“Los CETI (Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes) no son lugares adecuados para la infancia”. Así lo afirma Unicef en uno de sus últimos informes, al que ha tenido acceso El Faro.
La organización apunta que los niños y familias refugiadas y migrantes que permanecen en estas instalaciones necesitan que sus condiciones de vida mejoren. Se refiere a asuntos de higiene, sanitarios o de servicios para personas con discapacidad. Deja claro que deben de garantizarse, especialmente, las medidas de protección a los menores. El estudio advierte de que existe una diferencia evidente entre las condiciones y servicios de atención de los CETI y las que se dan en los centros donde se ubican los refugiados en la península.
Unicef recuerda que el Defensor del Pueblo ya advirtió de que estos centros “no son un recurso adecuado para alojar y atender a los solicitantes de asilo”, porque no se crearon para atender a ese colectivo.
Difícil encontrar trabajo
Otros de los aspectos sobre el que pone el acento Unicef, es la escasez de posibilidades de encontrar trabajo y de que una familia vea salvaguardado su derecho a la vida familiar para los refugiados que viven en el CETI. Resalta, eso sí, que en el caso de Melilla las instalaciones han mejorado en los últimos años, pero asegura que continúa faltando atención especializada.
La escasez de información a los residentes es otro de los problemas que Unicef ve en los CETI, tanto en el de Melilla como en el de Ceuta. Apunta que no se informa suficientemente a los responsables de los menores de edad de cuestiones relevantes para sus hijos, como vacunaciones y citas médicas, adquisición de artículos para bebés, matrículas del colegio o actividades recreativas disponibles para ellos. “A veces, esto provoca que se generen y difundan entre las familias informaciones erróneas y rumores. Hay padres que han llegado a creer que llevar al hospital a su hijo enfermo podría retrasar su salida de este tipo de centros”, señala Unicef.
En el caso del CETI de nuestra ciudad, el informe indica que existe una escasez “evidente” de intérpretes y mediadores sociales. Señala que en muchas ocasiones son los propios residentes, incluidos los niños, los que actúan como traductores. Además, afirma que los menores no tienen un intermediario directo con quien hablar para expresar cuáles son sus deseos y necesidades materiales y de protección.
En cuanto a las familias, la ONG resalta que en los últimos tiempos se ha comenzado a tomar medidas para garantizar que permanezcan juntas. En el caso concreto de Melilla, aplaude la construcción de módulos familiares, una infraestructura que también está ya proyectada en el CETI de Ceuta.
Las dificultades para la escolarización de los niños son otra de las diferencias importantes entre los CETI y el resto de centros y dispositivos del sistema de acogida. Unicef asegura que la escolarización de los niños se gestiona generalmente de un modo inmediato, con independencia del momento del curso escolar en el que lleguen al centro. Añade que el mayor obstáculo en el derecho a la educación se vive en nuestra ciudad. Denuncia que en el CETI hay niños que no están escolarizados durante los meses de estancia y que tampoco reciben una educación extra adaptada a las condiciones de las dependencias. No obstante, destaca que recientemente Save the Children ha creado un espacio infantil dirigido a la atención de niños de 0 a tres años.
Cabe recordar en este punto que hace unas semanas El Faro publicó una información en la que responsables del CETI explicaban que a veces no da tiempo a escolarizar a los menores porque apenas permanecen una semana en las instalaciones.
Por su parte, desde el Defensor del Pueblo han recomendado que se estableciera un programa educativo específico para el CETI de Melilla, algo que Unicef considera que tiene sentido para adaptarse a las circunstancias que se producen en estas instalaciones.
Unicef advierte de que algunas de las instalaciones que acogen a menores y familias no tienen entornos adecuados ni específicos para los niños. Señala que en el caso de los CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) de Melilla y Ceuta y sus alrededores se han dado situaciones conflictivas, de racismo y de violencia entre adultos, que pueden afectar a los niños. Critica, además, que para resolver estas situaciones no existe un reglamento interno, “ni la capacitación y herramientas necesarias para detectar y gestionar” estas realidades.
Unicef critica que en los CETI (Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes) de Melilla y Ceuta no hay pediatras y que en ocasiones es difícil conseguir cita para que un médico generalista atienda al enfermo. Además, apunta que cuando los niños llegan al CETI o a otros centros de menores tampoco se lleva a cabo una evaluación psicológica, ni existen recursos disponibles como terapias grupales. Suelen ser los propios padres los que trasladan a los profesionales del centro las posibles necesidades de apoyo psicológico que detectan en sus hijos. De hecho, indica que son muchos los progenitores que ven en los niños un alto nivel de estés post-traumático. Indica que se han dado casos de niños que se paralizan de miedo cuando un extraño los toca.
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