La campaña electoral no sólo ha despegado ya sus motores, se han incendiado antes de empezar a andar. Todos los partidos políticos deberían reflexionar ante ello, hacer una introspección y buscar una salida a un enfrentamiento extremo que corre el riesgo de poner en un brete la convivencia entre melillenses de distintas comunidades, justamente nuestro principal capital ante el resto del mundo y nuestro principal aval para hacer aún más grande nuestra historia y nuestra riqueza patrimonial.
Es más fácil pedir una reflexión que lograr que se lleve a cabo, pero es preciso moderar los discursos, el recurso continuo a las acusaciones extremadamente graves, con una tremenda carga personal. Los melillenses queremos ideas y propuestas, críticas abiertas a lo que se ha hecho o se ha dejado de hacer durante el mandato electoral que ya acaba, y contrapropuestas frente a ello. Todo lo demás debería sobrar en una campaña electoral.