–¿Su ponencia de hoy se titula 'La fidelidad a los valores en tiempos difíciles'. ¿Cuáles son esos valores y por qué cree que estos tiempos son difíciles?
–Pienso que nos ha tocado vivir en tiempos difíciles por la cantidad de retos que nos toca afrontar a nivel global: conflictos armados, cambio climático, pobreza, enfermedades y muchas formas de injusticia que hoy nos llegan a través de los medios en directo.
A nivel local, y dirigiéndome a la comunidad musulmana, nos enfrentamos a dos retos fundamentales: por un lado, el auge del extremismo violento que tergiversa el mensaje del islam y la islamofobia por otro, dos manifestaciones del odio y el rechazo a la diversidad.
En tiempos difíciles como éstos, pido a los musulmanes que se aferren a sus valores, a las enseñanzas del Corán y de nuestro amado profeta Mohammed que también tuvo que afrontar tiempos difíciles. Que ninguna provocación o ataque, sea como sea, nos lleve a ceder en nuestros valores.
La conferencia de esta tarde consistirá en una lectura desde el Corán de cómo afrontar tiempos difíciles como los que vivimos. Cito una serie de valores islámicos que tenemos que visibilizar y predicar hoy más que nunca: la misericordia, la justicia, la paz, la moderación, el optimismo...
–Mañana y el lunes impartirá el curso 'La juventud y su implicación en la sociedad'. ¿Qué valoración hace de la juventud musulmana en la sociedad española? ¿Y en la melillense?
–Pienso que tenemos un gran potencial en esa juventud y si acertamos hoy en su orientación y educación, es una inversión que repercutirá en riqueza y bienestar para nuestra sociedad.
Concretamente en Melilla, he conocido jóvenes musulmanes muy valiosos y con una capacidad intelectual enorme, con una gran inquietud y muchas ganas de hacer algo para el bien común. Sólo necesitan orientación y medios. Necesitan referentes que les indiquen el buen camino y les protejan de las corrientes extremistas.
–¿Tiene alguna vinculación con Melilla? ¿Ha vivido aquí?
–Es una vinculación que empezó con la participación como traductor y ponente en los congresos de la Comisión Islámico de Melilla y se convirtió en una relación emocional especial con esta maravillosa ciudad y con su gente.
Desde hace un año, esta relación se ha fortalecido aún más, me casé con una mujer de Melilla y ahora me une a esta ciudad un vínculo familiar también.
Me gusta Melilla porque es una sociedad multicultural por excelencia. Aquí la diversidad cultural se ve, se oye y se respira durante las 24 horas del día.
–Al finalizar el Ramadán de 2014, usted dirigió la oración en Melilla. Lo hizo, por primera vez, en castellano en lugar de árabe. Su gesto fue muy apreciado en Melilla. ¿Y en Marruecos? ¿Recibió críticas?
–Sí, recibí muchas muestras de gratitud y aprecio por ese gesto. Y por lo contrario, no me llegaron críticas de ningún lado, la verdad sea dicha.
–En ese sermón usted apareció ataviado con un pañuelo palestino. ¿Cree que es positivo tratar asuntos políticos en actos religiosos?
–Pienso que la religión y la política comparten muchos objetivos: la defensa de las causas justas es uno de ellos. Tanto el discurso político como el religioso deben promocionar valores de convivencia y paz y deben orientar a la ciudadanía a construir una sociedad sobre los pilares de la igualdad, el respeto, el amor y la solidaridad.
Llevar un pañuelo palestino en ese sermón no tenía ningún objetivo político, fue una muestra de solidaridad con el pueblo palestino que sufre una injusta ocupación israelí desde hace 60 años y concretamente en esos días, Gaza estaba siendo bombardeada día y noche, y la mayoría de las víctimas eran niños y mujeres. Cualquier gesto de solidaridad era poco...
Pienso que la defensa de una causa así, y de todas las causas justas, tiene que estar incluida en todos los discursos, incluido el religioso. Esto es un gesto de humanidad y no una postura política.
–Tras los atentados de París, la sociedad europea ha dado numerosas muestras de solidaridad con los franceses. Sin embargo, los europeos no lo hacen cuando en Siria mueren cada día decenas o incluso cientos de personas. ¿Qué opinión le merece este doble rasero?
–Pienso que todas las almas humanas valen lo mismo y tienen la misma dignidad. Es igual de condenable una muerte en París que otra en Siria o Nigeria o Estados Unidos. En el Islam, la vida humana es “el templo más sagrado” que existe, si cabe la expresión.
Nuestro profeta Mohammed dijo: “La destrucción de la Kaaba (el templo más importante para los musulmanes) vale menos que la muerte de un alma inocente” y por si quedara alguna duda, lo dijo también en otras palabras aún más claras: “La destrucción de toda esta vida vale menos que la muerte de un alma inocente”.
Esto lo tenemos muy claro los pueblos y hemos gritado en muchas ocasiones juntos: No a la guerra, No al terrorismo, No a la corrupción... etc. Cuando muere gente en cualquier parte, enseguida nos solidarizamos con las víctimas sin mirar a su cultura o religión o nacionalidad, y aunque el opresor sea nuestro hermano de sangre.
Parece que los gobiernos, de Occidente y de Oriente, no lo tienen tan claro y se dejan llevar por sus intereses políticos y económicos.
–¿Participó en el congreso que la Comisión Islámica de Melilla celebró recientemente en Benalmádena? ¿Cómo lo valora?
–Sí, participé en el último congreso de la Comisión Islámica de Melilla y en todos los congresos anteriores. Mi valoración de estos congresos es muy positiva: son espacios de encuentro, de debate y de intercambio entre la gente, y también de diversión para las familias.
–Usted es ingeniero técnico en telecomunicaciones y sistemas microinformáticos. ¿Tiene tiempo para compaginar su trabajo con la actividad como imán y presidente del Centro Cultural Islámico de Valencia?
–Soy ingeniero de formación, y también tengo estudios de Sociología y Teología Islámica. Profesionalmente me dedico al comercio internacional. Y de forma voluntaria, soy presidente del Centro Islámico de Valencia e imám en varias mezquitas de la comunidad valenciana, y estoy implicado en varias entidades de la sociedad civil y espacios de diálogo interreligioso. Hay tiempo para todo en esta vida: los estudios, la familia, el trabajo y el compromiso con la sociedad. Lo importante es dar con la fórmula del equilibrio. Y como dijo nuestro profeta Mohammed: “Tu cuerpo tiene sus derechos, tu familia tiene sus derechos, tu señor tiene sus derechos... dále a cada uno lo que le corresponde de tu tiempo”.
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