Ayer, a la edad de 55 años y después de casi un año luchando contra el cáncer, falleció Salvador Ramírez, quien prácticamente había trabajado en todos los medios locales. Ayer fallecía a la edad de 55 años el periodista Salvador Ramírez, debido a un cáncer que se le detectó hace aproximadamente un año y al que, a pesar de sus esfuerzos y su buen humor, no ha podido vencer.
Se va un melillense tremendamente querido, sobre todo por su forma de ser y encarar la vida. Era amigo de sus amigos y siempre estaba dispuesto a echarse un baile, cantar, tomarse unas copas o simplemente a reírse de todo un poco.
Aunque se graduó en Empresariales en la Universidad de Sevilla, siempre estuvo vinculado al mundo del Periodismo. Trabajó en prácticamente todos los diarios de Melilla, entre ellos El Faro, con crónicas de sociedad, cultura u ocio. Igualmente tocó la radio e incluso llegó a dirigir 'Europa FM' hace ya algunos años. Asimismo supo desenvolverse en la televisión, donde realizó programas de toros, de sociedad, de entrevistas, de Semana Santa o de Ferias.
Dentro del campo del Periodismo, también ocupó cargo oficial, como jefe de prensa de la Delegación del Gobierno, cuando era delegado Manuel Céspedes.
En el haber de Salva cuenta ser director de la Semana de Cine cuando ésta comenzaba a dar sus primeros pasos en Melilla, a finales de los 70, e incluso hizo sus pinitos en la política, cuando fue candidato al Senado con la UCD en las elecciones generales de 1982.
Sin embargo, el público conocía a Salva por su gran afición a los toros. De hecho, como recuerda su compadre y amigo Román Criado, presidente de ‘Los Medios’, “hizo todo tipo de programas sobre esta materia, desde crónicas en prensa, hasta televisión o radio y nadie ha tenido la continuidad en Melilla que tuvo él”.
Criado es uno de los fieles amigos que le acompañó hasta sus últimos instantes y que confesó ayer estar atravesando un “momento difícil”.
“Se me ha ido un amigo insustituible”, comentó. “Su pérdida es difícil de asumir” y se lamentó al asegurar que “somos tan torpes que no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos. Y ese es el caso de Salva”.
Aseguró, como gran aficionado a los toros que es, al igual que lo era Salva, “que en el mundo taurino no va a morir. Ahí está todo lo que hizo por éste en Melilla”.
Entre las muchas anécdotas vividas con él, aunque la situación de ayer no le permitía hilvanar bien las palabras, era cuando le reprochaba haber elegido mal la carrera, “¡Empresariales!, si lo tuyo es el periodismo”.
De hecho, aseguró Criado que “era uno de los grandes y que ni los grandes titulados le hacían sombra. Con el paso del tiempo nos daremos cuenta de lo que ha hecho y de quién era”.
Antonio Gutiérrez, diputado por Melilla y presidente de la plaza de toros de la Ciudad, también tuvo unas palabras de recuerdo para un “auténtico amigo”, a la vez que se lamentó por no poder estar junto a la familia en estos duros momentos, ya que sus tareas como político le obligaban a estar en Madrid.
De Salva dijo que era un “orfebre de la palabra y de la pluma”, que sabía “escribir los tipos melillenses como nadie” y que “hacía hablar a personajes de Melilla de todas las esferas, ideales y condiciones”.
Gutiérrez destacó como una de sus cualidades que en cualquier campo que se moviera, la política, los toros, la cultura, el ocio o las tradiciones, “lo tocaba con un sentido de la plasticidad exquisito”.
Recordó el diputado que como a él le unía la misma pasión por los toros y que el último programa de Los Medios, que hizo en Televisión Melilla, “tuve el honor de ser yo el protagonista, al dedicármelo a mí, como presidente de la plaza”.
Gutiérrez le definió como una persona “muy poliédrica en todos los sentidos, pero muy cristalina” y recordó muchas de la tardes que ambos pasaron junto a una tapa de buen jamón y buen vino hablando de política.
“Tenía el arte raro de provocarme, rememoró, algo que no consigue prácticamente nadie”, aunque también reconoció que estas “rivalidades políticas” que ambos mantenían sólo existían en las cabezas de uno y otro, pero que realmente no existía esa rivalidad, sino solo el afán de conversar y pasar un rato entre amigos.
La Asociación de la Prensa de Melilla también tenía palabras de recuerdo para uno de sus asociados.
Javier Calderón, el presidente de la Asociación, comentó que con la pérdida de Salvador Ramírez “se ha ido un gran profesional, un buen amigo y un gran compañero”. Recordó una característica propia que definía el trabajo del fallecido periodista y por la que era admirado entre todos sus lectores, oyentes y televidentes, “la cercanía que desprendía en todas las cosas que hacía. Sabía llegar al lado social de la noticia”.
Y precisamente esa faceta de lo cultural, de lo social, fue el trabajo que realizó como colaborador en El Faro. Sus crónicas de la vida cotidiana de Melilla, de sus actividades culturales o de sus ciudadanos quedarán siempre en la hemeroteca de esta casa y en el recuerdo de muchos lectores. También entre los trabajadores de este medio; por su predisposición a enfrentar cualquier trabajo que se le demandara, sin poner jamás un pero y siempre con esa alegría y buen humor que en más de una ocasión trasformaba un día no especialmente bueno en algo liviano.
A la familia más allegada y a la otra, a la que supo ganarse con su forma de ser, nuestro más sincero pésame y copiando una despedida de su hija, María José Ramírez, también compañera de profesión: Adiós, maestro.
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