijo, sólo porque la había convencido una compañera para intentar juntas sacar la plaza. “Y ahora no la veo, pero ya que estoy aquí...”, apuntó, con un cierto tono de resignación.
De cualquier manera, y aunque fuera su primera tentativa para Correos, ya tenía cierta experiencia en presentarse a oposiciones para otro puesto -“de oposiciones ni te cuento”-, así que aquí iba a intentarlo para las dos: repartidora y en atención al cliente. A ver si por fin había suerte.
Eran ya más de las 8:30 y, aunque el llamamiento estaba previsto a las 8:45, no habría allí más de 50 perronas. Entre éstas, se encontraba Samira Amar, quien estaba repasando a última hora sentada en un banco porque lo llevaba “regulín”. Era su estreno en este examen y, tras siete meses estudiando, había decidido presentarse a las dos modalidades.
A las 8:45 horas comenzó el llamamiento para la prueba de repartidor. Se encargó de ello Lourdes Bernal, colaboradora de Correos.
Presencia de los sindicatos
Allí desde bien temprano se encontraban también, en labores de coordinación, vigilancia y apoyo, dos de los delegados sindicales en Correos: Juan Diego Román, de Comisiones Obreras (CCOO) y Ana Jiménez, de la Unión General de Trabajadores (UGT).
Román calculó en unas 90 el número de personas que finalmente habían acudido al examen de repartidor de las 140 que se habían inscrito. Por lo tanto, si antes daba una media de 14 a uno, ahora se quedaba en nueve. Quedaba todavía la segunda prueba, lo que más tarde hizo aumentar el total a más de cien.
Los candidatos fueron divididos en dos aulas: en una, quienes realizaban los dos exámenes, y en la otra, quienes sólo optaban a uno. Se podían presentar para cualquier lugar de España, que han marcado previamente al examen, hasta un número limitado de ellos.
Entraron bastante temprano porque tanto el llamamiento como el examen tenía que comenzar de manera simultánea en toda España para evitar posible filtraciones. La prueba comenzaba a las diez de la mañana.
Una vez todos los candidatos estuvieron dentro del aula, Román habló con El Faro para considerar “positivo” el número de plazas que se han convocado, aunque le habría gustado que hubieran salido más porque considera que existe “insuficiencia de plantilla”.
El representante de CCOO quiso desear suerte a todos los que se presentaron a un examen de consolidación que calificó como “el primer paso para tener una carrera en Correos”. En cualquier caso, Román aprovechó para reivindicar que este sea “el punto de inflexión para un futuro con puestos a jornada completa”.
Por cierto, el examen constaba de 100 preguntas tipo test y otras diez de reserva por si se invalidara alguna de las otras, todas con cuatro posibles repuestas. Por fortuna para los candidatos, las respuestas erróneas no penalizaban.