Estaba acusado de un delito de robo con intimidación y pedían para él una pena de cinco años de prisión.
Un joven marroquí de 19 años, de iniciales Y.A. y con residencia en Melilla ha sido absuelto de un delito de robo con intimidación por el que se enfrentaba a cinco años de prisión. El denunciante era un menor con el que ocasionalmente jugaba al fútbol. Éste le acusó de robarle el móvil y algo de dinero que llevaba encima a punta de navaja. Pero el juez considera que existen múltiples incongruencias en los testimonios de los implicados que ofrecen una duda razonable (in dubio pro reo) que impiden dictar una sentencia condenatoria.
Lo que ha quedado probado, según la sentencia a la que ha tenido acceso El Faro, es que el acusado tenía en su posesión el teléfono móvil del denunciante, menor de edad, el pasado 11 de noviembre. El acusado entregó a la Policía el terminal telefónico en el momento de su detención, tras la denuncia presentada por el padre del menor. Además, mientras estaban en la Jefatura interponiendo la denuncia, otro amigo en común llamó a la madre de la víctima para comunicarle que podía ir al domicilio del acusado a recoger el teléfono móvil.
Versiones contradictorias
Durante el juicio, el acusado explicó que el denunciante y víctima del supuesto robo le dejó su teléfono móvil en casa para cargar la batería y recogerlo después de salir del instituto, en torno a las 14:30 horas.
Según la versión de la víctima, a esa hora el acusado le estaba esperando en las inmediaciones del centro educativo, mientras que el procesado aseguró que estaba en casa de su novia.
La víctima aseguró que el acusado le amenazó con una navaja que llevaba escondida e intentó robarle las zapatillas deportivas que calzaba y el teléfono móvil. Además, explicó que el acusado le pidió 50 euros para recuperar el móvil. También indicó al juez que desde hace varios meses, el joven procesado le intimida y dijo sentir miedo hacia él.
Sin embargo, el juez ve múltiples incongruencias en el relato de los hechos no solamente entre el acusado y la víctima sino también por parte de los testigos, los padres del menor y la madre del acusado. En opinión del juez, llama la atención que el supuesto robo se produjera a la salida del instituto y ninguno de los compañeros del menor viera el intento de agresión, dado que en esos momentos hay una gran afluencia de personas en las inmediaciones del centro educativo. En la sentencia queda reflejado que los testimonios expuestos en el juicio no son suficientes para condenar al acusado y, en consecuencia, el juez absuelve al acusado y ordena su salida de prisión, donde estaba de forma provisional desde el día de la detención.
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