Esta es la historia de una madre que no pudo decirle adiós a su hija. Huérfano, viudo... pero no hay una palabra que describa esta situación. Fátima Ghachaoui vive en la ciudad marroquí de Driouch y es la madre de siete hijos. Seis de ellos están casados y la pequeña. Hakima, renunció a casarse para poder ocuparse de sus padres de avanzada edad.
Sin embargo, contando solo con 34 años, fue hallada muerta en los baños de la plaza de toros de Melilla, a 75 kilómetros lejos de su familia.
Su madre, que no ha sido contactada ni por las autoridades españolas ni marroquíes, pide justicia. Ella asegura que su hija estaba en buenas condiciones de salud y cree que lo que le ha ocurrido es por cómo le ha tratado la familia donde estaba trabajando. También pide ayuda, porque su hija era el único sustento económico que tenían en casa, pues su padre tiene 83 años y la madre es diabética, teniendo que tomar insulina dos veces al día.
Fátima explicó que Hakima trabajaba en Nador y que un día acudió a ella una mujer para pedirle que Hakima fuera a trabajar a la casa de la hija de esta en Melilla. Fátima pensó que sería la mejor opción, pues como iba a vivir con la familia, no tendría que estar yendo y viniendo como en su trabajo anterior.
Así pues, Hakima se fue a trabajar a casa de una familia melillenses hace menos de cinco meses. A las tres semanas, ésta llamó a su madre contando que se encontraba bien y que había estado vomitando. Su madre no entendía qué ocurría, porque había enviado a su hija “con toda la buena fe” a una casa donde iba a tener techo las 24 horas . Al poco tiempo se entera de que su hija estaba viviendo en un lugar “para abandonados”.
Por ello, acusa directamente a la familia que la acogió pidiendo que se haga justicia esclareciendo qué es lo que ocurrió, puen piensa que su hija era maltratada. Espeta que si su hija no trabajaba bien, que se la hubieran devuelto, pero que no la tratasen de esta forma, pues si acabó en la plaza de toros, “por algo sería”. “Si hubiera estado bien, no habría acabado ahí”, expresó y quiere saber el por qué.
“Mi hija nunca tuvo problemas de salud ni nunca tuvo que ir al médico, siempre ha sido una mujer trabajadora y luchadora , hasta que pasó lo que pasó en Melilla , el maltrato psicólogo que tuvo allí le habrá afectado”, manifestó.
Tampoco pudo enterrar a su hija. Se enteró de que su hija había fallecido gracias a otra mujer que estaba en la plaza de toros.
“Mi hija era mi ángel, era mis ojos y mi alma, ella era la que me ayudaba en todo y trabaja para mantenernos a mí y a su padre de 82 años. Mi hija era la más cariñosa y atenta y la única de todos mis siete hijos que de verdad se preocupaba por nosotros dos. Todos los demás tienen sus vidas y están casados y cada uno con lo suyo, menos ella , hasta casarse no quiso hacerlo porque decía: ¿y quién cuida de vosotros si me voy yo?”.
Tres días después de que se llevase su cuerpo al depósito, las autoridades de la ciudad anunciaron que, según el médico forense, Hakima falleció en la plaza de toros por un “infarto cerebral”, por lo que decidieron no realizarle la autopsia.
La joven nació en 1986 y trabajaba como empleada de hogar en un domicilio de Melilla hasta que fue expulsada del mismo 10 días antes de su muerte tras denunciar a los dueños de la casa. Al deambular por las calles sin hogar, una patrulla de la Guardia Civil la recogió y la llevó a la plaza de toros, donde en estas últimas semanas se ha empezado a acoger también a mujeres.
A raíz de este suceso, Marruecos decidió inmediatamente abrir la frontera en Beni Enzar para que 200 personas cruzasen, después de que esta se cerrase el 13 de marzo. Desde entonces, varios centenares de marroquíes se quedaron atrapados en la ciudad sin poder volver a sus casas.
En la plaza de toros, según explicó en consejero de Políticas Sociales, Mohamed Mohamed, al principio se iba a albergar solo hombres; pero que poco a poco fueron apareciendo mujeres. En su mayoría eran empleadas del hogar que eran expulsadas de las casas donde trabajaban.
Sin embargo, cuando Marruecos elaboró la lista de las 200 personas que iban a cruzar en la frontera, solo una mínima parte de estas pertenecían a los albergues que ha improvisado la Ciudad para acogerlos. Muchos afectados denunciaron la elaboración de estas listas y en la plaza de toros siguen habiendo mujeres que piden volver a sus hogares para estar con sus familias.
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