“Además de atacarme a mí, también le cortaron la oreja a un musulmán”

l Cuatro jóvenes atacaron el viernes por la noche a Mariano, el administrador del Cementerio de la Purísima, con una botella rota l El hombre cuenta en El Faro todos los detalles de la agresión.

El pasado viernes, Mariano salió de su casa alrededor de las 21:30 horas para ir al puerto de la ciudad a recoger a su hijo que llegaba de pescar. Como hace casi a diario este melillense, de 58 años y conocido en la ciudad porque trabaja como administrador del cementerio, llegó a la zona del puerto donde están las pequeñas embarcaciones para esperar a su hijo. Una vez allí, Mariano estuvo charlando con algunos de los vendedores que suelen estar en la zona hasta que se marcharon. Luego decidió sentarse en un banco a esperar. Sin embargo, esta situación cotidiana se vio de repente interrumpida por la presencia de cuatro menores, aparentemente extranjeros, que se acercaron, con actitud agresiva, al lugar donde estaba sentado.
“Comenzaron a hablarme de forma muy agresiva, pero no los entendía y les pedí que se fueran”, aseguró el hombre en declaraciones a El Faro. Lo siguiente que recuerda Mariano es sentir un gran golpe y un profundo dolor en el lado derecho de la cara. Cuando logró echarse la mano al pómulo vio que la sangre manaba a borbotones y se arrastró como pudo hasta un quiosco que hay unos metros más arriba para pedir ayuda.
“Cuando llegué al carrillo, el dueño que me conoce se echó las manos a la cabeza. Yo no entendía lo que había pasado”, apuntó Mariano. El hombre señaló que el joven le atacó con una botella rota, sin que en ningún momento hubiera ninguna discusión. Pocos minutos después llegaron a la zona la Guardia Civil, la Policía y una ambulancia y mientras lo estaban curando localizaron a uno de los menores que lo habían agredido.
Mientras era atendido en la calle por la ambulancia, otro hombre, más joven que él y musulmán se acercó hasta el quiosco, también cubierto de sangre. Mariano aseguró que los mismos jóvenes que lo atacaron a él, también cortaron la oreja derecha a este hombre.
Apenas dos días después de lo sucedido Mariano tiene una sensación confusa. Con el miedo aún en el cuerpo, el hombre asegura que ha nacido de nuevo. “Si en lugar de golpearme en el pómulo me hubieran herido en otra parte estaría muerto. A pesar de todo, tengo que dar gracias a Dios”, señaló.
Sin embargo, Mariano no puede dejar de pensar en lo sucedido. “Tengo miedo de volver a encontrarme a los agresores porque sé que pronto estarán en la calle. Y la idea de volver al sitio donde sucedió todo me da pánico”, señaló el hombre.
El administrador del cementerio de la Purísima insistió en que no entiende lo que ocurrió, pero señaló que es peligroso que estos menores no acompañados estén en la calle. “Cada vez hay más y en muchas ocasiones han consumido drogas y están fuera de sus casillas, como pasó el viernes. Si no se busca una solución a esto, pueden ocurrir más desgracias”, apostilló.
Mariano señaló que la convivencia en la ciudad siempre ha sido buena, pero que esto no tiene nada que ver con la diferencia de culturas. “Aquí siempre hemos convivido tranquilos musulmanes, cristianos y judíos. Esto no tiene nada que ver con la diferencia de culturas, sino con el tipo de personas que son”, señaló.
El hombre apuntó que se siente indefenso, porque sabe que al ser menores de edad los jóvenes que lo agredieron pronto estarán de nuevo en la calle y que seguramente volverá a cruzarse con ellos.
“Ni siquiera intentaron robarme. Antes de que hablara ya tenía la botella preparada. Nunca voy a entender lo que sucedió”, aseguró el hombre.
Como si nada hubiera ocurrido, aunque con las señales evidentes de la agresión, Mariano volvió ayer a su trabajo en el cementerio, donde fueron decenas las personas que se acercaron a preocuparse por su estado de salud. El hombre trata de volver a su vida habitual, pero las marcas de su cara y el miedo que aún tiene en el cuerpo, y que seguramente tardará en irse, hacen que sea difícil olvidarse de lo que sucedió el viernes y de la cara de pánico de su hijo cuando al llegar a encontrarse con su padre, lo halló cubierto de sangre.