El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha asegurado que la creciente sintonía entre Marruecos y el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, no tendrá consecuencias negativas para Ceuta y Melilla. En una entrevista concedida a Telecinco, Albares restó importancia a cualquier posible incidencia adversa, afirmando que “Marruecos es un país amigo y socio estratégico”, mientras que “Estados Unidos ha sido históricamente un aliado de Europa”.
Las declaraciones del ministro se producen en un momento de incertidumbre en España respecto al nuevo acercamiento entre Washington y Rabat, especialmente ante la posibilidad de que el regreso de Trump a la Casa Blanca modifique las relaciones diplomáticas en el norte de África. Albares, sin embargo, ha insistido en que las relaciones bilaterales entre España y Marruecos están fundamentadas en acuerdos sólidos y en la cooperación mutua en diversas áreas.
Uno de los puntos clave en esta relación ha sido la reapertura de la aduana comercial en Melilla y la habilitación de una nueva aduana en Ceuta, que hasta ahora no contaba con una infraestructura de este tipo. Esta medida, pactada con Rabat, supone un paso importante en la normalización de las relaciones comerciales entre ambos países tras los desencuentros diplomáticos de los últimos años, según el jefe de la Diplomacia española.
El restablecimiento de las aduanas responde a los acuerdos alcanzados en la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y Marruecos celebrada en febrero de 2023, donde ambos gobiernos se comprometieron a fortalecer los lazos económicos y mejorar la gestión fronteriza. Desde la reactivación de estas infraestructuras, se ha registrado un incremento significativo en el comercio transfronterizo, beneficiando a los empresarios de ambas ciudades autónomas.
El reciente fortalecimiento de la relación entre Marruecos y Donald Trump ha generado preocupación en sectores políticos y estratégicos en España. Durante su anterior mandato, Trump reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental en diciembre de 2020, a cambio de que Rabat normalizara sus relaciones diplomáticas con Israel. Este movimiento, que se apartaba de la postura tradicional de la ONU sobre el conflicto saharaui, fue recibido con inquietud en España y la Unión Europea.
Actualmente, con Trump de nuevo en la Casa Blanca, los analistas advierten que este respaldo a Marruecos podría intensificarse, lo que podría afectar a la estabilidad en la región. Sin embargo, Albares ha descartado cualquier impacto negativo para los intereses españoles en Ceuta y Melilla, asegurando que la diplomacia española mantiene una interlocución fluida tanto con Rabat como con Washington.
Más allá del ámbito diplomático, el ministro destacó la buena marcha de la cooperación bilateral entre España y Marruecos en sectores clave como la seguridad, la lucha contra la inmigración irregular y el comercio. Según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores, el volumen de intercambios comerciales entre ambos países alcanzó los 25.000 millones de euros en 2023, una cifra récord que confirma el dinamismo económico de la relación.
En materia de seguridad, España y Marruecos colaboran estrechamente en la lucha contra el terrorismo y las redes de tráfico de personas. Marruecos es un socio clave en la contención de los flujos migratorios hacia Europa, y su colaboración con España ha permitido reducir la llegada de inmigrantes irregulares a las costas españolas en los últimos meses.
Además, las fuerzas de seguridad de ambos países han llevado a cabo múltiples operaciones conjuntas contra el terrorismo yihadista, desmantelando células radicales que operaban en territorio marroquí y español. Este nivel de cooperación ha sido reconocido tanto a nivel europeo como por organismos internacionales.
A pesar de las garantías ofrecidas por Albares, Marruecos ha evitado pronunciarse públicamente sobre las preocupaciones expresadas en España respecto a su creciente acercamiento con Trump. En Rabat, el Gobierno marroquí mantiene una estrategia de diplomacia discreta y, hasta ahora, no ha ofrecido declaraciones oficiales sobre cómo podría evolucionar su relación con Estados Unidos en este segundo mandato de Trump.
Mientras tanto, el Ejecutivo español confía en que la estrecha colaboración con Marruecos y los acuerdos alcanzados en la RAN sigan siendo la base de una relación estable. Albares ha insistido en que no existen indicios de que la relación entre Rabat y Washington pueda poner en riesgo los intereses de España en Ceuta y Melilla, subrayando que “las relaciones entre España y Marruecos son de confianza mutua y beneficio compartido”.
La postura del Gobierno español es clara: a pesar de la inquietud generada por el acercamiento entre Marruecos y Trump, Albares mantiene que la estabilidad de Ceuta y Melilla no se verá afectada. Con la reapertura de las aduanas, el aumento del comercio bilateral y la cooperación en seguridad, España busca consolidar su relación con Marruecos, sin que los movimientos diplomáticos entre Rabat y Washington alteren este equilibrio. Sin embargo, la falta de una respuesta oficial por parte de Marruecos mantiene la incertidumbre sobre la dirección futura de su política exterior en un escenario internacional en constante cambio.
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