Los políticos de Melilla, además de trabajar poco, no respetan a los periodistas. Las ruedas de prensa y actos nocturnos y los comunicados a deshora son sólo la punta del iceberg. No piensan en nosotros porque creen que no nos necesitan, pero en cuanto publicas algo que no les gusta hay incluso algún pichafloja que pregunta si se puede prescindir de éste o de aquel.
Los gabinetes de prensa de las administraciones públicas se han convertido en un agujero negro en el que cabe todo. Y por eso, cuando un político manda un comunicado a las diez de la noche, nadie tiene las santas narices de decirle: “Eso no se hace”.
Voy a explicarlo en letra de molde. Los periodistas somos seres humanos con familia y obligaciones como el resto de las personas. Eso significa que si un hijo de puta manda una nota de prensa a las diez de la noche, nosotros no sólo no podemos estar a esa hora en casa, cenando con los nuestros, sino que tenemos que, en muchos casos, deshacer lo hecho y buscarle espacio a lo enviado.
No lo hacemos creyendo en que al otro día habrá cola en los quioscos para comprar el periódico. Lo hacemos porque pensamos en los lectores y en su derecho a saber qué está ocurriendo; qué piensa éste o aquel.
No entiendo ni puedo entender que un político que trabaje de nueve de la mañana a tres de la tarde envíe una nota de prensa a las nueve de la noche aclarando una pregunta que le han hecho a primera hora del día. Eso no es sólo síntoma de poca profesionalidad, sino de una insensibilidad sin límites. La mediocridad, como sabemos, es infinita y en Melilla se nota.
Los políticos desconocen que a las ocho de la noche los periódicos tienen repartido qué va en este sitio o en éste otro. Eso significa que si alguien envía una nota de prensa ‘importante’ después de esa hora hay que abrirle hueco modificando la planificación de cada página. Si no es algo que obligue a parar las máquinas, lo normal es que lo que entra de noche vaya más pequeño. Los que llevan tiempo chupando de las arcas públicas deberían saberlo.
Así, todo lo que llega al e-mail de una redacción a deshora se coloca en huecos. Algo que pudo llevarse una página completa de haber llegado a las cinco de la tarde, se queda en un rincón. Pero si es realmente importante, entra en una página en la que a esa hora ya había montada otra cosa.
Así que el trabajo del periodista se tira a la basura. Hay que reducir lo hecho y darle espacio a una nota de prensa que perfectamente pudo entrar a mediodía, pero no lo hizo porque el político de turno a esa hora se estaba tocando los güevos en familia.
No es la primera vez que los periodistas nos quejamos de la falta de sensibilidad de nuestros políticos, pero les entra por un oído y les sale por el otro. Así que la solución debería ser convertir en noticia al político que no respete el trabajo de la prensa. Y que conste que hay muchas formas de hacerlo. Por ejemplo, cuando uno hace una pregunta a un gabinete o a una consejería y mandan una repuesta colectiva para todos.
Eso no es sólo una forma de despreciar el trabajo del que ha preguntado. Eso es un golpe tan bajo, que debería darle vergüenza al que lo da.
Esto lo hacen en Melilla todos, pero hay dos o tres que sobresalen por su ineficacia. Sobre todo, gente recién llegada a la política, que todos sabemos que están de paso, pero mientras duran, duelen.
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