Las autoridades marroquíes exigirán a los melillenses sellar el pasaporte para salir a Marruecos, como se ha hecho, al menos desde 1998 en Ceuta. Allí para salir al país vecino no basta con tener DNI con una dirección de la ciudad autónoma. Esa es una ventaja que los melillenses perdemos ahora y que seguramente colapsará las oficinas de expedición de documentación en la Jefatura Superior de la Policía Nacional de nuestra ciudad. Por lo demás, no creo que tenga mayores consecuencias porque si sellar el pasaporte ha funcionado durante años en Ceuta, funcionará también en Melilla.
Lo que está claro es que la exigencia del pasaporte dejará colas en la ciudad. Sin ir más lejos, ayer estaba colapsada la web para pedir cita previa para sacarse el pasaporte. De la misma manera, ha sido necesario ampliar el horario de vacunación contra el coronavirus a todos aquellos que aplazaron el pinchazo por desconfianza, dejadez o miedo; porque creyeron que el covid es una conspiración para meternos un chip bajo la piel o sencillamente porque de tanto ver películas de Marvel, se pusieron la capa del doctor Strange y creyeron que con eso les bastaba para hacer frente al virus.
Ahora, la necesidad les obliga a inmunizarse y ese es el primer efecto positivo de la reapertura de la frontera. Habrá más melillenses inmunizados por lo que cada vez el virus será más atenuado.
Me llama la atención que durante meses hemos estado criticando que a las autoridades españolas se les pegó el arroz a la hora de sacar adelante las obras de adaptación de los pasos fronterizos a los tiempos modernos. Según dijo ayer la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, las licitaciones que faltan saldrán próximamente. O sea, no estamos hablando de obras que se ejecutarán mañana sino que están inmersas en el trámite burocrático.
Pero lo mismo le ha pasado a muchos melillenses que tienen su familia del otro lado de la frontera y que han dejado para el último día la vacunación, el certificado covid y el pasaporte. Los pilló el toro.
Frente a quienes lo han dejado todo para el final, están quienes ayer por la tarde ya tenían los coches listos para cruzar la frontera y ser los primeros en renovar la tarjeta verde. Había muchas ganas de volver a atravesar la 'tierra de nadie' y de reencontrarse con familiares y amigos tras dos años y dos meses de encierro en Melilla.
Eso es lo que único que se podrá hacer, de momento, porque Marruecos ha dicho que no dejará entrar por la frontera ni un Danone y aunque la delegada del Gobierno de Melilla no ha metido el dedo en la llaga, la de Ceuta sí ha dicho que no se permitirá entrar ni una bolsa de tomates. Sabrina Moh se limitó a explicar que los controles serán similares a los que se hacen en puertos y aeropuertos. O sea, si usted no se lleva un atún rojo a Berlín, no se lo puede traer a Melilla.
Como dice el presidente de los hosteleros locales, Chakib Mohamed, esta apertura descafeinada de la frontera nos deja como estábamos. De momento el flujo de dinero va en dirección a Marruecos. La gente de Melilla saldrá y se gastará los euros en Nador, pero a nuestra ciudad no entrarán ni turistas ni mercancías, al menos hasta el 14 de junio, día previo al inicio de la Operación Paso del Estrecho, una de las fechas que se barajan para permitir el tráfico de mercancías. No obstante, esta información hay que cogerla con pinzas, porque luego matan al mensajero y todos sabemos que esto se cocina en Madrid y los políticos de aquí son los últimos que se enteran.
Prueba de ello es que con la fecha de la reapertura del paso fronterizo de Beni Enzar se manejaban los días finales del Ramadán, pero el chicle se estiró otros 15 días al parecer por las desavenencias que hoy persisten entre los dos gobiernos. España quería abrir a la vez las aduanas comerciales de Melilla y Ceuta y el tránsito de pasajeros, pero Marruecos no quiere reconocer tácitamente que esto es Europa y está poniendo pegas al trasiego controlado de mercancías.
De momento, en lo que están de acuerdo ambos gobiernos es en que se acabó el contrabando, se acabó el comercio atípico y se acabaron las porteadoras. Esas imágenes de la vergüenza son cosa del pasado y hay que asumir que hemos superado algo que había que superar.
La apertura de la frontera de este 17 de mayo es más emocional que efectivo. No sólo se limita el tráfico de mercancías, también la entrada de solicitantes de asilo. Si sólo pueden entrar miembros de la Unión Europea, no hay forma de pedir protección internacional en la oficina de Beni Enzar. La delegada del Gobierno de Melilla sugiere utilizar la vía de los consulados, como si no supiéramos que siendo negro no puedes ni caminar por la acera colindante a la oficina diplomática española en Nador. Eso significa que hoy por hoy la única forma de pedir asilo en la ciudad es saltando la valla.
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