El partido comenzó con intensidad y con los dos equipos pugnando por la posesión y por hacerse dueños del juego. El campo, en muy buen estado -la temporada pasada se jugó en otro estadio por la nefasta situación del Príncipe Felipe- colaboraba con el buen fútbol. Sin embargo, a los veinte minutos ambos equipos parecieron decir adiós a cualquier intento por agradar al espectador y solo pensaron en no encajar un gol que pudiera hacerles daño. Los centrocampistas, tanto locales como melillenses solo se centraban en destruir y apenas se creaban espacios para la creación.
A pesar de ello, a los cuatro minutos, Guille Roldán había avisado con un disparo demasiado centrado que atajó Vargas con dificultad, y al cuarto de hora un remate lejano de Montes se marchó cerca de la escuadra, respondiendo a una jugada extremeña anterior en la que Gaspar dejó un buen balón a Martins, pero su remate forzado se había marchado fuera.
El encuentro transcurría en la zona ancha y el único que tenía lucidez cerca del área era el punta azulino, de rojo y negro ayer, Migue Montes que, a la media hora, cazó un balón en el área ayudándose con la mano, pero en muy buena situación disparó demasiado centrado no dificultando el trabajo del meta local.
Sin apenas fútbol, al menos había llegadas. A los treinta y cuatro minutos, Mahanan tuvo que salvar un remate cercano de Mejías y, cinco minutos más tarde, el propio central melillense fue el que cabeceó algo desviado un buen centro de David Vázquez. Un minuto después llegó la jugada polémica del partido. Guille Roldán fue a presionar al meta Vargas y, cuando este despejó el balón rebotó en el mediapunta azulino y entró a gol, aunque parece que el asistente del colegiado había señalado fuera de juego, algo que no se entendió. Y del posible 0-1 se pasó al 1-0 en apenas unos segundos. Un córner desde la derecha de Gaspar no lo despejó bien la zaga melillense y le quedaba muerto en el área pequeña a Gonzalo, que solo tuvo que fusilar el tanto que daría los tres puntos a su equipo.
Tras el paso por vestuarios, el Melilla salió decidido a hacerse con el juego y a buscar el empate, mientras que el Cacereño concedía terreno y buscaba en el contragolpe su aliado para sentenciar. Así, en el minuto 55, una contra de Gaspar llegó a Martins e hizo trabajar a Munir despejando su remate a córner. En el 61, respondía Manolo con una falta botada con la zurda que se fue por encima del larguero.
La mejor ocasión de los de Juan Moya llegaría a un cuarto de hora para el final en un mano a mano entre Nacho Aznar y Vargas, del que finalmente salió airoso el meta cacereño ante el enfado del banquillo melillense por la ocasión perdida.
El partido se volvió a partir de entonces aún más parado por las constantes interrupciones del que llevaba la ventaja en el marcador y al Melilla le costaba hilar fútbol para poder llegar a los dominios cacereños. Solo una ocasión, a ocho minutos del final fue lo que pudieron conseguir los visitantes, pero al centro de David Vázquez no llegaron ni Nacho Aznar ni Guille en boca de gol. Con esta derrota, el Melilla mirará el último tercio de la temporada sin objetivos por arriba y sin pasar tampoco apuros por abajo.
Una vez más la falta de acierto en la definición ante la meta adversaria y las acciones a balón parado pasaron factura al equipo que dirige Juan Moya en un partido en el que los azulinos estaban obligados a ganar para engancharse al tren de la Copa del Rey, objetivo prácticamente ya inalcanzable para la entidad que preside Cristóbal Sánchez.
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