Órdenes imprecisas y de riesgo, falta de medios materiales y humanos e inseguridad laboral y jurídica son las causas por las que varios agentes han pedido el cambio de unidad e incluso de destino.
Maniobras e interceptación de pateras en condiciones de marejada, uniformes no apropiados para la navegación, falta de preparación especializada en actividades subacuáticas de los agentes de refuerzo y personal insuficiente en las embarcaciones. Es la situación que se está viviendo desde hace meses en el Grupo Especializado en Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil en Melilla y que ha provocado peticiones de traslado por parte de agentes de esta unidad. Varios guardias civiles han solicitado el cambio de unidad e incluso de destino, decepcionados y disconformes con las condiciones de trabajo que provocan inseguridad en prácticamente todos los sentidos. Así lo denuncia la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que asegura que los agentes reciben órdenes imprecisas y de riesgo. Además, critica la falta de especialización de parte del personal que trabaja con el GEAS, como los agentes de refuerzo venidos a Melilla, que no cuentan con uniformes apropiados para el trabajo en esta unidad, lo que genera una inseguridad laboral. También denuncia la situación jurídica en la que desarrollan su labor estos guardias civiles.
Tanto es así que agentes que habían venido a Melilla en comisión de servicio han solicitado su regreso a la península y otros guardias civiles destinados en la Comandancia de Melilla han pedido el cambio de unidad, para trabajar, por ejemplo, en los puestos fronterizos, el peor destino de los existentes en Melilla.
La decisión de estos guardias civiles de cambiar de unidad o destino no ha sido repentina. Se viene produciendo a lo largo del tiempo y ha supuesto que quede mermado el GEAS, que ya de por sí cuenta con una plantilla muy ajustada. Es la situación que se vive en este grupo viene desde hace meses. La unidad se ha visto reforzada con la llegada de guardias civiles de la península, dentro del apoyo para afrontar la alta presión migratoria que Melilla ha venido sufriendo en los últimos meses. Se trata de agentes de los GRS o ARS, que además de cumplir su cometido en el perímetro fronterizo, también han sido designados al GEAS. Pero estos agentes no cuentan con una formación especializada para esta labor. Ni siquiera disponen del uniforme apropiado, como el resto de sus compañeros pertenecientes al GEAS de Melilla.
Uniformes no apropiados
Desde la AUGC explicaron a El Faro que los uniformes de los GEAS son “flotantes”, es decir, están elaborados con un material especial para que el guardia civil flote en el agua en cualquier circunstancia. Los GRS o ARS no cuentan con este uniforme especial. Además, las embarcaciones, cuando tienen que salir de maniobras al mar, no están dotadas del personal adecuado ni en especialización ni en número.
La AUGC señala que lo ideal sería que en cada embarcación viajen agentes especializados en actividades subacuáticas. En Melilla no es el caso. En una lancha suelen viajar tres personas y sólo una de ellas es especialista del GEAS. Este guardia civil se encarga del pilotaje de la embarcación, pero ésta quedaría a la deriva si tiene que auxiliar o ayudar a los otros dos compañeros.
Pero, además, el mismo número de personas, tres, son las que siempre viajan a bordo de la embarcación del GEAS, aunque tengan que salir a interceptar una patera con numerosos inmigrantes a bordo.
‘Misiones’ de riesgo para el GEAS con la mar picada
Generalmente, en las pateras viajan más de una docena de inmigrantes, con actitudes “desafiantes y amenazantes”. Y a ello tienen que hacer frente sólo tres guardias civiles del GEAS.
Estas ‘misiones’ se tornan más peligrosas si el mar no está en calma. En verano está “tranquilo”, pero en otoño e invierno es habitual que los guardias civiles del GEAS reciban la orden de salir a alta mar con marejada ya sea para hacer alguna maniobra o ronda o para esperar la llegada de una patera que finalmente puede o no llegar.
“Les ordenan salir porque han recibido el aviso de una patera y tienen que esperar quizá varias horas en alta mar con marejada a ver si llega. A veces las autoridades marroquíes se hacen cargo de los inmigrantes, pero si es el GEAS el que intercepta la patera, tienen que esperar allí en alta mar con los inmigrantes hasta que se realiza la gestión con las autoridades marroquíes. Pueden pasar siete horas perfectamente”, explican a El Faro desde la AUGC. “Tres guardias civiles tienen que estar con la patera llena de inmigrantes en el mar en malas condiciones. Si un inmigrante en ese momento cae al agua y le pasa algo, la responsabilidad va a caer directamente sobre el guardia civil. Es una situación de inseguridad para los guardias civiles y para los inmigrantes”, lamenta la AUGC.
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