Entrevista a Moha Gerehou, presidente de SOS Racismo Madrid. “Ser de origen gambiano ayuda a legitimar el mensaje” de la organización, apunta este activista y periodista de 23 años l Considera que “se ha agravado” el racismo.
Con orígenes de Gambia y con sólo 23 años, el activista y periodista Moha Gerehou se ha convertido en el nuevo presidente de SOS Racismo en Madrid. Si se le pregunta por cosas que cambiar en cuanto a respetos de los Derechos Humanos, habla, entre otras cosas, de la política migratoria de España y de las ‘devoluciones en caliente’. Cree que el hecho de que personas de cierta nacionalidades no logren pedir asilo en la oficina de la frontera de Beni Enzar es un caso de racismo.
–Desde SOS Racismo hacen mucho hincapié en las “vulneraciones de derechos humanos” en la valla de Melilla, ¿a qué prácticas se refieren?
–Pensamos que las ‘devoluciones en caliente’ son el punto más importante. Estamos viendo una vulneración de la Ley brutal, porque no se valora la situación de cada persona y no se comprueba si puede ser solicitante de asilo y las circunstancias por las que está en la valla. No se puede traspasar a una persona a Marruecos para que sufra unas condiciones que pueden pasar por palizas, agresiones, etc.
Además, lo que queremos es que cambie la política exterior de España, que no se base en la exclusión, sino en la inclusión.
–Como indica el nombre de su organización, luchan contra el racismo. Organizaciones como la suya denuncian que personas de ciertas nacionalidades no logran llegar a la oficina de asilo en la frontera de Melilla, ¿es éste un caso de racismo?
–Evidentemente. Dentro de la discriminación que ya se hace, hay otra. Estamos viendo que ciertas nacionalidades tienen preferencia, como podemos decir de los sirios. Cuando una persona siria llega, por norma general, se le atiende y se mira su caso. Pero cuando llega una persona negra no se le da la opción. Es una discriminación dentro de la discriminación que supone el tema de la frontera. Lo que queremos es que se valoren todos los casos. Las personas que vienen del África Subsahariana también pueden proceder de países en guerra o puede ser solicitantes de asilo.
–¿Cuánto ha aportado la oficina de asilo en la frontera al asunto de la inmigración?
–Está claro que no se está haciendo el trabajo. No lo digo yo, no lo dice SOS Racismo. Los hechos son bastante claros. La gente sigue saltando la valla, sigue jugándose la vida y no debería ser así. Deberían poner oficinas antes de llegar a la valla, en los países de origen incluso, para que se puedan mandar los papeles del asilo desde el país de origen para poder venir de una forma segura y no tener que jugarte la vida, llegar hasta la valla, que te devuelvan cuatro veces, tener el cuerpo lleno de heridas y que al final no puedas entrar.
–Ayer mismo (el martes) veíamos el caso de un inmigrante que pasó más de 15 horas en la valla de Ceuta, encaramado, solicitando poder pedir asilo.
–Mi opinión personal es que mientras esta persona estaba en la valla llamando la atención de los medios de comunicación, se hace presión popular. Pero cuando no hay cámaras se producen las ‘devoluciones en caliente’. Nos parece una excepción, que está bien, pero no es la regla. No tendría que hacer falta que una persona suba a la valla para que se analice su situación.
–La semana pasada, la Agencia para los Derechos Fundamentales de la UE (FRA) decía que las devoluciones de personas están prohibidas, ¿por qué entonces se llevan a cabo?
–Mantener la ‘devolución en caliente’ es una falta de voluntad política, porque multitud de organismos, como el CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) ha calificado la práctica de ilegal, pero el Gobierno las sigue aplicando. El acuerdo de la UE con Turquía es de traca, porque se está externalizando la gestión de la frontera. Es un acuerdo en el que Turquía pasa a ser un ‘segurata’ para entrar a Europa.
–Una de las condiciones para devolver a personas a un país es que haya garantías de que éstas van a estar en un lugar seguro. ¿Cumple Marruecos este requisito?
–Evidentemente no. Se han documentado multitud de malas actuaciones por parte de la Policía marroquí, que pega y hace de todo a las personas que intentan llegar a la valla. Es de sobra conocido que Marruecos no cumple los Derechos Humanos. ¿Cómo vamos a confiar en que Marruecos cumpla? A nosotros lo que nos gustaría es que Marruecos colaborara con España y viceversa en una política de más apertura y que valorara cada caso, no como ahora, que Marruecos es como el matón de España.
Se dice que lo que hizo España con Marruecos fue un experimento para lo que luego ha pasado con Turquía. Blindar las fronteras para que los abusos no se cometan en nombre de España o Europa, sino que se hagan en nombre de Marruecos y de Turquía.
–¿Hacia donde cree SOS Racismo que va la política migratoria española y europea? ¿Puede seguir en esta línea que SOS Racismo no comparte?
–La perspectiva es bastante negativa. Ayer mismo (el martes) veíamos que Bruselas quería dejar de dar ayudas a los países de los que salen más personas migrantes. Nos parece lo más retorcido que existe. Lo que se genera así es más pobreza y que habrá más personas intentando entrar en Europa. También creemos que si hay una presión social y cambia la clase política sí que se puede dar la vuelta a la situación.
–¿Les convence la propuesta del PSOE de derogar las ‘devoluciones en caliente’?
–Gustarnos nos gusta, pero no terminamos de creerla. En campaña se dicen muchas cosas y no se cumplen, ya no sólo en el ámbito de la discriminación o la inmigración. Hasta el momento, por mucha voluntad que haya, hasta que no veamos que esto pasa no lo creeremos. Y esto no sólo del PSOE, de todos los partidos políticos.
–¿Cree que la aceptación de la población española hacia las personas migrantes ha variado en los últimos años?
–Hay muchos estudios sobre el tema de los refugiados que dicen ha ido a peor. También por los bulos de que puede haber terroristas infiltrados. Con los inmigrantes que vivían aquí en España, el debate es si se gasta mucho en Sanidad, si se aprovechan de los servicios públicos… En el tema de la valla de Melilla, que se habla de ‘invasiones’… Son bulos que intentamos combatir en la medida en la que podemos, pero ahora creo que la situación está agravada.
–He visto que SOS Racismo está a favor de cerrar los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) que hay en la península. ¿Cuál es su postura sobre los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI)?
–A nosotros nos gustaría que se cerraran. En ambos casos, el fin último es el cierre, pero mientras tanto, queremos que por lo menos se mejoren las condiciones de la gente que está allí. En el caso de la frontera sur no puede ser que estos centros estén al doble de la capacidad, en condiciones insalubres… En Canarias vimos hace unos meses unas imágenes de cómo unos inmigrantes habían llegado y les habían dejado en el suelo. Hay que garantizar unos servicios mínimos, tratar a las personas como personas.
–¿Cómo se llega a ser presidente de SOS Racismo en Madrid con dos factores, como su juventud y su procedencia gambiana, que pueden llegar a ser un handicap en otras facetas?
–Por un lado, ser de origen gambiano ayuda a legitimar el discurso. Por ejemplo, en una asociación de violencia machista si los integrantes fueran todo hombres, por muy comprometidos que estén, pero al final el discurso no cala tanto. Aquí es igual. Creo que es positivo que las personas de origen extranjero tengan esa visibilidad para crear más conciencia y empatía. Lo de la edad es un dato más.
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